El Anaquel del 24 de mayo

Juan Clemente Gómez

Minutos antes de salir a escena la forastera se ha presentado de improviso en mi camerino.Ya tenía noticias suyas a través de amistades y diversos medios de información. Sin embargo, la realidad es muy diferente. Su aspecto es el de una mujer enigmática que juega con las estaciones a su antojo. He quedado con ella para conocerla más a fondo. De momento, me llaman: ¡Música, luces y a programar!

INFANTIL

Juega con las estaciones.-Marta Ribón.-Editorial Algar

El reciclaje es muy importante para nosotros, ya que ayuda a mejorar la calidad de vida del planeta. En este libro te mostramos divertidas manualidades para cada estación del año: primavera, verano, otoño e invierno. Creando, pasarás muy buenos momentos y ayudarás a conservar el medio ambiente.

Recuerda que eres un artista y que cada pieza que crees será una obra única. Cuanto más variados sean los materiales, más originales serán las manualidades. ¿Jugamos a crear?(A partir de 6 años)

¡Música, luces y a programar! .-Jo Whittemore y Reshma Saujani.-Editorial Edebé

Se acerca el baile de invierno y Maya y sus amigas se encargan de diseñar un programa para coordinar las luces y la música.
Pero parece que no tienen demasiado en cuenta las ideas de Maya.
Maya tendrá que descubrir que la amistad, al igual que la programación, implica observar, escuchar y aprender de los
demás. Solo de esa forma el baile podrá ser un éxito:

Teníamos que construir un robot, y nosotras programamos el nuestro para que bailara, aunque cometimos un error de programación. Nuestra profesora, la señora Clark, también estuvo allí y, aunque no ganamos, no dejó de decirnos lo orgullosa que estaba de nosotras. (A partir de 10 años)

ADULTOS

La forastera.-Olga Merino López.- Editorial Alfaguara

Tras una juventud de excesos, Angie vive retirada -casi atrincherada- en una aldea recóndita del sur. Para los vecinos es la loca que se deja ver en compañía de sus perros. Su existencia transcurre en el viejo caserón familiar, en un cruce continuado de dos tiempos: el presente y el pasado. Tan solo tiene a sus fantasmas y el recuerdo del amor vivido con un artista inglés en el Londres olvidado de Margaret Thatcher.

El hallazgo del cuerpo ahorcado del terrateniente más poderoso de la comarca lleva a Angie a desenterrar viejos secretos familiares y a descubrir el hilo fatal de muerte, incomprensión y silencio que une a todos en la comarca. ¿Es el aislamiento? ¿Son los nogales, que secretan una sustancia venenosa? ¿O acaso la melancolía de los húngaros, que llegaron hace siglos con sus baúles y violines? Angie sabe que, cuando lo has perdido todo, no hay nada que puedan arrebatarte.

La forastera es un western contemporáneo en el territorio áspero de una España olvidada. Un relato estremecedor y emocionante sobre la libertad y la capacidad de resistencia del ser humano:

Entre el huerto, la limosna del Estado y los garbanzos del cura tengo cuanto necesito. Los cartones de leche los cambio por lo mío donde el Chano; a mí no me gusta el sabor de la leche ni cuando enfermo. El padre Andrés, como le llaman ellos, lo sabe y al Chano no le importa. Tiene de todo en su almacén: clavos, hilo de coser, bombillas, zotal, café, gomas de borrar. Los crucigramas los hago con goma y lápiz por si me equivoco; el Chano me guarda la página de los domingos. En invierno suele contratarme Dionisio, el capataz de la finca de Las Breñas, para el salteo de la aceituna. Me paga en negro y la mitad que a los braceros. Es una cuestión de fuerza bruta; Dionisio dice que las mujeres no somos buenas para tirar de los mantones.