Emiliano García-Page Sánchez, presidente de Castilla-La Mancha
Hoy celebramos el Día Mundial de Medio Ambiente, una efeméride necesaria cada año con la que Naciones Unidas nos recuerda la responsabilidad que tenemos con nuestro entorno y que, en el fondo, no deja de ser nuestra responsabilidad para con nosotros mismos. Y más, cuando, tras un año difícil de confinamiento, pandemia y restricciones, la naturaleza y el respeto al medio ambiente recobra una simbología especialmente significativa, porque quizá ha sido éste el momento para replantearnos nuestros hábitos y forma de actuar con la naturaleza, a quien le debemos tanto. A estas alturas, no podemos ser tan ingenuos como para pensar que nuestra incidencia en el entorno nos sale gratis ni en términos económicos, ni en términos sociales, ni en términos de supervivencia de nuestras sociedades y modos de vida.
El lema que nos propone Naciones Unidas para este año es ‘Reimagina, recrea, restaura’, que es al tiempo una misión global y una invitación personal a cada uno de nosotros y nosotras a adquirir un compromiso activo. La acción de los gobiernos por sí sola no va a conseguir el cambio global necesario.
En nuestra región, la biodiversidad y la protección del medio ambiente está en el centro de las políticas de gestión del territorio y nuestra acción se enfoca cada vez más a lograr la complicidad, la implicación y el compromiso de la ciudadanía. Porque cada acción individual es importante y porque en el Gobierno de Castilla-La Mancha somos conscientes de que no hay protección eficaz sin la implicación del territorio y de las personas que lo integran.
Y es que el inmenso patrimonio medioambiental que nos ha sido legado en Castilla-La Mancha se lo merece, con 114 espacios naturales protegidos y una amplia Red Natura 2000 que requieren un esfuerzo continuo de inversión y puesta en valor, a lo que se sumarán acciones de los fondos de recuperación de la UE. La restauración de humedales será una prioridad para la región en los próximos años. También estamos hablando de rescatar de la extinción a las especies más amenazadas, ejecutando planes de recuperación como el del águila imperial, el buitre negro o el del lince ibérico, que se ha devuelto a sus territorios históricos en Sierra Morena y Montes de Toledo.
Desde el Gobierno regional trabajamos para crear marcos estratégicos que favorezcan esa participación e implicación ciudadana. Quiero destacar la Estrategia Regional de Agenda 2030, un instrumento en fase de elaboración que marcará la hoja de ruta para la ordenación e implementación de actuaciones para un desarrollo regional basado en criterios de sostenibilidad. Una herramienta ambiciosa y de carácter transversal que deberá orientar la acción política en la región para dar un impulso hacia un modelo económico, social y ambiental sostenible, y que debe permitirnos alcanzar alianzas entre el sector público, privado y la sociedad civil.
Y si hablamos de modelo económico, destacar nuestra apuesta por la Economía Circular, con la Estrategia regional que hemos aprobado el pasado mes de marzo y que pretende incorporar los principios de la economía circular como elemento clave de transformación hacia un modelo de desarrollo y crecimiento más innovador, competitivo y sostenible, favoreciendo la creación de empleo, desacoplando nuestra economía del consumo de recursos no renovables y de la producción de externalidades negativas, que permita luchar contra el cambio climático y avanzar hacia una economía hipocarbónica en la región. Ya fuimos pioneros con la promulgación de nuestra Ley de Economía Circular, y ahora queremos hacer realidad los compromisos de aquella ley mediante esta Estrategia y su Plan de Acción.
En nuestra apuesta por el medio ambiente, estamos poniendo en marcha un Plan Estratégico para el Desarrollo Energético de Castilla-La Mancha para garantizar una transición energética compatible con la preservación de los recursos naturales y la lucha contra el cambio climático. Un plan que está previsto que genere hasta 13.000 empleos y que implica una inversión multimillonaria en sostenibilidad.
Y si hablamos de compromiso ciudadano, es imprescindible referirnos a la importancia de la educación ambiental. En estos días se cumple un año de la aprobación por el Consejo de Gobierno de la ‘Estrategia Regional de Educación Ambiental. Horizonte 2030’, una apuesta decidida para sumar a toda la ciudadanía de la región al compromiso con el medio ambiente. Esta estrategia pretende constituirse en un marco de referencia para la educación ambiental en nuestra región, en el que primen los principios de participación e inclusión, de colaboración entre distintas administraciones y de la propia sociedad civil.
Modestamente, creo que la ciudadanía de nuestra región puede sentir en un día como hoy que estamos en el buen camino. Nos queda sin duda mucho recorrido por delante para alcanzar los ambiciosos objetivos que nos hemos propuesto en materia ambiental. Pero con el esfuerzo y el compromiso de todos, creo que la meta está a nuestro alcance.