Hace 18 años que Grisel Parera dejó su isla cubana. Esta filóloga y pedagoga, que llegó a España en 2004, se confiesa como una enamorada de Cuenca, ciudad en la que ahora es la delegada de Asociaciones de Escritores de Castilla- La Mancha en Cuenca y miembro del Instituto de Estudios Conquenses (IDEC). Fue en la ciudad de las Casas Colgadas donde parió un libro que, «por la represión» del país caribeño, no ha podido llevar a su tierra natal: ‘Cuba, grito en el paraíso‘.
La lucha de los cubanos durante más de 60 años ha desembocado esta semana en una serie de manifestaciones que se desarrollan por todo el país en contra del gobierno; entre ellos, la familia y amigos de la escritora se reivindican en contra de un sistema político que, como expone la escritora, ha hecho de Cuba “una ruina, pero del alma de los cubanos también”. “Pienso que estamos cerca de que se logre una democracia, por lo menos que los dictadores dejen la isla, evolucionen…”, afirma esperanzada Parera.
Cuénteme un poco sobre usted: ¿cuánto tiempo lleva viviendo aquí en España?
Nací en la parte oriental de Cuba, pero después me fui a vivir a la Habana, la capital, donde estudié y tuve mis hijos. En la década de los 90 la situación en Cuba se hizo insoportable y decidí salir de la isla. Mi padre y mi madre eran las dos personas que me ataban allí: él murió en el 96 con la esperanza de que el régimen cayera, imagínate y ella murió en 2002. Mi hermano era entonces profesor en una Universidad en Estocolmo, así que en 2003 me fui para Suecia. Luego vine a Madrid a conocer a mi familia porque todos mis abuelos son de diferentes partes de España. Cuando llegue al aeropuerto de Barajas me pareció que no había llegado, sino que había regresado al punto de partida. Me dijeron que me quedara con ellos, entonces me apareció un trabajo aquí en Cuenca. Así fui haciendo mi vida, siempre con la tristeza y la rabia de haberme tenido que ir de Cuba no porque yo quisiera, si no por la represión.
¿Cuánto tiempo lleva viviendo en Cuenca?
El 21 de junio cumplí 17 años viviendo en Cuenca. Llegué con la idea de pasar dos o tres meses y después irme a Mallorca porque mi abuelo proviene de allí, pero me fui enamorando de Cuenca y Cuenca se fue enamorando de mí y, al final, me quedé. Soy feliz aquí, cosa que no pensé que sucedería cuando salí expatriada.
«Pensé en volver a Cuba después de escribir mi novela, pero algunos cubanos la llevaron a la isla y se la decomisaron en el aeropuerto»
En Cuenca escribió un libro sobre Cuba.
Para hacer terapia. Empecé a escribir artículos sobre lo que pasaba en Cuba. Después hice una novela, ‘Cuba, grito en el paraíso’, que se presentó en Cuenca en el 2014 y en el 2015 recibí el premio Dulcinea de la Casa Castilla- La Mancha en Madrid. La novela es una denuncia para que la gente sepa la realidad de Cuba. En España hay muchas personas que han idealizado aquel sistema. La gente que no sabe es como el que no ve. Antes yo me enfadaba con la gente que me decía: “¡Grisel, como te has podido ir de Cuba, el lugar más maravilloso de la tierra!”; a lo que yo respondía: ”¿eres cubano?, ¿has estado en Cuba?”. Hay que vivir, hay que tener experiencia para dar una opinión. Pensé en volver a Cuba después de escribir mi novela, pero algunos cubanos la llevaron a la isla y se la decomisaron en el aeropuerto. Tuvieron problemas. Mi hija, que vive en Francia, me dijo “no vayas a Cuba porque vas a estar por lo menos una o dos noches en el calabozo”.
¿Qué le impulsó a tomar una decisión tan importante como no volver a su país natal?
En un municipio de la Habana fui directora de cultura. Una vez organizamos un baile en una plaza, pero el comandante jefe que estaba en ese momento, Fidel Castro, estaba dando un discurso por televisión y tuvimos que ponerlo. Los discursos de Castro podían alargarse 6, 8 y 10 horas. Un compañero lo quitó y mandó a la orquesta tocar: los destituyeron de su cargo como director de cultura y lo echaron del trabajo. No se podía hacer nada, todos teníamos un “trabajo de confianza de la revolución”; decían “tienen debilidades ideológicas”. Todos los trabajos en Cuba son estatales, no hay propiedad privada. Muchas personas conocidas acabaron en la cárcel, perdieron su trabajo, otros sus carreras universitarias. Cuando llegué a Estocolmo miraba para atrás porque sentía que me perseguían y mi hermano me decía: ¡no te preocupes, no estás en Cuba, puedes hablar, puedes gritar lo que tú quieras! Entonces vi que un mundo mejor al que yo había conocido era posible y decidí quedarme.
