El Estado de Alarma continúa, pero el aspecto de las calles conquenses es muy distinto del de hace mes y medio. Los alivios al confinamientos puestos en marcha desde el 26 de abril (salidas de los niños) y el 2 de mayo (paseos y deportes) han dibujado un panorama muy diferente, con mucha más gente en la vía pública. Entre esa población que antaño permanecía en casa figuran estrictos cumplidores de las normas marcadas, pero también otros que las trasgreden y se entregan a conductas no permitidas o, cuanto menos, incívicas. Actuaciones que ponen en riesgo la salud propia y la ajena. Este es un listado de algunas de las más frecuentes en Cuenca durante estos días. Se nutre de la observación directa, las quejas trasladadas por los lectores y también de la experiencia de profesionales encargados de velar por la aplicación de las reglas.
Varios adultos con niño
La normativa explica que los niños pueden salir con un único adulto con el que convivan durante el confinamiento y con otros menores, siempre que también sean de la misma casa. Lo que no se puede hacer es salir familia al completo. Por ejemplo, el padre, la madre y uno o varios hijos. Es una estampa demasiado habitual a pesar de no estar permitida.
Pequeños que no conviven jugando juntos y corros de padres
Y tampoco se permite que los niños se junten a jugar -un partido de fútbol por ejemplo- con otros con los que no conviven. Ni hacer corrillos de padres y pequeños en los parques mientras charlan e interactúan comiéndose unas pipas, como está pasando en varias zonas verdes de la ciudad.
Deporte en grupo
Está permitido realizar deporte, sí, pero en los horarios marcados (de 6 a 10 de y de 20 a 23 para la población general) y de manera individual. La consecuencia es clara: los grupos de ciclistas o corredores que se ven en determinadas rutas no deberían estar ahí. Y tampoco tienen sentido estampas como las trasladadas este domingo: de parejas caminando de la mano por el kilómetro 5 de la carretera de la playa. Si van haciendo deporte, deberían ir separadas excepto en casos muy determinados. Y, si van de paseo, no tendrían que alejarse más de un kilómetro de su domicilio.
Nada de distancias
La llamada distancia social o física aconseja separarse al menos 2 metros para evitar contagios. Cumplirlo exige ir alerta y acelerar o parar el paso cuando hay posibilidad de acercarse más de la cuenta. Y, desde luego, nada de pegarse para hablar, como se veía en calles céntricas este sábado entre ancianos, precisamente uno de los colectivos más vulnerables.
Mascarillas en la cabeza o en la barbilla
Las mascarillas, de momento, sólo son obligatorias en el transporte público pero sí que se ha llegado a un consenso científico de que su uso es beneficioso para protegerse pero, sobre todo, para proteger a los demás. Eso sí, si se usan de manera adecuada. Llevar la mascarilla en la cabeza o situarla por debajo de la barbilla para fumar no tiene ningún sentido. Tampoco moverla para hablar por teléfono o con alquien con quien te cruzas. De hecho es aconsejable evitar ir charlando por la vía pública. Las advertencias sirven para la calle y mucho más para espacios cerrados como supermercados.
Manosear fruta y productos en el supermercado
Más controversia hay sobre el uso de guantes, que pueden dar una falta sensación de seguridad. Es mucho más eficaz una buena higiene de manos, siempre. Cuando sí hay que recurrir a ellos -antes y ahora- es al coger la fruta en los supermercados y tiendas. Y tampoco hay que sobar todos los productos antes de elegir el nuestro o -salvo casos más que justificados- coger uno y volverlo a dejar en el estante.
Aglomeraciones a la entrada de locales
Los paseos son paseos, es decir, implican movimiento constante por lo que a esa excepción del confinamiento no pueden acogerse aquellos que permanecen durante horas en un mismo lugar. A la entrada de un local comercial como está sucediendo en enclaves del centro de la capital. Porque además los clientes de los establecimientos deben guardar la conveniente distancia de dos metros. Si se supera el aforo en el interior han de esperar distanciados en la vía pública.
Llevar el perro suelto
No es que sea una norma específica del estado de alarma sino que es una ordenanza municipal con años de vigencia: los perros deben ir atados excepto en horarios y zonas muy determinados: parques y jardines que no tengan zona acotada de 21:00 a 8:00 horas. La restricciones adquiere ahora todavía más importancia porque, aunque en principio los canes no contagian, sí que pueden ser portadores pasivos de la enfermedad, como un objeto. Y porque al ir sin correa propician situaciones en las que se acabe por incumplir la distancia de seguridad entre humanos.
Coger el coche para irse a pasear o correr a varios kilómetros
No está permitido coger el coche para irse a pasear, echar la mañana o correr a varios kilómetros del domicilio. Así que sorprenden las aglomeraciones que se vivieron este fin de semana en espacios naturales del municipio alejadas del casco urbano.
De charleta en el banco
Hay diferentes criterios sobre el uso del mobiliario urbano, pero un principio de precaución invita a no sentarse en cualquier banco salvo causa de fuerza mayor. Desde luego lo que no se puede hacer es sentarse durante horas de charleta, con un compañero de conversación con el que no se vive y fuera de la franja horaria permitida. Un combo que se ha dado en la capital conquense en estos días.
Incumplir las franjas horarias
Muchos incumplimientos tienen que ver con la falta de respeto a las franjas horarias establecidas en los municipios de más de 5.000 habitantes y en función de la edad. Es cierto que se puede salir a comprar o al trabajo a cualquier hora, por lo que es una cuestión difícil de controlar si no hay responsabilidad individual. Pero no es raro ver a niños de paseo pasadas las siete de la tarde o a mayores de 70 haciendo lo mismo a las dos de la tarde.