Captan a un grupo de cabras montesas en el entorno del Cerro de las Antenas

"Estos animales son muy confiados, pero no tienen querencia por las zonas urbanas. Otra cosa es que descubran zonas de alimentación, como huertos", explica Jaime Rodríguez de Stipa Enviromental Consulting

Un grupo de cabras monteses se han dejado ver recientemente en el conocido popularmente como cerro de las antenas, en el término municipal de Cuenca capital. La instantánea fue tomada a primera hora del pasado sábado 11 de marzo por Rafael García Cardo, quien la compartió en su perfil de Twitter y ha generado el interés entre sus seguidores.

La cabra montesa es una especie autóctona que desarrolla su actividad en diferentes puntos de la provincia de Cuenca, principalmente en la sierra, sin embargo, no hay antecedentes de observaciones de este animal en las inmediaciones de la ciudad de Cuenca.

«La población de la cabra montés en la provincia no es tan continuo como la de otros ungulados como el ciervo o el jabalí, las poblaciones están divididas en pequeñas subpoblaciones repartidas en determinadas zonas pero cada vez se están extendiendo más por diferentes puntos de esta provincia», señala Jaime Rodríguez de Stipa Enviromental Consulting, que además argumenta que «cada vez hay más cabras en más sitios diferentes, por ejemplo en la zona de sierra de Tragacete, sierra de Valdemeca, Laguna y cortados de Uña, en el extremo sur de la Muela de la Madera o en la zona entre Fuertescusa y Poyatos. Estas son las zonas donde tradiconalmente se ha mantenido la población de cabra montés, cuya abundancia ha ido variando a lo largo de los años, pero desde hace unos diez años hacia acá se está detectando una expansión de las poblaciones».

Fotografía original captada y compartida por Rafel García Cardo.

Sobre las características que favorecen la supervivencia de esta especie, Rodríguez explica que la cabra montesa está «adaptada a vivir en entornos en los que otros ungulados no pueden llegar. Se trata de una estrategia evolutiva que la cabra ha desarrollado precisamente para evitar la competencia atrófica y territorial con otras especies como por ejemplo el ciervo. Las pezuñas de la cabra están adaptadas para poder subir por donde otros animales no pueden. Tienen pezuñas especialmente endurecidas con lo cual facilita su tránsito por las rocas porque además tienen una estabilidad increíble. Además, su base no es dura, sino que tiene una plantilla que evita resbalones. Con lo cual ahí es donde ellas ganan territorio».

Entre las causas que pueden llevar consigo un aumento de esta especie se encuentra la ausencia de los depredadores naturales. Donde en la geografía conquense, «su principal depredador posiblemente sea el águila real, que se alimenta sobre los cabritos, sus crías. No hay lobo, por lo tanto, la cabra no tiene depredador natural. Unas causas que se le suma la ausencia de la presión cinegética sobre la especie».

Preguntado por la posibilidad de que estos ejemplares puedan acercarse a núcleos urbanos, Rodríguez afirma que estos animales «son muy confiados, pero no tiene querencia por este tipo de zonas. Tratan de evitar al ser humano. Otra cosa es que descubra zonas de alimentación, como los huertos, donde pueda bajar por las noches y no ponga en peligro su supervivencia».

La consultora medioambiental señala que este suceso no se trata de un hecho puntual puesto que tenían conocimiento de la presencia de la especie desde hace algunos años. E insta a evaluar de forma precisa la repercusión ecológica que puede conllevar un aumento en la población de la cabra montés en la provincia.