Oscar Huete Vicente, de 45 años, puede ser posiblemente una de las personas más felices de la capital conquense esta semana. Y con motivo ya que le han confirmado que ha superado y vencido al COVID-19. Su médico de cabecera le ha comunicado el alta y que es ‘negativo’ tras permanecer ingresado en el hospital Virgen de la Luz. En apenas diez días celebrará un nuevo cumpleaños junto a su mujer y sus hijos de 11 y 6 años. El mejor regalo posible tras vivir algún momento especialmente delicado y atravesar una experiencia vital extraordinaria.
Lo primero, felicitarte porque el médico de cabecera te ha comunicado el alta este mismo miércoles. ¿No?
Así es. Gracias. Ya me han dado el alta tanto del hospital, donde ya me lo habían comunicado, así como mi médico de cabecera. Me ha llamado, me ha dado la enhorabuena y me ha dicho que está todo perfecto, que he superado al bicho este y que hay que cuidarse.
Si te pregunto si estás contento…¿Me quedo corto?
Pero corto, corto, corto… En el hospital, cuando me dijo la doctora que estaba todo bien, no se me cayeron las lágrimas porque ya no tengo.
¿Cómo ha sido el proceso que has seguido?
Me tiré unos diez días con tos de esas fuertes, de las que duelen. Pero hablaba con mi médico y me decía que podía ser una gripe, como no había otros síntomas…Después ya me apareció la fiebre. Al principio era poco, 37,5 ó 37,6, me tomaba un paracetamol y me bajaba. Pero luego me subió bastante, hasta 38,5 ó 39. Tomaba el paracetamol, no me la conseguía bajar mucho y, al rato, volvía a subir. Lo típico, llamaba y me preguntaban si me ahogaba. Pues no. Pues entonces, puede ser gripe. Pero una noche me levanté, me dió la tos más tonta del mundo, nada que ver con la habitual, y me quedé como privado. Fue muy poquito tiempo pero sí noté la falta de aire, como si te ahogases y ahí pense…oh, oh. Desperté a mi mujer y, me daba por saco ir al hospital pensando como estarán, pero teniendo en cuenta a los niños y a ella, me acerqué en la madrugada del 24 de marzo.
«Cuando me comunicaron el positivo se me vino el mundo encima. Pensaba en mi mujer, mis hijos, mi madre, mi familia…»
Ahí, cuando te quedaste sin aire, fue cuando viste que algo no iba bien…
En el hospital me miraron el oxígeno en sangre y no tenía casi. Me pasaron a un box y me hicieron una placa y analítica. La doctora me comentó que la analítica no había salido del todo mal pero que, según aparecían los pulmones en la placa, no me podían mandar a casa. Entonces me ingresaron, me subieron a planta y con oxígeno todo el rato porque la oxigenación en sangre la tenía por debajo de 90. Los primeros cuatro días en planta fueron jodidos porque no me terminaba de ahogar, pero no podía hacer nada. No tenía ganas de comer. Me incorporaba y como que me caía de la cama, Me decían que era normal por la enfermedad y por la medicación pero…Me pusieron el tratamiento del covid-19 y a los cinco días o así ya empecé a tener hambre. Eso era buena señal. Me empezaron a levantar, aunque hacer cuatro metros me costaba muchísimo, siempre con oxígeno, porque no me lo podía quitar para nada. Al quinto o sexto día ya me podía levantar solo por la habitación, ponía la tele, hablaba con los de la ambulancia por la ventana…mataba el tiempo porque se pasa mal. Y hay que agradecer a todo el personal sanitario, desde las que limpian hasta los médicos, porque se portaron divinamente no, lo siquiente. Era tu familia. Eran a los únicos que veías y poco, porque iban como astronautas.
¿Cuánto tiempo estuviste ingresado?
Ocho días en planta después de que me hicieran la prueba y diese positivo. En la UCI no llegué a entrar. Sí es verdad que me dijeron que si la oxigenación en los primeros días no subía, a lo mejor me tenían que llevar para tenerme más controlado pero, por lo que se ve, el medicamento empezó a hacer efecto. Todos los días me hacían analíticas para aburrir y placas. Los últimos días, el médico ya me quitaba el oxígeno un par de horas para ver cómo evolucionaba y el día del alta, el 1 de abril, estuve todo el día ya sin el oxígeno. A mí me parecía que no podía pero se ve que era psicológico porque me hacían la prueba de la oxigenación y estaba perfecta. La analítica y las placas salían bien y ya decidieron mandarme a casa, a seguir con el tratamiento porque me quedaban tres días de tratamiento del covid-19. Y 15 días encerrado en casa saliendo lo menos posible.
¿Y después te ha tocado pasar la fase del aislamiento domiciliario?
Estaba en mi habitación metido, no podía tener contacto con nadie. Mi mujer me preparaba la comida con cubertería de plástico para tirar a la basura, mi basura y la ropa sucia en mi habitación,…todo separado. Por suerte tenemos dos baños y uno se quedó para mí, que lo limpiaba después de utilizarlo.
