El convento de la Concepción Franciscana, ubicado en la puerta de Valencia de la capital conquense, fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 2001 con categoría de Monumento Histórico-Artístico Nacional.
Su portada, realizada por Pedro de Alviz, es muy representativa del arte plateresco que se desarrolla en Cuenca. Su composición es muy sencilla; se reduce a un arco de medio punto, enmarcado por unas pilastras cajeadas y por un amplio entablamento que termina en un frontón triangular. Las enjutas se adornan con unos angelitos, que portan unos escudos; el friso, con unos grutescos y con los clásicos medallones con sus cabezas de perfil; y el tímpano, con una escultura de la Virgen colocada dentro de una hornacina, entre ángeles que ofrecen frutos. Se remata la portada con una figura, que tiene una calavera a su lado, probablemente una alegoría de la muerte.
El monasterio de la Concepción Franciscana de Cuenca (Castilla-La Mancha, España) estaba ya edificado en 1504, año en que el canónigo Alvar Pérez de Montemayor se lo entregó a la Abadesa. Este monasterio, siguiendo los deseos del fundador, fue incorporado a la Orden de la Inmaculada Concepción, de forma semejante a como lo estaba el de Toledo.