Coral Olmo, es la responsable de Enfermería del Centro de Salud Cuenca III. En esta entrevista repasa momentos vividos y aprendidos en el duro año 2020 y destaca el papel de la Atención Primaria en la pandemia de COVID-19, entre otros asuntos.
Desde su perspectiva de enfermera en Atención Primaria, ¿cómo ha sido la gestión en un año tan complicado como 2020, con la llegada de la pandemia de COVID-19? ¿Cómo fueron los primeros momentos de la llegada del virus? ¿Se colapsó su centro de salud?
Al principio se cerró todo pero nosotros seguimos atendiendo a la gente, no se ha dejado de atender en ningún momento. Se vivió con miedo, al principio tampoco teníamos material de protección y luego ya sí, sin problema, nuestra Gerencia es una maravilla. Pero al principio había miedo y desconocimiento, cualquier paciente era potencialmente infeccioso.
Ha sido un cambio constante de forma de trabajar, porque al principio tuvimos que hacer un triaje para intentar que la gente no acudiera masivamente aquí para evitar los contagios. Ha sido una adaptación desde marzo hasta ahora, a veces incluso diaria.
Hubo algunos ciudadanos que no llegaron a entender el triaje y lo criticaron.
Priorizamos la atención telefónica pero sobre todo para que la gente no se contagie. Hay que evitar que la gente acceda a los servicios sanitarios si no es necesario para evitar contagios. La mayoría de las patologías de la población suelen ser banales o simplemente renovar recetas. También diferentes controles como glucemia o tensión a pacientes crónicos, que primero se pararon y a partir de junio se retomaron de forma normal.
¿Cómo es ser enfermero por la vía telefónica, sin contacto directo con los pacientes?
En enfermería hemos introducido la atención telefónica pero en menor medida, porque nosotros tenemos que hacer curas, tomar tensiones y hacer pruebas. Seguimos haciendo una atención física mayoritaria, pero hay algunas cosas como el seguimiento de la tensión que hay veces que se puede hacer por teléfono. Pero en general la atención ha continuado de forma física, lo único es que si antes hacíamos un control cada mes ahora los estamos haciendo cada dos meses. Seguimos haciendo inyectables, curas y atención a domicilio, no hemos dejado de hacerlo en ningún momento.
«Este año se ha vacunado de la gripe muchísima gente »
¿Se ha visto incrementada la actividad?.
Hay que tener en cuenta que la atención a domicilio ha aumentado, porque los pacientes con el confinamiento empeoraron. Todo este tiempo también hemos estado haciendo el estudio nacional de seroprevalencia, que hasta ahora llevamos ya cuatro oleadas.
En octubre hemos empezado con la vacunación de la gripe, que este año ha sido monumental. Porque se ha vacunado muchísima gente. Nosotros antes teníamos un 65% de cobertura aproximadamente, y este año en Cuenca capital se ha alcanzado casi el 86%. Se han vacunado los mayores de 65 años, los grupos de riesgo y luego aparte la población general, con lo cual nuestro trabajo ha aumentado un montón.
Las extracciones de sangre también han aumentado, porque ahora hay mucha gente mayor que como no pueden venir a los controles lo que hemos hecho es hacerles más controles sanguíneos.
Desde octubre también estamos haciendo PCR en Primaria, test de antígenos y test rápidos de anticuerpos, presenciales pero también a domicilio. Antes se hacían sólo en el Hospital pero ahora se han descentralizado.
En Atención Primaria también estamos haciendo el seguimiento de los pacientes positivos por COVID-19. En la primera oleada eso quitó bastante presión al Hospital Virgen de la Luz.
¿Está administrando ya la vacuna de la COVID-19?
Todavía no, pero está previsto que pongamos. Todavía no sabemos cómo va a ser. Se está poniendo en residencias, a grandes dependientes y al personal sanitario. Cuando acabe este primer grupo empezaremos a poner nosotros. Además, pensamos poner vacunas mañana y tarde, lo que sea necesario. Conforme tengamos vacunas, las vamos a gastar.
Estamos con ganas de vacunar ya a todo el mundo, porque la gente lo está demandando, tienen muchas ganas de vacunarse. Y nosotros de vacunar. Este lunes por la mañana he hablado con los enfermeros y les he dicho que es posible que cuando lleguen las vacunas posiblemente haya que estar vacunando mañana y tarde y me han dicho que sí, que lo que haga falta.
Es otra cosa que quiero destacar y dar un agradecimiento tanto al equipo sanitario como al no sanitario del centro. Porque los administrativos han dado toda su fuerza porque ha habido un montón de llamadas y problemas y han estado al pie del cañón. También las auxiliares de enfermería y la celadora son una maravilla, sin ningún problema en todos los cambios que ha habido que hacer. El personal de limpieza lo mismo, y hasta los vigilantes de seguridad nos han ayudado muchísimo a organizar a los pacientes cuando no tienen por qué.
«Hemos podido manejar gracias a trabajar juntos»
Todo el colectivo de trabajadores del sector salud, tanto empleados sanitarios como no sanitarios, se ha visto sometido en 2020 a un extraordinario aumento del estrés. ¿Cómo lo han podido manejar?
