El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha anunciado que este sábado está previsto celebrar un Consejo de Gobierno extraordinario con el objetivo de seguir rebajando las medidas de contención contra el coronavirus que actualmente se aplican. El pasado jueves se aprobó ya un primer paquete de actuaciones que implicó la reapertura de la hostelería, gimnasios, bibliotecas, museos y centros comerciales así como el levantamiento del cierre perimetral de los municipios. La intención del Ejecutivo autonómico es ahondar ahora en esa senda.
«Avanzaremos con cautela hacia un escenario para que en un futuro muy no lejano podamos quitar el toque de queda e incluso quién sabe, prescindir algún día de la mascarilla obligatoria», ha señalado Page tras la firma de un convenio de colaboración en Nerpio (Albacete).
Page se ha mostrado optimista sobre la evolución de la pandemia y se ha mostrado confiado en que en Semana Santa «la economía vaya bien, con una situación similar a la del verano pasado». No obstante, ha advertido de que en el diseño de las medidas no manda el parecer «ni del presidente ni el consejero» sino el «criterio de los profesionales sanitarios». Por eso ha advertido de que «si las circunstancias lo exigen habrá que volver a aplicar medidas duras, aunque a nadie nos guste cerrar un bar o un comercio o decirle a la gente que a las diez de la noche tiene que estar en su casa».
En esa línea argumentativa ha defendido que las medidas de Nivel 3 reforzados que estuvieron vigentes en el territorio castellano-manchego desde el 18 de enero al 11 de febrero «han evitado más de 3.000 hospitalizaciones» a los ciudadanos de la región.