El sistema integrado de gestión de aceites usados recogió 7.975 toneladas en Castilla-La Mancha en 2019

Tras la crisis del COVID-19, Sigaus "ha incrementado de forma notable la financiación de la recogida del aceite usado para contribuir a la supervivencia del sector gestor"

La crisis de ll COVID-19 ha supuesto para el sector de los aceites industriales una convulsión sin precedentes. La ralentización de la actividad industrial y la paralización de la automoción han provocado una caída de las ventas de lubricantes de cerca del 40% entre los meses de marzo y mayo. En el mismo sentido, el tejido empresarial dedicado a la gestión del residuo en Castilla-La Mancha ha sufrido un desplome de actividad que podría comprometer su viabilidad, y por tanto la recogida de este residuo peligroso. Ante ello, Sigaus, el sistema integrado de gestión de aceites usados, ha reaccionado multiplicando por seis la financiación aportada a estas empresas, que en 2019 recogieron 7.975 toneladas de aceites usados en Castilla-La Mancha y prestaron servicio a cerca de 5.000 establecimientos que generaron este residuo.

Tras la crisis del COVID-19, Sigaus «ha incrementado de forma notable la financiación de la recogida del aceite usado para contribuir a la supervivencia del sector gestor y garantizar que este residuo peligroso se sigue recogiendo y tratando, evitando un importante impacto ambiental, y generando con él nuevas materias primas, además de ahorrar emisiones de efecto invernadero y consumo energético».  

Impulsar la recuperación respaldando a la red gestora

El residuo que generan los aceites lubricantes procedentes de los motores de los vehículos y la maquinaria industrial contiene sustancias tóxicas y metales pesados que lo convierten en un potente enemigo para el medio ambiente. Desde 2007 el sistema Sigaus se encarga de su recogida y correcta gestión en toda España, gracias a una red de casi 200 instalaciones gestoras, 10 de ellas ubicadas en Castilla-La Mancha.

Se trata, en muchos casos, de pequeñas empresas de carácter local que este año han visto amenazada su subsistencia debido a la pandemia. Ante la paralización de su actividad, con una caída media del 40%, SIGAUS ha llevado a cabo una modificación total del modelo de financiación aplicado hasta ahora y que estará vigente hasta finales de año, para asegurar la continuidad de la recogida del aceite usado, con independencia de la cantidad o del lugar donde se produzca el residuo. Así, SIGAUS está abonando desde el mes de abril una cantidad fija mensual a cada una de estas empresas, en función de la actividad realizada el año pasado, proporcionando una línea estable de ingresos desvinculada de la precaria situación de 2020. El cambio puede llegar a suponer (tomando como referencia la actividad real registrada en el mes de abril) un incremento en la cantidad percibida por tonelada recogida cercano a 6 veces la cantidad percibida en 2019. Adicionalmente, se han agilizado los plazos de pago a estas empresas (de 60 a 30 días) con el fin de inyectar liquidez en el sector.

Intensa actividad en zonas vulnerables

Durante 2019, en Castilla-La Mancha se recogieron y reciclaron un total de 7.975 t de aceites industriales usados, a través de casi 11.000 recogidas registradas y atendiendo con ello a 4.662 establecimientos productores repartidos en 505 municipios (que abarcan al 96% de la población de la comunidad autónoma). 2.761 de estos establecimientos tenían que ver con la automoción, 737 eran industrias y 1.164 realizaron otras actividades (construcción, servicios o instalaciones de la Administración, entre otras). 

Debido a la amplia diversidad de usos del aceite lubricante (desde todo el parque de vehículos a la maquinaria agrícola, y desde una gran industria a un pequeño transformador de un lugar remoto), el aceite usado se genera de forma muy fragmentada y dispersa geográficamente, por lo que resulta crucial dar cobertura a todos los puntos del territorio de Castilla-La Mancha, incluyendo las zonas rurales y alejadas de los grandes focos de población y actividad económica, donde los costes logísticos de la gestión del residuo se multiplican.  

En Castilla-La Mancha, durante 2019, el 88% de los municipios en los que Sigaus recogió aceites usados son rurales. En ellos atendió a 2.550 productores. Asimismo, se atendió a 450 productores en zonas de montaña y a 493 situados en localidades de menos de 1.000 habitantes. Y se registró una intensa actividad en zonas de alta vulnerabilidad ambiental.

En concreto, en el entorno de espacios protegidos, se atendió en 2019 a un total de 406 productores del residuo en 21 espacios, recogiéndose un total de 541 toneladas de aceites usados.

En lo que respecta a la recogida en el entorno de recursos hídricos, otra de las zonas más sensibles en materia de contaminación (por generarse este residuo en estado líquido y presentar tan baja biodegradabilidad), en 2019 se atendieron en estas zonas (ríos, embalses, lagos y otras zonas sensibles) a un total de 60 productores de aceites usados, que generaron 56 t de residuo.

Una vez recogido, el aceite usado se traslada a instalaciones especializadas para su análisis previo y tratamiento final con el objetivo de que pueda ser 100% aprovechado, bien como base lubricante para la fabricación de nuevos aceites (regeneración) o bien como combustible de características similares al fuel óleo (valorización energética).

En el caso de Castilla-La Mancha, el aceite usado finalmente gestionado, una vez retirados los impropios de agua o lodos que puede contener el residuo, fue de 6.725 toneladas, de las que prácticamente un 76% se destinó a regeneración, el tratamiento prioritario por sus importantes beneficios ambientales y económicos, mientras que el 24% restante se valorizó energéticamente.

Gracias a la regeneración, en 2019 fue posible retornar al mercado en Castilla-La Mancha un total de 3.189 t de nuevos lubricantes. Además de la obtención de estas materias primas (para las que, de no contar con el aceite usado, se hubieran necesitado más de un millón de barriles de petróleo), la regeneración es un proceso que aporta importantes beneficios en la lucha contra el cambio climático y que, en el caso de Castilla-La Mancha, supuso evitar la emisión a la atmósfera de un total de 3.398 toneladas de CO2.

Por su parte, el aceite usado valorizado energéticamente con el objetivo de fabricar combustible de uso industrial permitió ahorrar una energía equivalente a 1,5 GWh, y 168.000 barriles de petróleo.

Trabajar para ser parte de la solución

En palabras de Eduardo de Lecea, director general de Sigaus, “Somos parte de la reconstrucción verde que toca emprender ahora. Los sistemas de gestión de residuos tenemos mucho que aportar en este sentido, ya que llevamos muchos años trabajando para que determinados residuos, como el aceite usado, estén controlados y no impacten en el medio ambiente. Nuestro conocimiento nos permite hacer esta gestión eficaz y sostenible”.

“Estamos viendo que los programas de reconstrucción económica y social se alinean con los planes de lucha contra la crisis climática y la pérdida global de biodiversidad. Porque todos nos hemos dado cuenta de que no solo está en juego nuestro medio ambiente, sino también nuestra economía, nuestro bienestar… e incluso la salud de la humanidad”.