«Al que le gusta la música y le engancha el gusanillo es músico de banda para toda la vida»

Entrevista a Juan Carlos Aguilar, director de la Banda Municipal de Música de Cuenca

Juan Carlos Aguilar es el director de la Banda Municipal de Música de Cuenca desde el año 2004, aunque pertenece a esta agrupación musical desde 1980, cuando sólo tenía 11 años. En definitiva, lleva la mayor parte de su vida ligado a una banda de música que ya ha cumplido un siglo y cuarto de vida y que, afortunadamente, sigue amenizando las festividades conquenses y ofreciendo su buen hacer a nuestros paisanos en multitud de conciertos y actuaciones varias. Quién no se ha emocionado escuchándoles interpretar una marcha de Semana Santa o no se le han movido los pies al ritmo de un pasodoble en los celebérrimos conciertos estivales del parque de San Julián.

– Empecemos haciendo algo de historia porque en diciembre del año pasado se cumplieron 125 años de la fundación de la banda municipal de música de Cuenca. ¿Cuéntenos cuáles son los orígenes de la banda y cómo se creó?

La fecha de la fundación fue el 16 de diciembre de 1895, cuando el alcalde D. Santos Fontana propone a la corporación municipal que se cree una banda de música para dar cabida a los estudiantes que iban a la academia municipal de música, que se había creado 15 años antes, en 1880, pero hasta el año siguiente la banda no ofrece su primera actuación.

– ¿Cuáles eran las actuaciones que tenía la banda? ¿Para qué se utilizaba?

La banda estaba presente en cualquier acto importante que se programaba en la ciudad, también tocaba en los bailes de las fiestas de los barrios, hacía conciertos y actuaba en los eventos culturales más importantes de la ciudad. Actualmente, si miramos las actuaciones de la banda, seguimos estando presentes también porque actuamos en todas las fiestas de los barrios, en la cabalgata de Reyes, en las Ferias, en casi todo lo que se programa en la ciudad, lo que pasa es que lo más visible para el público quizá sean los conciertos del parque en verano y la Semana Santa.

– ¿Cuántos miembros tenía entonces la banda?

Eran muy poquitos, hay fotos antiguas en las que se ve entre 30 y 40 músicos como mucho. A lo largo de los años, sobre todo a partir de los 80, que es cuando vino D. Aurelio Fernández Cabrera, el número de músicos se fue incrementando hasta llegar a los 65 que somos en la actualidad. Este número varía todos los años porque hay gente que se marcha a estudiar fuera o por otros motivos, pero solemos estar siempre entre 65 y 70 músicos. También hay que tener en cuenta otra cosa sobre lo que he dicho de los años 80 y es que en Cuenca se estableció el conservatorio y hubo un aluvión de gente que quiso estudiar música y que se incorporó a la banda. Antes sólo estaba la academia municipal de música o alguna privada.

– ¿Los músicos eran profesionales o, como ahora, no lo eran?

No eran profesionales, la banda de Cuenca no ha sido nunca profesional a excepción del director y de un par de profesores que había antes, pero los músicos nunca han sido profesionales. Con Fernández Cabrera se amplió el número de profesores a 5 y al crearse la escuela municipal de música pasaron a ella y ya no tienen relación con la banda.

– La historia de la banda es paralela a la historia de sus directores, que habrán aportado sus improntas particulares. ¿Cuáles han sido sus directores a lo largo de estos 125 años?

El primer director fue Arturo García Agúndez, luego le sucedieron Casimiro y Rafael Rubio, que eran hermanos, luego estuvo Nicolás Cabañas, muy conocido por ser el autor de la célebre marcha San Juan, tras él vino Jesús Calleja, luego Lucio Navarro, después, en el año 1980 y de forma interina, llegó Aníbal Carricoba, que estuvo muy poco tiempo, a éste le sucedió Aurelio Fernández Cabrera, que estuvo desde el 1981 a 2004 que fue cuando yo accedí a la dirección de la banda y hasta la fecha. Cada uno ha hecho sus aportaciones, hay gente en la banda que todavía se acuerda de D. Jesús Calleja, sobre todo alguno de los más mayores, y han dejado su sello dentro de la evolución lógica que ha tenido la banda a lo largo de estos 125 años.

