La pandemia nos deja mil historias y testimonios de todos los colores. Son muchas personas, durante mucho tiempo, en muchas circunstancias… lidiando ante un enemigo novedoso y desconocido. De vez en cuando, también, surgen vivencias que trasladan optimismo, perseverancia, agradecimiento o humildad.
Antonio Bernal tiene 73 años y hace dos días abandonó el hospital «Virgen de la Luz» tras 40 jornadas ingresado por coronavirus. «He salido pero no me han dado el alta, eh!. Sigo convaleciente con tratamiento en mi domicilio, oxígeno, ejercicios de recuperación…Tengo los pulmones bastante afectados. He perdido seis kilos». La tos intermitente que surge durante la conversación es el testimonio de la enfermedad con la que ha convivido durante más de un mes y de la que ha llegado a pensar lo peor. «Sí, me he visto mal. Yo pensaba que no lo contaba. Tienes días con desesperación, con desánimo, porque esta enfermedad es tan mala que, a pesar de todo lo malo que tiene, todavía tiene algo durísimo y es que tienes que pasarla solo. Tú solo. Eso es casi lo peor de toda la enfermedad».
Sus primeras palabras, emocionadas, son de agradecimiento a todo el personal del hospital, tal y como ha dejado constancia en las redes sociales. «Me siento obligado a decir que el comportamiento y competencia de todo el personal sanitario, las atenciones, la comida, instalaciones, limpieza y absolutamente todos los detalles han sido excelentes, es por lo que manifiesto mi gran agradecimiento a todos ellos. Últimamente todos se encontraban desbordados de trabajo, por lo que me decían que no quieren aplausos, quieren que todos tengamos sentido de la responsabilidad y no nos arriesguemos». Ha sido la primera vez en la que Antonio ha estado hospitalizado y reconoce haberlas pasado ‘canutas’. «Desconocía todas estas interioridades. Al principio, charlábamos más pero después he procurado en todo momento no llamarles al timbre, no molestarles…porque estaban muy agobiados».
Tras la experiencia vivida durante estas semanas, tiene muy clara la necesidad de trasladar un mensaje contundente que ayude a otras personas a evitar todo lo que ha pasado. «Es necesario hacer un llamamiento a todos, aunque dicen que son los jóvenes los que más incumplen las medidas de prevención. Para que seamos responsables y conscientes de lo que estamos haciendo. Estamos jugando con la vida de la gente. Si eres una persona joven y no te va a pasar nada, habrá que pensar en los mayores».
«Nunca había estado hospitalizado»
Durante su estancia en el centro hospitalario de la capital conquense, Antonio Bernal ha conocido de primera mano las diferentes dependencias donde se combate la COVID-19, incluida la Unidad de Cuidados Intensivos. «Cuando entré me ingresaron en la 3ª planta donde estuve con oxígeno. De ahí me trasladaron a las 4ºB, que es similar a la UCI, y allí estaba súpervigilado, con un montón de cables, incluso estás monitorizado con una cámara con la que ven permanentemente cómo estás. Pasados cinco o seis días tuve una crisis y me llevaron a la UCI corriendo. Sin embargo, mejoré, no fue necesario entubar y me volvieron a la 4ªB. Nunca había estado hospitalizado. Para mí ha habido momentos durísimos pero al final te acostumbras a todo».
Sin embargo, el tono de voz se ilumina cuando recuerda al personal del centro hospitalario, «Estoy muy, muy agradecido a todo el personal. Dentro de todo lo malo que estás pasando siempre tienen una palabra amable, te saludan por tu nombre al entrar…da gusto. Tuve que pasar en el hospital la Nochebuena, Nochevieja…pues no fue muy doloroso gracias a ellos y a ellas. Todavía no había mucha gente en el hospital y entraban a saludar, a charlar. Me he sentido acompañado».
Antonio Bernal es miembro de la Asociación Urbicuenca, para favorecer el uso de la bicicleta. A pesar de su afición afirma que «para montar en bici todavía falta tiempo. No hay prisa. Lo principal ahora es hacer bien la rehabilitación y recuperarme bien».