Así será el monumento de Cuenca a las víctimas de la COVID-19 y a quienes han luchado contra ella

"La Victoria en la Unidad" ha sido diseñada por el escultor José Luis Martínez,, el herrero de San Antón, y estará colocada en la rotonda de La Estrella

«La victoria en la unidad» es el lema con el que se ha concebido el monumento de homenaje a las víctimas de la COVID-19 y a todos los que han luchado contra la pandemia que se ha presentado este miércoles en la Parroquia de San Julián y que, tal como adelantó Voces de Cuenca, se quiere inaugurar el 16 de marzo de 2021, coincidiendo con el aniversario del primer día laborable del confinamiento.

La obra la ejecutará por encargo directo el artista conquense José Luis Martínez, más conocido como ‘El Herrero de San Antón’, que ya ha firmado otras obras de arte público en las calles conquenses como el Monumento a Las Turbas en Palafox o El Quijote del Centro Aguirre. Él la ha diseñado a partir de una idea original del párroco de San Julián, Ramón Paje, que busca que toda la sociedad conquense se vea representada en ella.

El monumento estará instalado en la rotonda denominada como «de La Estrella», la comprendida entre la del colegio Público Fuente del Oro y la del Arado, desde donde partirá la avenida que comunicará el casco urbano con el nuevo hospital y que, tal y como avanzó el Ayuntamiento, estará dedicada a los sanitarios de Cuenca.

Constará de dos partes bien diferenciadas, tal como muestra el boceto a pequeña escala presentado hoy a los medios de comunicación. La primera es una plataforma donde queda reflejada la ciudad mediante dos recursos narrativos: las piedras de las Hoces «pulidas por las historia» y las ventanas desde las que se asoman esas manos que cada día a las ocho de la tarde aplaudían a los que se enfrentaban a la pandemia en primera línea.

En esta zona se ha querido simbolizar, ha detallado Paje, «a esa gente que trabaja en la sanidad, incluyendo a los que aun pasando aparentemente desapercibidos formarte de esa lucha sin cuartel». También a los trabajadores de las administraciones públicas y de las fuerzas de seguridad (bomberos, policías y un largo etcétera en el que no dejan de evocar a los docentes), al personal del comercio que propició el acceso a los servicios básicos y a todos los que sufrieron pérdidas y paro. Y, por supuesto, «a toda la gente que ha sabido confinarse porque es lo único que podía hacer y que, sin salir de su hogar, ha logrado salvar muchas vidas».

En un lateral de esta plataforma habrá un lazo negro en memoria a todas las víctimas mortales y de sus familias. «Historias finalizadas antes de tiempo. Sonrisas que nunca más brillarán. Corazones que, inesperadamente, dejaron de latir», ha lamentado el sacerdote. El escultor ha explicado que pequeños puntos configurarán este espacio: para que por ellos entre la luz para los fallecidos. Porque el objetivo es que, por las tardes, la obra esté alumbrada con varios focos estratégicamente situados.

En la segunda parte, la que ocupará la parte superior habrá varias figuras con el esquemático y característico estilo del herrero. Una de ellas será una persona enferma asistida por un médico para, tras superar la COVID-19, reencontrarse con su familia «en un abrazo que no abrazaba aún y un beso aún inalcanzable, pero real». Un niño, de puntillas, intenta unirse a la escena. La frontera entre dolencia y sanación, entre hospital y domicilio, la marca un arco de color gris que rompe con la unidad cromática del resto del monumento, dominada por el marrón del acero corten.

«En definitiva, la intención es que todos los conquenses sintamos que, si consegimos vencer esta enfermedad, es gracias al esfuerzo y a la voluntad de todos unidos, cada uno en la medida en que pudo hacerlo. Y siempre en el recuerdo los que marcharon en el camino», han explicado desde la Parroquia.

Las dimensiones del conjunto son 7 metros de base, 3 de ancha y, aproximadamente, 6 de alto, también en función del zócalo, según ha concretado Martínez, que destacado el gran reto técnico que supone este trabajo. Ocupará más o menos la mitad de la rotonda. El escultor ha agradecido a la empresa Ferroconquense que le haya cedido sus instalaciones para poder trabajar en el monumento.

Paje ha especificado que el coste total del monumento se ha presupuestado en unos 40.000 euros para los que se ha buscado la colaboración de las principales instituciones y empresas conquenses, que ya están dispuestas a ayudar. 

Y será necesaria además la aportación de la ciudadanía en general, con el fin también de que toda la ciudad sienta el monumento como propio, ya que la Parroquia de San Julián, situada en el barrio de la Fuente del Oro ha movido la propuesta y ha dado los primeros pasos, pero no la quiere monopolizar. Para ello se ha abierto una cuenta corriente en Globalcaja con el número: ES36 3190 1006 0652 7938 5727.

Además el día 16 de cada mes, siempre que las condiciones sanitarias lo permitan, se celebrarán en la Parroquia diversos actos culturales con el fin de recaudar fondos.

Si el montante del dinero recaudado supera el coste del monumento el excedente se destinará a aquellos que padecen las consecuencias económicas de la pandemia. 


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