La presencia de coronavirus Sars-CoV-2 en las aguas residuales de la ciudad de Cuenca aumentó del 14 al 20 de noviembre -periodo más reciente analizado- y rompió así una tendencia de tres semanas de bajadas o estabilidad. El análisis de las muestras recogidas en la estación depuradora (EDAR) de la capital conquense ha revelado un aumento de 0,6 unidades logarítimicas, según consta en un informe publicado conjuntamente por los ministerios de Sanidad y del Reto Demográfico
Si la variación hubiera sido sería superior a 1, el aumento llevaría el adjetivo de «significativo», una situación que no se produce desde el 4 de julio. Fue el prólogo de la eclosión de la denominada quinta ola como otros aumentos lo fueron antes de la cuarta y la tercera. Precisamente ese es el objetivo de este sistema de vigilancia: detectar anticipadamente las tendencias de la pandemia ya que antes de que se manifiesten los primeros síntomas, ya en las heces material genético del virus, que es el que se localiza con estos análisis.
Lo toma de muestras en esta red de vigilancia temprana se realiza semanalmente: el material recogido no tiene capacidad infectiva y la información es un criterio epidemiológico más para la gestión de posibles brotes.
En el conjunto de España son 38 las estaciones analizadas por el Ministerio. El aumento detectado en Cuenca es el cuarto más alto del país tras los de Tudela (1,18), Melilla (0,75) y Valladolid (0,72). En las estaciones de nuestro entorno (Albacete, Madrid, Guadalajara y Valencia) el patrón común es la estabilidad. Las variaciones son al alza pero de una magnitud tan pequeña que no se consideran ni siquiera aumento.