El cierre de la planta de Siemens Gamesa en Cuenca supondrá no sólo el despido de sus 51 trabajadores, sino la pérdida de otros tantos empleos indirectos, según ha cifrado el presidente de su comité de empresa, David Moreno, quien ha lamentado la decisión de la corporación, que viene a perjudicar la situación industrial y laboral de la capital y de la provincia, agravada por la pandemia.
El próximo 19 de enero en una reunión que se celebrará en Madrid, se iniciará la negociación conjunta del cierre de Cuenca y de la planta de Somozas (La Coruña), en un expediente único y se fijará el calendario de reuniones para fijar los puntos del ERE.
«Se habla mucho de la España vaciada, pues este cierre no ayuda a que Cuenca se mantenga, si no hay trabajo, la gente tiene que irse a otro sitio a buscarlo», ha dicho Moreno, quien ha llamado la atención sobre la «mala» actuación de la empresa, ya que a su entender es una decisión que tenía tomada hacía tiempo a pesar de que en septiembre del año pasado les habían dado buenas palabras, tras el cierre de la planta Aoiz (Navarra) en el mes de junio y ante el temor de que ocurriera lo mismo en Cuenca.
«Nos transmitieron un mensaje de tranquilidad, que tenían un plan de viabilidad que no sabemos cuál era porque nunca lo vimos y nos anunciaron una reunión con avances que nunca se celebró», ha recordado.
El presidente del comité de empresa ha defendido que la fábrica conquense nunca ha sido deficitaria y que sus trabajadores siempre se han adaptado en cada momento a las novedades de la producción, «creemos que se trata de un plan estratégico de la empresa que tenía la idea de cerrar cuatro plantas en un año y medio y deslocalizar la producción a Portugal, así ha sido y no han valido propuestas de viabilidad de las administraciones públicas», ha explicado David Moreno, quien considera que España va a pagar, con cuatro plantas cerradas, la deficitaria producción de esta corporación en India y países del norte de Europa.
El presidente del comité de empresa ha adelantado que van a seguir luchando por «dar una vuelta de tuerca» a la situación que les plantea la empresa y no dejarán de hablar con las administraciones públicas para pedirles que entablen conversaciones con otras empresas del sector, porque asegura que los trabajadores son capaces de adaptarse a cualquier otro sistema de producción, «como hemos demostrado en Gamesa, nunca hemos dicho que no a ningún cambio, nos hemos formado y reconvertido», ha asegurado.