«En África he aprendido a valorar lo que tengo, a ser más flexible, a vivir el momento y a no dar nada por hecho»

Entrevista al conquense Fernando Guardia, periodista y viajero incansable, que recorre el continente africano, desafiando prejuicios y encontrando humanidad en cada rincón

Fernando Guardia (Cuenca, 1991), más conocido como Fernando Sauvage, es un periodista conquense y un viajero incansable que se encuentra recorriendo el continente africano y que ha decidido contar sus experiencias y las historias de aquellos que encuentra en su camino. En una conversación con él, descubrimos qué lo motiva a emprender tan ambiciosos viajes, cuáles han sido los momentos más impactantes de su recorrido y cómo las dificultades del día a día se convierten en lecciones de vida.

-Fernando, ¿Cómo decidió emprender su viaje por África?

-La idea de viajar a África no surgió de un momento a otro, aunque siempre he tenido una fascinación por este continente, por su historia, por su gente. Desde que estaba en la universidad, el interés por la literatura, la antropología y las historias de exploración me llevaron a querer conocer África. Sin embargo, no fue hasta que un amigo se casó en Johannesburgo que decidí que era la oportunidad perfecta para organizar todo el viaje en torno a esa boda. Y así, de manera fortuita, comenzó esta aventura.

-¿Qué lugares del continente ha recorrido hasta ahora?

-Pues al principio, llegué a Namibia, donde recorrí el país en coche. Luego, hice autostop hasta llegar a Sudáfrica, pasando por Botswana, y finalmente, terminé en Johannesburgo para asistir a la boda. Después, me trasladé a Lesoto, donde estoy explorando las montañas a pie y a caballo. He disfrutado mucho de la aventura y de las personas que he conocido. En cada lugar, siempre busco aprender algo nuevo, descubrir historias, costumbres, tradiciones. Todo eso me inspira a seguir adelante.

-¿Cuáles han sido las mayores dificultades que ha encontrado hasta ahora?

-De momento no me he enfrentado a grandes dificultades, pero sí ha habido algunas molestias, como el transporte. A veces los viajes que deberían durar pocas horas, se convierten en maratones de 24 horas o más. Pero como siempre digo, el tiempo no es un problema para mí, ya que no tengo un horario fijo, ni nadie que me espere. Por supuesto, también me he encontrado con algunos desafíos físicos, como cuando decidí cruzar las montañas de Lesoto a pie. Estuve cuatro días andando, me perdí varias veces, y las condiciones climáticas no ayudaron, ya que es temporada de lluvias. Fue un reto físico enorme, pero al final, encontré el camino gracias a la gente local.

-¿Ha vivido alguna situación de peligro que le haya hecho experimentar miedo?

-No he sentido miedo en el sentido estricto de la palabra, pero sí he tenido algunos momentos tensos. En Johannesburgo, por ejemplo, nos detuvo la policía, pero la situación no pasó a mayores. Es cierto que la ciudad tiene fama de ser peligrosa, y en esos momentos, la adrenalina sube un poco. Pero siempre trato de mantener la calma y tomar decisiones rápidas.

-¿De qué forma está compartiendo su viaje con el mundo?

-He comenzado a documentar mi viaje en un canal de YouTube llamado «Fernando Sauvage». Lo elegí porque «Sauvage» significa «salvaje» en francés, y refleja muy bien lo que siento sobre la naturaleza y la gente que estoy conociendo. No quiero hacer simplemente un blog de viajes. Mi intención es contar historias, poner en evidencia la cultura, las tradiciones y las personas que me cruzo. Para mí, es un aprendizaje continuo, una forma de saciar mi curiosidad por el mundo. Lo que estoy escribiendo va más allá de un diario tradicional. Tengo un cuaderno de viaje en el que incluyo reflexiones diarias y todo lo que pasa en mi día a día. Pero también estoy creando micro relatos. Son relatos cortos en los que tomo como escenario lugares y momentos del viaje, pero también meto mucho de mí, de mis pensamientos, mis reflexiones. Y, además, aporto datos culturales, históricos, literarios.

«Una noche estaba cenando cuando de repente escuché un ruido cerca de mis pies. Al mirar, vi un escorpión grande. ¡Justo entre mis pies!»

-¿Qué se siente al acampar en plena sabana africana para pasar la noche?