“La fecha de la fundación fue el 16 de diciembre de 1895, cuando el alcalde D. Santos Fontana propone a la corporación municipal que se cree una banda de música para dar cabida a los estudiantes que iban a la academia municipal de música”

– En realidad ha habido muy pocos directores en este siglo y cuarto de vida de la banda.

Sí sólo 9 y eso contando con que Aníbal Carricoba estuvo muy poco tiempo. Los directores han sido bastante longevos. Por ejemplo yo llevo ya 17 años y Aurelio Fernández Cabrera estuvo más de 20.

– ¿Usted cuántos años lleva en la banda?

Yo ingresé en el año 1980 y estuve 24 años como clarinetista y luego 17 que llevo como director.

– O sea que entró siendo un niño, que es como entraban muchos componentes de la banda.

Sí, de mi generación yo fui el más joven. Estudiábamos con Julián Aguirre, autor también de pasodobles y de marchas de Semana Santa, dos o tres años y cuando te veían que estabas preparado para incorporarte a la banda empezabas a actuar, eso era con 11 ó 12 años. Normalmente todos nos estrenábamos en Semana Santa, yo fui una excepción porque recuerdo que mi primera actuación con la banda fue el 1 de junio de 1980 en un concierto en el parque de San Julián, bajo la dirección de Aníbal Carricoba, y la primera obra que tocamos fue un pasodoble titulado «Abuelo de Graja», obra del mismo Carricoba y cuyo título era del recordado José Luis Lucas Aledón.

– ¿A lo largo de estos 125 años la banda ha sufrido también sus avatares o su historia ha discurrido de forma tranquila? 

Hay que decir que salvo el periodo de la Guerra Civil, en el que se deshizo la banda, siempre ha contado con el apoyo de todas las corporaciones municipales. Prueba de ello es que con motivo del 125 aniversario se le hizo entrega a la actual de una obra de Tomás Bux como reconocimiento al apoyo del Ayuntamiento de Cuenca a la banda a lo largo de estos 125 años. En cuanto a los problemas, al no ser una banda profesional se ha ido constituyendo en distintas fórmulas. Actualmente es asociación, pero hubo un tiempo en que fue cooperativa, y funciona a través de un convenio con el Ayuntamiento, que aporta un dinero para el funcionamiento de la banda y en contraprestación nosotros estamos obligados a una serie de actuaciones y ensayos. A lo largo de este tiempo ha habido momentos en que las arcas municipales no estaban boyantes y se ha tardado más tiempo del normal en recibir esa contraprestación económica pero siempre el alcalde o el concejal de cultura de turno ha venido a hablar con nosotros y se ha solventado bien la situación. En cuanto a otro tipo de problema nunca los ha habido.

– Hemos hablado de los directores pero en el capítulo de los músicos ha habido también auténticas instituciones que se han pasado allí toda una vida.

Sí, yo puedo hablar desde el año 80 y debo decir que siempre ha habido muchos lazos de amistad entre los músicos, de hecho mis mejores amigos los tengo desde los estudios de la academia municipal de música, somos una piña e íntimos amigos. Al que le gusta la música y hemos mamado los San Mateos o las Semanas Santas le engancha el gusanillo y es músico de banda para toda la vida. Ha habido muchos músicos que han dejado huella pero a mí me gustaría recordar a uno, José López Calvo, hijo y hermano de músico, que es una persona muy entrañable y que tuvo luego una carrera muy prolífica como director de bandas militares, llegando a ser director de la Unidad de Música de la Guardia Real y un compositor extraordinario. 