«lo peor ha sido la incertidumbre, No saber lo que te puede ocurrir «
¿Qué ha sido lo peor de todo este periodo?
Estar solo. No saber lo que te puede ocurrir. Ni veía las noticias. Como sólo salían cosas malas y la gente muriendo pues… Estar solo los días del hospital fue muy duro. Porque en casa ves a los niños aunque sea de lejos. Y también ha sido duro la preocupación por mi mujer porque ha tenido que hacer de todo: cuidar a los peques, pendiente de mí…Yo lo estaba pasando mal pero estoy controlado pero pensaba ‘en casa, ¿cómo estarán?’ Tampoco sabes si ella lo ha cogido o no. Suerte que no. Esa soledad, esa impotencia… Aunque la gente del hospital me ha tratado de forma fantástica, como una familia.
¿Has llegado a temer por tu vida?
No he llegado a eso pero sí se queda ahí… Te dicen que vas bien, que no te preocupes. Pero te ves con oxígeno, aislado en el hospital.
Te lo preguntaba por el tono que has utilizado cuando has relatado que te quedabas sin aire en casa la noche de tu ingreso. ¿En ese momento lo pasaste especialmente mal?
Ahí sí. Ahí se me pasó la vida por delante. En el hospital le he dado muchas vueltas porque hay gente que sale diciendo que ha estado un minuto o dos con falta de oxígeno. Lo mío no fue tanto porque fueron segundos pero me preocupé pero mucho, muchísimo. Y la incertidumbre cuando estaba en box y hasta que le llegan los resultados de las pruebas que te han hecho y te dan las malas noticias.
¿Cómo fue ese momento?
Pues se me vino el mundo encima. Pensaba en mi mujer, mis hijos, mi madre, mi familia…y pensaba la que he liado pensando lo que dejo en casa. Luego, gracias a Dios, vas hablando con ellos, ves que están bien y te tranquiliza. Pero cuando te dicen que te vas a quedar ingresado preguntas si estás mal y te dicen que no, pero tampoco bien. Esas fueron las palabras. No estás mal pero tampoco estás bien.
¿Tienes idea cómo o dónde te pudieste contagiar?
No. Soy una persona que me muevo y me relaciono mucho por Cuenca. Al principio, cuando empezó la epidemia, nos fuimos a Valencia. Allí había casos pero aún no había confinamiento ni nada de eso. Me levantaba y me iba a dar una vuelta. Después estuve en el pueblo con mi madre y mi hermana. Están bien las dos y no se han contagiado. Yo creo que ha sido después. Mi hija compite en gimnasia rítmica y kung fu a nivel nacional, tuvimos una competición en Cuenca a la que vino gente de diferentes regiones. Ahí también pudo ser. O por Cuenca. A saber.
«Estoy deseando ver a mi hermana y a mi madre que están en La Peraleja ..,y salir a cazar con mis perrillos»
¿Qué tal está siendo tu vuelta a la normalidad? Poniendo comillas a normalidad teniendo en cuenta que estamos en estado de alarma, confinados en nuestros domicilios…todo muy poco normal.
Me han recomendado que siga con la mascarilla unos días aunque ya puedo estar con los niños. Estamos confinados pero ya es muy diferente. Ya puedo ayudar en casa con las comidas, con los deberes de los niños, puedo ir a comprar…Y aún no me lo creo. El médico, lo primero que me ha dicho es enhorabuena que ya lo hemos superado y yo le he dicho lo que pensaba, que no lo tenía tan claro.
Ahora ya estás como todos los ciudadanos ¿Qué es en lo primero que piensas para cuando acabe el confinamiento?
Lo que más me apetece hacer, cuando pueda, es comprarme un jamón. Lo eché mucho de menos en el hospital. De hecho, un amigo mío me ha estado llevando platitos de jamón. Ahí es donde se nota la gente que te aprecia. Me ha llamado un montón de gente que me esperaba y gente que no me esperaba. En facebook igual, gente que hacía muchos años que no veía, gente que se ha buscado la vida para encontrar mi teléfono…Esa gente te da muchísimo ánimo. Otros no llaman por no agobiar y te mandan mensajes. Eso es muy importante. Eso sí que te curaba, ahí mataba un poco al bicho».
Imagino que, como cualquier otra persona, no esperabas verte en medio de una pandemia de nivel mundial. ¿Con qué te quedas de la experiencia vital extraordinaria que has vivido?
Con el cariño de la gente, de la gente que no conoces y te desea que te repongas, de las enfermeras.., hablo de ello y aún me emociono. Lo bien que me han tratado. Te das cuenta de que no pensamos en la gente. Somos unos egoístas y aún hay gente que lo sigue pensando. Espero que esto sirva para que la gente se dé cuenta del valor que tiene una cajera, una limpiadora de un hospital…el valor humano de la gente que no te conoce pero te ha ayudado y apoyando en todo momento. Eso no se me va a olvidar jamás. Jamás. Ahora, pues deseando ver a mi hermana y a mi madre que están en La Peraleja y, sobre todo, deseando salir a cazar con mis perrillos.