«El único bloqueo que tiene Cuba es el interno de su propio gobierno»
¿Cómo ha llegado Cuba a este punto?
La situación actual de Cuba es producto de una represión de más de 60 años. En el 2014, éramos 5 millones de exiliados por todo el mundo, los cubanos estamos en todas partes. La falta de respeto de los derechos humanos, los militares… Uno podía perder su plaza en la universidad o en un centro de trabajo: primero si decías que creías en Dios, después si tenías familia en el extranjero y te comunicabas con ellos. Como decían en aquellos años: habían echado a cortina de hierro. Tanta falta de libertades acumulada por tanto tiempo y tantas mentiras han ido calando en la población y eso hoy en día ha desemboca en que la juventud ya no aguante más. Es una juventud sin perspectiva, sin futuro, no tienen ambiciones.
Te podría hablar de la guerra de Angola donde mataron 15.000 cubanos, cifras oficiales, donde mandaron a mi hijo de 17 años a la guerra. Para sobrevivir en Cuba le tienes que hacer el juego al Gobierno, ¿qué vas a comer si te echan del trabajo? No puedes tener un trabajo tuyo, no puedes abrir una empresa, todo está prohibido. Antes estábamos subsidiados por la Unión Soviética y en el 85 Gorbachov hizo la Perestroika en Rusia y Cuba dejó de ser un área interesante para los rusos. Ellos eran los que mandaban comida, combustible… Al irse los rusos, Cuba quedo en la miseria más absoluta. No por el bloqueo de Estados Unidos, eso es mentira. El único bloqueo que tiene Cuba es el interno de su propio gobierno: cuando estaba Fidel, después Raúl y luego Miguel Díaz-Canel. Todos los Castro son millonarios fuera de la isla. Se adueñaron de una isla y de todos sus habitantes como esclavos.
¿Qué le están trasladando sobre las protestas que se están viviendo en la isla los familiares y amigos que residen allí?
Lo están viviendo muy mal. Las madres que tienen hijos jóvenes me dicen a lo mejor pierden a su hijo porque es incontrolable. Los jóvenes dicen “me voy a pelear por mi patria y si no vuelvo es que me fui con ella”. Están hartos de la represión y de la miseria, el hambre, las calamidades. Quizá el ejército controle esta revuelta porque está armado en contra de un pueblo que lo único que tiene son piedras, cuchillos, machetes. No tienen armas, pero la semilla está ahí. Cuando los pueblos dicen basta son peligrosos.
Yo sé que todas las naciones del mundo se han levantado sobre mares de sangre. Estoy triste por lo que está pasando en Cuba y puede que pierda a personas a las que quiero, pero son cosas inevitables: de la historia, del destino de la gente… no sé qué explicación darle.
Ninguna manifestación es pacifica porque aquí en España, cuando ha habido manifestaciones en Cataluña hay gente que ha perdido un ojo, hay gente que ha sido apaleada. Las manifestaciones siempre son violentas y eso que estamos en Europa. Cuando la gente protesta por hambre, están decididos a todo porque no tienen nada que perder.
«El orgullo del gobierno de Cuba, con Raúl Castro a la sombra, no puede permitir recibir ayuda humanitaria cuando han dicho por 62 años que Cuba es una potencia médica»
¿Y cómo está afectando la pandemia en esta situación?
Cuando empezó la pandemia en Cuba había casos esporádicos de enfermos, cifras oficiales. Ahora hay casi 7000 casos de contaminados y más de 200 fallecidos. Hay 11 millones de habitantes, proporcionalmente es una cifra muy grande. Cuba siempre se había proclamado como una potencia médica con el objetivo de alquilar a los médicos egresados de la universidad y muchos especialistas cubanos a países de Latinoamérica y África, entre otros, con el objetivo de que estos países pagaran altas sumas de dinero; en cambio, esos profesionales sanitarios recibían una limosna porque el gobierno cubano cogía todo lo que había ganado para si. Ahora llega la pandemia y no hay analgésicos, antibióticos, oxígeno. Los hospitales no tienen una infraestructura para poder ingresar a toda la gente que hay. La gente se muere en los pasillos de los hospitales. En Cuba hicieron la vacuna Abdala, que no está autorizada por la OMS, pero se la están poniendo a los cubanos y no se sabe que va a pasar.
Allí no hay ricos, pero hay un sector de la población que vive bien; como una clase media. Pero el otro sector de la población, que no tiene familias en el extranjero, que no recibe euros ni dólares, que está pasando hambre, que ahora no tiene medicamentos tampoco… ya no aguanta más y se echó a las calles pidiendo simplemente que el gobierno de Cuba, el del títere que hay allá, Miguel Díaz-Canel, abra la frontera para recibir ayuda humanitaria. Pero el orgullo del gobierno de Cuba, con Raúl Castro a la sombra, no puede permitir recibir ayuda humanitaria cuando han dicho por 62 años que Cuba es una potencia médica. Y ese es el problema fundamental que yo veo que hay en esta inicial revolución.