– ¿Es algo totalmente vocacional?

Sí, por la banda ha pasado gente que se dedica ahora profesionalmente a la música, que están en las bandas de Madrid, Valencia o Bilbao, profesores de conservatorio, etc… A veces empiezas que si sí que si no, te engancha el gusanillo y terminas dedicándote a la música de forma profesional, y los demás continúan por pura vocación.

“A lo largo de este tiempo ha habido momentos en que las arcas municipales no estaban boyantes y se ha tardado más tiempo del normal en recibir esa contraprestación económica pero siempre el alcalde o el concejal de cultura de turno ha venido a hablar con nosotros y se ha solventado bien la situación”

– ¿Se ha tratado a las bandas de música como el hermano pobre del mundo de la música en comparación con otras agrupaciones musicales?

Sí, eso es así. Si nos remontamos al inicio de la banda hay crónicas que cuentan que a la academia municipal de música iban los hijos de la gente trabajadora, no iban las clases de la sociedad más alta, que irían a clases particulares de canto, de piano o de violín. Las bandas acogías alumnos de clase media baja y se les trataba, efectivamente, como el hermano pobre de la música y lo elegante era tocar en una orquesta. Ahora el nivel de las bandas ha subido muchísimo y ser músico de grandes bandas como las de Madrid, Valencia o Bilbao da un estatus musical elevado.

– ¿Cómo está la banda en la actualidad? ¿Hay demanda para entrar en la banda?

Está feo que lo diga yo pero creo que está en un nivel bastante bueno. Ahora nos movemos entre 65 y 70 músicos y aunque cada año hay algún músico que tiene que dejarla las vacantes se reponen pronto porque hay gente que quiere tocar en la banda. Incluso con la situación que estamos viviendo hay gente que quiere entrar pero de momento estamos en stand by.

“Lo que más nos gusta es tocar en Semana Santa. Como siempre se ha dicho somos nazarenos con gorra de plato”

– ¿Cómo se están apañando desde que estalló la pandemia?

La verdad es que quitando los tres meses de confinamiento del año pasado hemos estado trabajando siguiendo las normas de seguridad dictadas para agrupaciones musicales como la nuestra. Hay muchas bandas que ni siquiera han retomado su actividad pero nosotros gracias al apoyo del equipo de gobierno y de toda la corporación empezamos a ensayar en el mes de junio, eso sí ensayamos por grupos porque todos no nos podemos juntar en el salón donde ensayamos. Ensayamos dos días a la semana y lo que sí se ha trastocado han sido las actuaciones. El año pasado teníamos programados dos conciertos de verano en el instituto Alfonso VIII pero sólo pudimos hacer uno; en septiembre hicimos un concierto sin público que se grabó para el canal de Youtube «Cuenca cultura viva» del Ayuntamiento de Cuenca; luego también hicimos en diciembre en la iglesia de San Miguel tres conciertos con aforo muy reducido con grupos de cámara y luego hicimos un concierto de Navidad. Este año hemos hecho un concierto de marchas procesionales en el Auditorio y estamos a la espera de retomar la actividad más intensa. La concejalía de cultura tiene en mente hacer un ciclo de conciertos en los barrios en los meses de mayo y junio coincidiendo con las fiestas de los barrios de la ciudad y veremos si se pueden hacer.

– Para terminar me gustaría preguntarte qué es lo que más os gusta tocar a los miembros de la banda. ¿Qué tipo de actuaciones o de música os gustan más?

Es complicado contestarle pero mi impresión, con excepciones que siempre puede haber, es que lo que más nos gusta es tocar en Semana Santa. Como siempre se ha dicho somos nazarenos con gorra de plato, aunque ahora no la llevemos. Es cierto que las procesiones son largas y a veces pesadas, pero cuando comenzamos a ensayar un par de meses antes de la Semana Santa la inmensa mayoría de los músicos sentimos una gran alegría y algo especial.