El proyecto de demolición del pabellón Luis Yúfera, ubicado en la Avenida San Ignacio de Loyola, contempla un plazo estimado de 45 días para completar el proceso de derribo del edificio así como un proceso específico para la retirada del amianto presente en el material utilizado en la cubierta.
El derribo completo de esta instalación deportiva se llevará a cabo para acometer las obras de reparación de uno de los principales colectores de la ciudad, en la zona de Astrana Marín, que discurre por debajo del inmueble a 18 metros de profundidad, y presenta una grave avería. Se trata de una edificación realizada en 1980 que ocupa una superficie total de 1.505,85 metros cuadrados: 1.367,75 correspondientes al pabellón y 138,10 a los vestuarios. El volumen total supone 11.431,59 metros cúbicos. El sistema utilizado será la demolición combinada empleando operarios para la demolición manual y maquinaria para el empuje y vertido de los escombros. Se auxiliará con medios manuales para facilitar la fragmentación de elementos estructurales.
El proyecto deja constancia de que «la cubierta es quebrada y el material empleado son placas onduladas de fibrocemento que
contienen amianto, y placas traslúcidas de 1 mm. de poliéster reforzado con fibra de vidrio en los lucernarios». La retirada del amianto, producto utilizado años atrás en la construcción que puede suponer un riesgo para la salud, «deberá ser realizada por una empresa inscrita en el RERA (Registro de Empresas con Riesgo por Amianto). Dicha empresa deberá presentar un plan de trabajo de retirada de amianto, aprobado por el departamento de seguridad laboral de la comunidad autónoma en la que se vaya a
realizar el trabajo, en que se detallarán los diferentes pasos del proceso de retirada y eliminación del amianto».
En este Plan de trabajo la empresa inscrita especificará el método de trabajo en la retirada de este material «teniendo en cuenta el tipo de amianto y como se presenta, la extensión de las instalaciones, duración del trabajo y especificaciones relativas a aislamientos, herramientas, entre otras; medidas de seguridad a adoptar, tanto dentro del centro de trabajo como en los profesionales que realizarán la actividad de eliminación del residuo que garantice la salud de los trabajadores y la profesionalización y cualificación de las personas que realizarán la retirada de amianto».
El proceso, paso a paso
Tras la retirada previa de material deportivo y material en buen estado, se neutralizarán las acometidas de las instalaciones de agua, electricidad y gas de acuerdo con las compañías suministradoras y se condenará la red de saneamiento y se revisarán todas las dependencias del inmueble, comprobándose que no existe almacenamiento de materiales combustibles o peligrosos. Asimismo, está previsto dejar prevista dentro de la finca una toma de agua para regar los escombros y evitar la formación de polvo durante la realización de los trabajos, previa autorización de la compañía suministradora. En la fachada «se colocará la protección necesaria con el fin de evitar todo daño a persona o cosas por objetos, útiles de trabajo o escombros que pudieran caer durante el desarrollo del derribo».
La demolición se realizará en general de arriba hacia abajo. Se comenzará «desmontando la cubierta y los entramados de vigas y cerchas metálicas, evitando haya personas situadas en la misma vertical ni en la proximidad de elementos que se abatan o
que vuelquen». Se continuará por la demolición de todos los muros de cerramientos exteriores, así como todas las divisiones interiores. Para sacar los escombros del derribo del inmueble se utilizarán los vehículos y maquinaria adecuados, debiéndose prever su entrada y salida de la calzada con las debidas señalizaciones, tanto para peatones como para vehículos en circulación, de acuerdo con el servicio municipal correspondiente
El proyecto también incluye que deberá protegerse la acera de circulación de peatones mediante vallas o marquesinas, a las distancias reglamentarias fijadas por el Ayuntamiento o la Dirección Técnica correspondiente y «se evitará la formación de polvo regando ligeramente todos los elementos y escombros durante su demolición».
Después de realizada la demolición, retirados los escombros y dejado limpio el solar, «se procederá a cerrarlo mediante vallas desmontables o similares, hasta una altura de 2.00 m en todos los frentes de fachada y sobre la alineación oficial de las mismas, quedando en perfecto estado de servicio, según la Ordenanza Municipal pertinente. Por último, está prevista una revisión general de las paredes medianeras de los edificios colindantes para en caso de que se apreciaran desperfectos, proceder a su reparación inmediata.