El Consorcio ha concluido con una inversión cercana a los 1,5 millones de euros la rehabilitación de la Casa del Corregidor, uno de los edificios más emblemáticos de la capital conquense. Tan conocido, con el color azul de su fachada en plena subida a la Plaza Mayor por la calle Alfonso VIII, y tan ignorado, dado que su acceso ha estado vedado al público.
Una vez finalizada la restauración cuesta hacerse una idea de la magnitud del inmueble. Cientos y cientos de metros cuadrados distribuidos a la ‘manera conquense’ de construir en los siglos precedentes: pasillos, vericuetos, subidas, bajadas…Tres plantas desde el acceso principal por Alfonso VIII que se convierten en siete por la trasera de la calle Matadero. Todo un reto para conseguir dotar de contenido y mantenerlo en el tiempo. Este es el objetivo marcado por la actual corporación municipal que ya ha avanzado su voluntad de habilitar en la Casa del Corregidor la sede del Consorcio, tras quince años en el edificio de la UNED, un museo carcelario, Archivo Municipal, espacios para la implantación de empresas, una zona de coworking, un Museo Carcelario, dependencias sociales y culturales y un espacio divulgativo para dar a conocer los métodos de construcción en la ciudad de Cuenca. Pese a ello quedan cientos de metros cuadrados pendientes de destino.
Miguel Ángel Valero, concejal de Cultura, Patrimonio Histórico y Turismo, destaca que «por fin se ha concluido una obra de más de once años. En realidad arrancaría a mediados de 1995, con los primeros proyecto de intervención, pero felizmente se ha concluido. Con ello recuperamos un espacio emblemático de la ciudad. La Casa del Corregidor mira a dos calles, Alfonso VIII y Matadero. Es un inmueble que supone un ejemplo significativo de cómo se construía en la ciudad de Cuenca. A lo largo de la historia hemos ido ocupando espacios cercanos o próximos a la muralla y después se han ido incrementando. Este es un edificio construido desde arriba hacia abajo. Desde Alfonso VIII tenemos tres plantas mientras que en la calle Matadero tenemos siete plantas». Las primeras fechas del edificio corresponden al siglo XVI y a partir el siglo XVIII se va reocupando y edificando. » Hay una foto significativa en la que se ve una mula en el tercer piso. Fue muy llamativa porque no se entendía cómo había llegado allí pero es que era la planta baja del lado opuesto».
Valero ha puesto de relieve la versatilidad del inmueble, adaptándose a ls necesid ades con el paso del tiempo. «Ha sido de todo a lo largo de la historia. Ha sido casa solariega del corregidor pero también ha sido cárcel, en las plantas inferiores ha tenido espacios asociados al matadero…ha tenido una vida verdaderamente funcional. Y ahora queremos recuperarla como un espacio funcional. Queremos vincular diversos espacios, y algunos ya lo están siendo de manera efectiva como ocurre con el Consorcio Ciudad de Cuenca, a la implantación de empresas de nuevas tecnologías así como al Archivo Histórico de la Ciudad y también queremos reservas salas como zonas sociales y culturales. Es decir, salas de exposiciones, conferencias, coworking…queremos dar vida al inmueble y que aporte vida al barrio. También vamos a recuperar algunas salas como Museo Carcelario que están orientadas a ello porque son celdas con grilletes. Y en otras queremos recuperar la memoria histórico-constructiva de la ciudad. Queremos enseñar a los visitantes y los conquenses cómo se ha construido en Cuenca a lo largo de mil años de historia».
Los trabajos efectuados por el Consorcio nos se han limitado a rehabilitar y consolidar sino que, en algunos casos, también han conseguido sacar a la luz hallazgos y descubrimientos de importancia histórica. «En algunas celdas están los mensajes de quien estuvo encerrado, con la fecha e incluso sus sentimientos…y en algunas dependencias que estaban selladas hemos encontrado parte del archivo hay legajos y legajos que han sido recuperados y pasan a formar parte del patrimonio de la ciudad», señala Valero..