-Pensaba que me daría más miedo, pero cuando llego, instalo mi tienda, y en ocasiones hago un pequeño fuego, trato de no llamar mucho la atención. Sobre todo, no quiero atraer a los humanos, más que a los animales. Me cuido de no dejar comida afuera, cosas así. Una noche estaba acampando en una zona bastante remota en las montañas de Namibia. Estaba cenando cuando de repente escuché un ruido cerca de mis pies. Al mirar, vi un escorpión grande. ¡Justo entre mis pies! Yo solo llevaba zapatos cerrados, no sandalias, y pensé, «¡Es hora de meterse en la tienda!» Al intentar llegar a la tienda, me encontré con unas cucarachas gigantes saliendo cerca de ella. Además, ese día había tenido algunos problemas con babuinos, que son bastante peligrosos en grupos, sobre todo cuando intentan robarte la comida. Finalmente, me metí en la tienda, me puse los tapones para los oídos y me dije: «Que sea lo que Dios quiera». Al día siguiente todo seguía igual. No tenía tanto miedo como pensaba, incluso con tantas criaturas extrañas alrededor.

-¿Cómo lleva la soledad en un viaje tan largo y en lugares tan apartados?

-Curiosamente, lo llevo muy bien. Nunca había estado tan solo tanto tiempo. He pasado muchos días y noches sin hablar con nadie, sin interactuar, incluso en la montaña, donde nadie habla inglés. Pero la verdad es que me ha dado tiempo para pensar, reflexionar y, lo más importante, para crear. Estoy muy enfocado en mis proyectos de vídeos y escritura. La soledad me ha dado una sensación de paz mental y una calma interior que no esperaba. No me siento solo ni aburrido. Al contrario, cada día está lleno de reflexión.

«Este viaje me está ayudando a darme cuenta de lo afortunado que soy y de cómo muchas veces nuestra visión de la pobreza está distorsionada»

-¿Qué lecciones le ha dejado esta aventura hasta ahora?

-La lección más importante ha sido sobre la pobreza. Al principio, me costaba mucho confrontar la pobreza tan cruda que encontré en África. Pero, poco a poco, me he dado cuenta de que la gente, a pesar de no tener nada, mantiene una dignidad, una amabilidad y un sentido de comunidad que a menudo falta en las sociedades occidentales. Este viaje me está ayudando a darme cuenta de lo afortunado que soy y de cómo muchas veces nuestra visión de la pobreza está distorsionada. La gente aquí me ha enseñado que la forma en la que tratas a los demás es fundamental. No se trata de compasión mal entendida, sino de respeto y humanidad.

-¿Este viaje le está cambiando la vida?

-Es pronto para decirlo. No siento que haya cambiado como persona, pero sí puedo decir que ha cambiado mi perspectiva sobre la vida. He visto cosas que nadie puede prepararte para ver, como niños trabajando o gente sobreviviendo con lo mínimo. Eso hace que mi visión de lo que realmente importa haya cambiado. No sé si este viaje me cambiará por completo, pero definitivamente me ha ayudado a ver el mundo de una manera muy distinta. Sin duda, lo que más me ha marcado han sido las personas. He conocido a algunos seres humanos realmente excepcionales, como un amigo que conocí y que lleva años trabajando en proyectos de cooperación en África. También conocí a una chica que, a través de la poesía, me mostró la pobreza en su forma más pura. Estas historias humanas son las que realmente me marcan. Y, por supuesto, las experiencias, como ver cómo viven las comunidades que han sobrevivido durante siglos en los desiertos. Ver eso es como mirar a través de una ventana al pasado.

-¿Le gustaría destacar algo sobre su experiencia en África?

-Me gustaría destacar la cantidad de prejuicios que existen sobre África. La gente tiende a ver África como un solo bloque, pero en realidad es un continente increíblemente diverso. Hay millones de culturas, idiomas, religiones, y tradiciones. También es cierto que hay países con situaciones muy difíciles, como Sudán, pero en los países que he visitado me he sentido muy seguro. La amabilidad de las personas es inmensa, algo que no he experimentado en otras partes del mundo como Asia o Latinoamérica. Mi invitación es a que la gente se acerque a África, que conozcan su diversidad, su hospitalidad, y que no se dejen llevar por los prejuicios. La seguridad en África es excelente. Las grandes ciudades pueden ser más complicadas, pero cuando te alejas de ellas, encuentras amabilidad, sonrisas, y hospitalidad. África tiene un potencial inmenso por descubrir, y es un lugar que invita a la reflexión. Sin duda, vale la pena explorar y aprender de este continente tan fascinante.