Centenario de Chillida: el legado del escultor donostiarra en el Museo de Arte Abstracto de Cuenca

'Lo profundo es el aire' puede ser contemplada en la sala 4. ' Abesti gogorra IV [Canto rudo IV] y 'Mármol incrustación plomo' forman parte de la exposición itinerante que volverá en julio

Este año 2024 se conmemora el Centenario del nacimiento de Eduardo Chillida, uno de los artistas españoles más universales e influyentes del siglo XX. La ciudad de Cuenca alberga tres obras en el Museo de Arte Abstracto que permiten contemplar el legado de un revolucionario del arte.

En la actualidad, sólo una de las tres obras puede ser admiradas por el visitante, en la sala 4: Lo profundo es el aire. Estela VI, 1988 Hierro patinado. Colección particular. Las otras dos forman parte de la exposición itinerante «El pequeño museo más grande del mundo» y que volverán a la sede conquense en la segunda semana de julio. En este caso, se trata de Abesti gogorra IV [Canto rudo IV], 1964. Madera de chopo ensamblada. Colección Fundación Juan March y Mármol incrustación plomo, 1964. Mármol y plomo. Colección Fundación Juan March.

La Fundación Antonio Pérez cuenta con un par de obras gráficas entre sus fondos pero no tiene ninguna pieza expuesta al público en la actualidad.

Perfil del artista

Con un marcado trasfondo metafísico, en las obras de Chillida son recurrentes los grandes temas de la humanidad como la libertad, la tolerancia, la defensa de los derechos humanos, la fraternidad o el respeto a la naturaleza. Comprometido con estos valores, sus piezas interactúan a menudo con el entorno público y la naturaleza como grandes interrogantes, creando espacios para que a su vez las personas interactúen con ellas.

Capaz de doblar el hierro como algodón, volviendo fácil lo difícil, Chillida tenía además otra particularidad: no había material que se le resistiera, ya fuera hormigón, granito, acero o, incluso, basalto. Muchas de sus obras, de materiales pesados, están suspendidas desafiando a las leyes de la gravedad o incluso de la naturaleza. Otras rompen con las leyes de la lógica.

Presente con su obra en exposiciones en más de una veintena de los más importantes museos del mundo, en sus últimos años, el Museo Reina Sofía acogió la mayor retrospectiva sobre el artista, compuesta por cuarenta obras realizadas a lo largo de cincuenta años. Poco después, en el año 2000, se inauguró el Chillida Leku, un entorno elegido por el artista como seña de identidad, donde poder mostrar su obra en permanente diálogo con la naturaleza y cuya pieza central es el caserío Zabalaga.

En agosto de 2002, Eduardo Chillida falleció en San Sebastián, dejando su último gran proyecto, símbolo también de la unión entre la tierra y el cielo, inacabado, en la montaña Tindaya de Fuerteventura.