La petición de cribados masivos en los municipios planteada por alcaldes y dirigentes del Partido Popular no convence a la Consejería de Sanidad de Castilla-La Mancha, que defiende que la evidencia científica recela de la eficacia de los test de COVID-19 indiscriminados. «No es que lo diga yo, que aunque sea médico puedo tener un conocimiento limitado, es que los dicen las sociedades científicas, colegios profesionales y organizaciones médicas», apuntaba este viernes el consejero, Jesús Fernández, al ser preguntado por este asunto en rueda de prensa.
El dirigente autonómico remarcó que cuando se practica un test a una persona, ya sea una PCR o de antígenos, «sólo nos ofrece una foto fija del momento, lo único que nos dice es que en ese momento está dando negativo». Un resultado que por sí mismo no asegura que no pueda contagiar, argumentó, ya que puede ser que la prueba no detecte el SARS-CoV-2 porque todavía no ha lo ha positivizado y sea un falso negativo.
«En aquellos sitios donde se han hecho test masivos a vecinos sólo han dado negativo un 2%. Eso no significa que en el 98% no haya positivos reales, pueden tener el virus creyendo que no e irse a pasear repartiéndolo», defendió advirtiendo del riesgo que supondría un exceso de confianza en estos testeos colectivos.
En esa línea detalló que el diagnóstico de la COVID-19 no sólo se basa en los test sino también en la entrevista clínica y el análisis de síntomas. Por eso consideró mucho más eficaz para luchar contra la pandemia una buena labor de rastreo de las personas confirmadas como infectadas «y que aquellos que presenten una sintomatología compatible con el virus se aíslen inmediatamente y se pongan en contacto inmediatamente con los servicios sanitarios para que se tomen las decisiones necesarias sobre ellos y su círculo».
Insistió en el mantra de que «si se tienen síntomas no se salga a repartirlos» porque «bastante problema es ya el de los asintomáticos que pueden ir contagiando».