Durante la primera semana completa de agosto (del 2 al 8 de agosto) murieron en los geriátricos de Castilla-La Mancha cuatro personas con COVID-19, según los datos publicados por el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO). En el conjunto de España fueron 103 las víctimas mortales registradas durante ese periodo en ese tipo de centros.
El informe, que no desglosa por provincias, señala asimismo que en los siete días analizados se contagiaron de coronavirus 119 residentes de las residencias de mayores castellanomanchegas y que en diez de estos establecimientos hubo al menos un positivo.
El estudio no especifica cuántos de los infectados o fallecidos habían recibido la pauta completa de vacunación ni cuándo, si bien desde la Consejería de Bienestar Social se ha repetido a lo largo de estos meses que la cobertura alcanzaba casi a a la totalidad de los internos.
En la semana previa (del 26 de julio al 1 de agosto) no hubo ninguna muerte por COVID en las residencias de la comunidad y se habían diagnosticado 47 infecciones. Y en la del 19 al 25 de julio los casos fueron 35, también sin fallecimientos.
El repunte de contagios observado en estos centros motivó que la Junta de Comunidades aplicase nuevas restricciones: se limitaron las visitas externas a dos por semanas y se establecieron como obligatorias las pruebas para los trabajadores y las mascarillas. El Tribunal Superior de Justicia anuló provisionalmente las dos primeras limitaciones, pero el Gobierno regional ha recurrido el fallo y las mantiene hasta que decida el Supremo.
Desde el 14 de marzo de 2020 se han contagiado en las residencias de la comunidad 8.094 ancianos (actualmente hay un total de 27.712 residentes) y han muerto por la pandemia 1.652, siempre según los datos del IMSERSO.