«Hay más llamadas a la línea 900 porque ya no hay vergüenza en pedir ayuda»

Entrevista a Consuelo Navarro, coordinadora del teléfono regional 900 100 114 para víctimas de violencia de género.

Castilla-La Mancha es una de las primeras regiones en tener un número de teléfono exclusivo para la atención de las victimas de violencia sexual y de género, la línea 900 100 114, que lleva activa desde el año 1999. Este servicio presta información y asesoramiento homologado de manos de profesionales especializados en violencia de género. Facilita a las mujeres víctimas de malos tratos el acceso rápido, fácil y gratuito de las medidas que pueden adoptar, así como la derivación al recurso más adecuado ante situaciones de emergencia. Además, pone en conocimiento de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad las situaciones de inminente peligro para la integridad de la mujer.

La atención de este teléfono regional se encuentra en Cuenca, en el que trabajan nueve profesionales entre las que se encuentra una psicóloga, una abogada, educadoras y trabajadoras sociales, entre otras, para atender a estas víctimas. Una de ellas es Consuelo Navarro, que también es la coordinadora de esta línea telefónica.

Aunque la línea sea conocida, la oficina está en Cuenca pero la ubicación es secreta

Es secreta porque no es un sitio físico donde puedan venir las mujeres, porque sino no podríamos atender. Además, dentro de esta línea telefónica hay varios recursos de acogida en el mismo edificio. Son mujeres que tienen que salir de su casa.

¿Hay diferencia entre el 016 y este número?

La línea 900 con respecto al 016 tiene más competencias. El 016 es un canal abierto todos los días durante las 24 horas, igual que le pasa a la del 900, pero no quiere decir que sean canales diferentes. Las llamadas que se realizan al 016 en Castilla-La Mancha se derivan al número regional y son atendidas por el personal de esta línea. Pero además tenemos otras competencias: estamos de guardia las 24 horas al día como Centros de la Mujer. Por ejemplo, una mujer va a la Guardia Civil o a la Policía a poner una denuncia a las tres de la mañana, y no tiene recurso donde ir. Es cuando los agentes se ponen en contacto con la línea 900, y según la ley y el protocolo que corresponde, si esta mujer tiene que ingresar en un recurso de acogida, inmediatamente esta línea se encarga de ello en breve.

Somos el centro coordinador desde las dos de la tarde hasta las nueve de la mañana del día siguiente, cuando los centros de la mujer y la administración están cerrados. Igualmente el 112, cuando tiene una llamada de violencia de género en curso, nos la deriva para que nosotras podamos contactar con la mujer o valorar si hay que mandarla a algún recurso.

¿Cuántos profesionales trabajáis en esta línea?

Otros centros de la región solo son recursos de acogida principalmente, o centros de urgencia e integrales. Este es el único centro que hay en Castilla-La Mancha que acoge la línea 900 y plazas para mujeres víctimas de trata y prostitución, así como víctimas de violencia han tenido problemática asociada. En total trabajamos un grupo de nueve personas, todas profesionales, en el cual hay una abogada, una jurídica, una psicóloga, dos educadoras sociales y las demás somos trabajadoras sociales. Todas estamos formadas para el asunto de la violencia de género, con los cursos correspondientes y la formación continuada que marca el Instituto de la Mujer.

«Nos puede ocurrir también que llame la familia de la víctima, que quiere saber también qué hacer. A ellos también les damos información para que no cometan el querer cortar y puedan hacer más daño a la víctima».

¿Cuál es el protocolo que tenéis cuando os entra una llamada?

El equipo que tenemos somos multidisciplinar, todas estamos formadas de todo para la primera instancia. Cuando nos llama una mujer que dice que está sufriendo violencia, lo primero que hacemos es la escucha activa, percibimos cuáles son sus miedos y le informamos, porque lo principal es informar para que pierda el miedo de pedir ayuda. A partir de ahí, nosotras le abrimos un canal para que ella pueda dirigirse a pedir ayuda.

Nos puede ocurrir también que llame la familia de la víctima, que quiere saber también qué hacer. A ellos también les damos información para que no cometan el querer cortar y puedan hacer más daño a la víctima. El mismo caso si llama la vecindad, porque muchas veces en vez de ayudarles, les agobian más y ahí se pierde a la víctima. Por eso les damos las pautas correspondientes.

En los casos en las que es de madrugada y la Guardia Civil o la Policía tienen que tomar declaración al día siguiente, nosotras con la información que nos ha proporcionado los agentes, vemos el tema de seguridad, si necesita un recurso de acogida y en ese caso, nos ponemos en contacto con uno del Instituto de la Mujer y hacemos un informe sobre su situación, que ingresaría una vez que los agentes acabasen con las diligencias de la víctima.

También, esta línea trata a mujeres víctimas de alguna agresión sexual y nosotras derivamos la llamada a otro contacto directo en el que hay psicólogos en crisis para que puedan atenderla.

«Antiguamente las personas mayores no pedían ayuda. Ahora la piden porque se están dando cuenta de que no tienen por qué aguantar»

¿Cuántas llamadas soléis recibir?

El año pasado se recibieron casi 8.000 llamadas. Estas también dependen de si ha habido algún brote de violencia fuerte que los medios de comunicación han resaltado, las víctimas llaman y aumentan estas llamadas. Solemos llevar una media al mes de 700 u 800 llamadas. Cada vez suben más pero no porque haya más violencia, sino porque la gente que sufre esa violencia no ve esa vergüenza en pedir ayuda. A veces nos equivocamos diciendo es que cada vez hay más violencia, y es que es cada vez más gente pide más ayuda.

Antiguamente las personas mayores no pedían ayuda, porque si tenían 70 años ya habían aguantado bastante. Ahora la piden porque ven que la violencia no es algo normalizado en sus vidas, y se están dando cuenta de que no tienen por qué aguantar. Esto es un tema cultural y se está quitando los dejes de que una mujer cuando se casa tiene que sufrir lo que le caiga.

Por territorios, estas llamadas serás más o menos

Los porcentajes de las llamadas están con arreglo a la población. Toledo, por ejemplo, tiene una población alta y tiene el cinturón de Madrid, evidentemente tiene un alto porcentaje de llamadas. Todo depende de los habitantes que haya en un sitio.

¿Suelen llamar siempre mujeres?

No. Antiguamente sí llamaban más mujeres, pero ahora no. Ahora la ciudadanía está más implicada y llaman familiares, vecinos; dentro de los jóvenes, llama la pandilla de amigos que una amiga está pasando por eso…

¿Pero la víctima siempre es una mujer?

Sí, la víctima siempre es una mujer.

¿Y cuál es la sensación que tenéis las profesionales al terminar una jornada con esta atención?

Depende del día y de los casos que hayas tenido. A veces las agresiones las difieren en otras cosas para hacerles más daño, y nosotras evidentemente acabamos psicológicamente agotadas. Pero siempre depende de la situación de cada persona.

Las llamadas se reciben espaciadamente durante el día, pero cuando empieza a anochecer hasta las dos de la mañana, es cuando aumentan y más angustiosas.

Vuestra función es muy importante para estas personas…

Hay mujeres que dicen que es mayor, le van a quitar todo lo que tienen, que se va a quedar en la calle… Pero cuando llaman aquí y se les descubre la realidad, es un respiro. Desde aquí les damos a conocer todas las oportunidades que tienen para salir de esa situación.