Los equipos de la Fundación Secretariado Gitano han llevado a cabo una encuesta telefónica a las personas gitanas con el objeto de conocer mejor cómo está afectando la actual crisis sociosanitaria provocada por el Covid-19 en sus hogares, conocer las necesidades reales, así como adecuar su intervención y demandas a las administraciones públicas.
A nivel nacional, se ha entrevistado a 10.935 personas en 68 ciudades de 14 Comunidades Autónomas durante la semana del 30 de marzo al 3 de abril. En el municipio de Cuenca se llevaron a cabo 138 encuestas, el 49% a mujeres y el 51% a hombres. El 22% de las personas encuestadas son menores de 18 años, el 36% tiene de 18 a 30 años, el 23% tiene de 30 a 40 años y el 19% son mayores de 40 años. La encuesta aporta datos sobre cinco ámbitos: situación sanitaria, situación de necesidades sociales, situación en el empleo, situación educativa de los menores y percepción de situaciones de discriminación.
Se trata de un documento valioso por su actualidad, porque supone una buena radiografía de la situación general de la población gitana en estos momentos (son casi 11.000 encuestas telefónicas en casi todo el país) y porque puede ser un instrumento para orientar las prioridades políticas y la toma de decisiones.
El confinamiento, algo inédito, condiciona la capacidad para ganarse la vida
La principal conclusión extraida de los resultados de la encuesta en el municipio de Cuenca es que hay «una baja incidencia en los hogares gitanos por el Covid-19 (contagios, fallecimientos…), pero que la situación más acuciante y que más preocupa a las familias es la de cubrir las necesidades básicas y de alimentación. El confinamiento tiene un efecto inmediato sobre la capacidad de ganarse la vida de gran parte de estas familias gitanas, que viven muy al día y subsisten con actividades precarias, a menudo irregulares y sin protección. Esto nunca les había ocurrido a las personas gitanas».
En cuanto a los resultados de la encuesta respecto al acceso a necesidades básicas:
- El 21% de entrevistados está teniendo problemas de acceso a la alimentación. Las familias están recibiendo ayuda sobre todo de la familia extensa o el vecindario (más del 50%), seguido por las entidades sociales o las parroquias (11%).
- El 36% tiene dificultades para pagar la luz, el agua, el gas y el alquiler. o
- El 35% necesitan apoyo de los servicios sociales. De las personas que necesitarían este apoyo, un 34% no lo está recibiendo.
En cuanto a la situación laboral:
- El 66% de las personas gitanas participantes ya estaba desempleada; sólo el 28% estaba trabajando. Esta situación de desigualdad y vulnerabilidad se ha acrecentado con el transcurso de la crisis.
- Con el estado de alarma la situación de las personas gitanas asalariadas ha empeorado: el 28% ha perdido su trabajo y al 12%, ha sido incluido en un ERTE,
- Hay un 68% de personas desempleadas que no cobra ningún tipo de prestación y que está ante una situación de desprotección en estos momentos.
En cuanto a la situación educativa, se perciben las dificultades para seguir el curso:
- Solo el 28% de los menores participantes de los programas educativos dispone de ordenador. Alrededor del 20% no tienen acceso a internet o lo tienen con datos limitados.
- El 32% solo disponen del móvil de alguno de los progenitores.
- Al 65% les cuesta avanzar porque no entiende las materias y no tiene el apoyo educativo para solventarlo.
- Además el 78% del alumnado en ESO que se encuentra en esta situación no tiene el apoyo de sus familias para resolver sus dudas.
El informe revela que la situación es «acuciante para muchas familias gitanas, especialmente por la falta de alimentos y productos de primera necesidad. Un mes después del confinamiento, la ayuda pública de emergencia no está llegando adecuadamente a quien más lo necesita y todo indica que habría que habilitar medidas urgentes y mecanismos extraordinarios».
Desde la FSG proponen «actuar con urgencia, activando a los servicios sociales municipales para que coordinen las ayudas de emergencia y entrega de alimentos en los barrios más desfavorecidos, y utilizar para ello, entre otros recursos, el FEAD (Fondo de Ayuda Europea para los más Necesitados). Y mientras se materializa el anunciado Ingreso Mínimo Vital, habilitar ayudas monetarias de urgencia, al menos, a las familias con menores ingresos y con niños y niñas a su cargo». Por último, plantean la necesidad de «reforzar la colaboración de las administraciones locales con las ONG y reorientar algunas de las subvenciones actuales (como IRPF) para ayudas directas para cubrir necesidades básicas (y la brecha digital) a través de las entidades especializadas del Tercer Sector».