Del 14 al 20 de junio se diagnosticaron en la ciudad de Cuenca ocho casos de coronavirus, poco más de uno al día. Es el mínimo semanal de la primavera y la segunda cifra más baja en lo que va de año. Solamente en la primera semana de marzo, tras la acelerada bajada tras el pico de la tercera ola, se registraron menos infecciones nuevas, exactamente tres.
Por séptimo informe consecutivo (casi dos meses completos) los nuevos contagios en la capital están por debajo de los treinta a la semana, una situación inédita en este 2020, ya que nunca se habían mantenido durante tanto tiempo por debajo de esa barrera simbólica.
Con esas cifras, la incidencia relativa a siete días se sitúa en 14,6 infecciones por cada 100.000 habitantes, en numerosos propios de «alerta 1 o riesgo bajo» según los canones que usan las autoridades sanitarias españolas para calibrar el estado epidemiológico de un territorio. Por debajo de 10 la urbe conquense pasaría a un escenario de «riesgo bajo» o nueva normalidad.
A catorce días la tasa es de 36,6 casos/100.000 habitante, números que estabulan también a la ciudad de Cuenca en el riesgo baja. La salida de cualquier tipo de alerta implicaría bajar la cota de los 25.