Ha habido momentos puntuales de estrés que hemos podido manejar estando juntos, trabajar juntos y ver que podemos sacarlo adelante. En el momento de trabajar aquí bien, el peor momento es cuando llegas a casa, que al final te pasa factura. Porque lo que ha habido no lo habíamos vivido antes, ni parecido.
Al principio es que la gente se moría en casa. Eso ha sido bastante duro. La gente en la primera ola llamaba por teléfono y estaba muy mala y no podían acudir al servicio de Urgencias porque estaba colapsado. Sí ha sido duro, sí.
Y luego el cambio de forma de trabajar fue de un día para otro. Modificamos por ejemplo los sitios para extraer sangre, tuvimos que poner todo el chiringuito en la entrada del centro para evitar que la gente tuviera que estar entrando y cuanto menos se moviera por el interior del edificio mejor.
El cambio en la forma de trabajar ha llegado por ejemplo a la vacunación de la gripe. En años anteriores cada profesional vacunaba en su consulta, y claro se formaban colas. Este año lo que hicimos fue hacerlo en un solo sitio, y hacerlo por tramos horarios y creo que nos ha ido mejor y no ha habido tanto lío de gente.
En ese sentido incluso habéis mejorado las rutinas que veníais haciendo otros años.
Ha sido un aprendizaje. Ante la adversidad hay que sacar soluciones. La gente del centro es muy trabajadora, no han puesto problemas para nada y nos hemos ido adaptando. La forma de superar el estrés ha sido el compañerismo, el ver que todo el mundo trabajaba y que nadie se quejaba y lo hemos superado de esa forma.
«En verano la gente se ha relajado mucho y por eso nos llegó la segunda ola. Y en la tercera ola vamos igual»
¿Qué diferencias habéis detectado entre la primera y la segunda ola? Porque vuestro colectivo ha aprendido muchas cosas y parece que los ciudadanos en general también.
Pues no sé yo qué decir… Porque nos hemos relajado. En verano la gente se ha relajado mucho y por eso nos llegó la segunda ola. Y en la tercera ola vamos igual.
Nosotros sí hemos aprendido, lo hemos llevado con menos presión. Ya sabíamos cómo actuar, íbamos protegidos y lo hemos llevado mejor. Pero claro, te cansas, hay hastío de ver que la población en general no aprende. Porque ahora en Navidades ha pasado lo mismo, la gente ha relajado las medidas de seguridad y estamos aumentando otra vez los casos.
Yo en el verano me ponía mala, cada vez que iba a un bar y veía a la gente sin mascarilla… La mayoría de las veces les digo cosas pero a veces ya me callo. O los negacionistas, digo: me gustaría que estuvierais vosotros al pie del cañón sin mascarilla y sin nada, a ver qué pasaba.
Le mayoría estamos hartos de que un gran porcentaje de la población en general no aprende. Hay gente que sí, que son super civilizados y que intentan reunirse con condiciones, como mascarilla y distancia de seguridad.
Porque al final todos esos contagios os terminan afectando.
Claro, nos pueden llegar a exponer a una situación de riesgo elevado. Y además, por el aumento de trabajo que conlleva. Ahora estamos otra vez empezando la tercera ola.
«La previsión que hay para esta tercera ola es mala»
¿Qué perspectivas tiene para esta tercera ola? ¿Es ya inminente?
Ya es inminente. En mi propia consulta con los pacientes se va viendo. Conforme van aumentando los nuestros empieza el resto de población. La semana pasada hubo un aumento a lo bestia, mucho más rápido que en la segunda ola. La previsión es mala porque la gente que está dando positivo ahora provienen del día 24 de diciembre, con lo cual ya empezarán a llegar ya las de Nochevieja. Esperemos que los casos no sean tan graves como en la primera ola.
¿Cuáles son las principales dudas y preguntas que hace la gente cuando llama la centro y qué consejos generales puede dar en estos tiempos que corren?
A nivel de enfermería llaman porque quieren la vacuna de la gripe, la del neumococo o la del COVID-19. Porque la mayoría de la gente sí está informada, lo que pasa es que luego no llevan a cabo las precauciones. Pero informadas sí están y dudas no suelen preguntar muchas en general.
Sobre esta campaña de vacunación de la COVID-19, ¿el centro de salud se pondrá en contacto con los pacientes o ellos son los que tienen que llamar?
Tampoco sabemos cómo va a ser la campaña, pero les estamos diciendo que nos llamen. Cualquier contacto que tengan con nosotros ya los vamos a citar. Creo que en principio será como la vacuna de la gripe, que ellos llamaban y se citaban en una agenda común.
Y sobre los consejos, recordarles que lleven la mascarilla, guarden la distancia de seguridad, que intenten no estar en sitios cerrados. Y sobre todo a la gente joven, que sepa que se puede seguir juntando, pero que lo haga en lugares abiertos. Que intenten estar seis como máximo y se laven las manos. Y si no se tienen nada que tomar en un bar, que no se lo tomen.