¿Crees que esta revolución va a derivar en la implantación de la democracia en el país caribeño?
Ese es mi mayor deseo, que así sea. Yo pienso que estamos cerca de que se logre una democracia, por lo menos que los dictadores dejen la isla, que evolucionen… se creen que son los dueños. La parte material de Cuba es una ruina, pero el alma de los cubanos también. Si hubiera la suerte de que se derrocara la tiranía, tendríamos que esperar un tiempo para ir restaurando poco a poco las heridas.
«La gente progresista es la gente que quiere el bien para la humanidad, no la gente que quiere el bien para llenar su bolsillo«
En las calles de Cuba los manifestantes cantan ‘Patria y Vida’ y los medios de comunicación comparan esta revolución al ‘Maleconazo’ del 1994.
Lo del 94 fue un grupo de gente en el Malecón. Eso fue una cosa pequeña, ahora las protestas son a lo largo y ancho de toda la isla, en diferentes pueblos, ciudades, municipios. En muchos municipios el ejército ha reprimido a los manifestantes, pero por ejemplo en Santiago de Cuba ha dicho que no va a reprimir a sus hermanos. El 94 fue una “protestica”, pero esto no es una cosa coyuntural.
Cuando empezó la revolución de Fidel Castro, que triunfó el 1 de enero de 1959, el lema de aquellos era ‘Patria o Muerte’. Las personas no fuimos lo suficientemente perspicaces para darnos cuenta de la consigna que llevaba la palabra muerte y han muerto cientos de miles de cubanos: en las cárceles, en la guerra de Angola, ‘los balseros’ tratando de atravesar el estrecho de la Florida donde ha quedado una gran parte de lo mejor de la sociedad cubana. Ahora la consigna no es muerte, es patria y vida: tener patria para vivir, no tener patria para morir.
Según diferentes medios de comunicación, Josep Borrell, representante de la Unión Europea para la política exterior, ha pedido al Gobierno cubano “permitir las manifestaciones pacíficas de protesta y escuchar a los manifestantes. ¿Qué opina de la postura de la Unión Europea al respecto?
Desde la Unión Europea se va a hacer poco y se ha hecho poco en todos estos años. Recuerdo que Fraga, el fundador del PP, fue a Cuba. Entonces estaba muy bien con Fidel Castro porque los dos eran gallegos y vimos que no hizo nada. Han venido dos papas a Cuba, uno de ellos dijo “¡qué bien que se puedan celebrar las navidades!”, cosa que estuvo prohibidísima a partir del 59. El presidente anterior de Francia, François Hollande, fue a Cuba porque antes de morirse tenía que la revolución cubana que había admirado desde niño ¿Qué vamos a esperar de la gente que se manifiesta así?, ¿qué le importa a esa gente el dolor de un pueblo, si la preocupación está en mostrar que ellos son progresistas? La gente progresista es la gente que quiere el bien para la humanidad, no la gente que quiere el bien para llenar su bolsillo.
Estuve leyendo las noticias, Pedro Sánchez quiso hablar sobre Cuba y el grupito de Podemos dijo que el gobierno de Cuba tenía su apoyo porque es constitucional. Cuando Sánchez llegó a la isla no se reunió con la oposición, ¿qué vamos a esperar de Europa? No podemos esperar nada de nadie, lo que no haga el pueblo cubano, nadie lo va a hacer. Dicen aquí en España que los fachas son el PP y Vox, pero son los únicos partidos que se han puesto al lado del pueblo cubano, que han manifestado su apoyo y han hecho manifestaciones apoyando al pueblo de Cuba. El pueblo de Cuba no es un pueblo de ricos, de fachas, de millonarios, ni capitalistas; es un pueblo de gente que tiene hambre, que se está muriendo en la calle, que no tiene un pedazo de tierra para enterrar a sus muertos ¿En qué hipocresía vive la sociedad?
En Cuba los que tenían los mejores chalets, todo lo que querían para vivir, eran los que estaban bajo la capa de los Castro, los acólitos del comunismo cubano. Aquí en Europa veo que pasa algo similar: no es cosa de personas, es cosa del sistema y el sistema es el mismo. Espero que los españoles no tengan que pasar por el dolor, por la rabia y por la impotencia que ha pasado el pueblo de Cuba.
¿Qué se puede hacer desde España para apoyar al pueblo cubano?
Una cosa importante es dar a conocer las noticias. Otra cosa fundamental es que les llegue ayuda material, que ese es el motivo por el que están luchando, porque sin ella no pueden seguir adelante. La gente tiene que comer, se tienen que sanar para poder seguir adelante. ¿Cómo le va a llegar la ayuda material? No lo sé. El 11 del mes pasado mandé 250 euros a una iglesia de Cuba y no sé qué ha pasado: ni ellos han recibido el dinero, ni a mí me lo han ingresado en mi cuenta. Ese dinero es para gente que se está muriendo de hambre, ¿a nadie le importa?