Este jueves, 8 de abril, se conmemora el Día Internacional del Pueblo Gitano. Una fecha que recuerda el Primer Congreso Mundial romaní/gitano celebrado en Londres el 8 de abril de 1971… y a las cerca de 900 personas que pertenecen a esta comunidad en la ciudad de Cuenca. Un colectivo ‘marcado’ por la marginalidad de forma tradicional y que cuenta con la Fundación Secretariado Gitano para combatir la discriminación y avanzar en el camino hacia la igualdad real y efectiva.
La crisis sanitaria ha supuesto un nuevo obstáculo para este colectivo por las propias dinámicas laborales vinculadas a sus actividades productivas. Emilio Bustamante Bermúdez, coordinador provincial de la Fundación Secretariado Gitano, señala que «mucha gente ha tenido que marcharse de Cuenca para buscarse la vida en otros sitios con más industria y donde pueden desarrollar otros trabajos. La verdad es que partíamos en desventaja en el ámbito laboral ya que más del 60% de la pobación gitana estaba en situación de desempleo. Entonces, las restricciones y el confinamiento han llevado al cierre y a las limitaciones en mercadillos, por ejemplo. Las restricciones han condenado a muchas familias a que no puedan buscarse el sustento. Muchas familias no podían salir a ganarse la vida con la venta ambulante». Durante la pandemia, la Fundación ha creado un fondo de emergencia que ha ayudado en Cuenca a 75 familias con tarjetas para alimentación básica e higiene.
El camino para evitar la discriminación va cubriendo etapas y la crisis del coronavirus no ha resultado especialmente favorable para la comunidad. «No hay una tendencia clara que diga que aumenta la discriminación pero nos siguen llegando casos. Varía según la situación y según las noticias que van apareciendo. Durante el confinamiento se vio un aumento de la discriminación y los discursos de odio a través de las redes sociales. Se viralizaba rápidamente cada vez que un gitano o gitana hacía algo inadecuado. Algo que no ocurría con comunidades no gitanas cuando también hacían algo inadecuado». Estas mismas fuentes destacan que el estereotipo del gitano se ha ido transformando, está cambiando, se va moderninzando y «se van derribando algunos estereotipos pero todavía siguen latentes muchos prejuicios. Nosotros damos charlas en los institutos y siguen saliendo los mismos prejuicios: ladrones, drogadictos, vagos…Y eso en 1º de la ESO. No podemos generalizar. La discriminación sigue vigente para cuestiones cotidianas. Hoy para un gitano todavía es complicado buscar piso si te apellidas Bustamante, Saavedra…la mayoría de inmobiliarias te aceptan al principio pero a la hora de firmar el contrato te dicen que no porque el piso ya está alquilado de forma sorprendente, o el dueño se lo va a dejar a uno de sus hijos…o lo que sea. O directamente, que el dueño no quiere gitanos».
La comunidad gitana se enfrenta a la paradoja de que el gitano mejor aceptado es el que rechaza sus raíces y se sale del ‘molde’. Emilio Bustamante apunta que «el foco está todo el día puesto sobre las minorías. Mientras cumples los estereotipos del gitano es todo estupendo pero en cuanto te sales del estereotipo ya eres…un gitano distinto, diferente porque sabes hablar, tienes estudios, trabajas,…En el momento en que la sociedad da por hechos unos estereotipos todo se desvirtúa y se exige que los cumplas. En cuanto te sales ya no eres gitano o eres poco gitano. No, soy totalmente gitano. Por eso es tan difícil derribar el estereotipo. Porque cuando nos comportamos de una forma normalizada, entonces dejas de ser gitano. Para ser gitano tienes que tener el pelo largo, lleno de medallas, ir en chándal y trabajar en el mercadillo. Todo lo demás parece que no está permitido al gitano».
Proyectos multidisciplinares con la educación como eje fundamental
La Fundación Secretariado Gitano desarrolla su actividad en favor de la igualdad desde diferentes perspectivas y enfoques con la formación como eje fundamental para la obtención de los mejores resultados. «Tenemos proyectos en materia de empleo, que están implantados desde 2003; proyectos educativos, otro proyecto para mujeres que se llama Calí y un programa de radio con el que buscamos completar la formación de nuestra comunidad, que es una pata que tenemos coja en la que hay que hacer mucho hincapié porque la formación es lo que nos va a dar la igualdad y mayores oportunidades de conseguir la empleabilidad. La gente viene y nos tienen como referente a hora de la búsqueda de empleo o a nivel educativo porque muchos padres no tienen ni los medios ni los conocimientos para poder apoyar a sus hijos. Esto es algo que sí va cambiando. La educación es algo que cada vez está más interiorizado y se sabe que es una parte importante del cambio para que los hijos tengan un futuro mejor. Esa concienciación hace que los proyectos funcionen y cuenten con respaldo». Una de las novedades que acoge estos días la Fundación es el cambio de sede. De hecho, se encuentran en plena fase de mudanza a la nueva sede que está ubicada en la Plaza Segundo pastor, número 1, en el barrio de San Fernando; desde los antiguos locales en la calle San Damián, 3, en el barrio de la Fuente del Oro donde permanecían desde 2011.
El coordinador provincial de la Fundación reconoce que «sí hemos notado un repunte del absentismo escolar aunque ha sido generalizado, por el miedo a la pandemia. Pero sí es cierto que en la comunidad gitana también ha habido casos. En nuestros proyectos no se ha reflejado más que de forma puntual. Pero sí somos concientes que el covid ha afectado y ha provocado un nivel de absentismo mayor, como hace muchos años que no ocurría».
Entre los efectos que ha tenido la pandemia entre la comunidad figura la ampliación de la brecha digital. «Vimos que sólo tres de cada diez niños con los que trabajamos disponían de ordenador, y el 30-35% disponían de algún dispositivos que tenían que compartir con el resto de la familia. Para paliar en lo posible esta circunstancia estuvimos repartiendo dispositivos electrónicos para reducir en lo posible la brecha digital que percibimos en ese momento». La Fundación atendió el pasado año 2020 a 314 personas.
«Es un esfuerzo conjunto de toda la sociedad, de gitanos y payos»
Emilio Bustamente resalta que la información es clave para avanzar hacia la normalización. «Hay que conocer a la comunidad gitana. Hacemos charlas de sensibilización a diferentes niveles. Intentamos informar que la comunidad gitana en Cuenca existe, que está ahí, y que hay de todo, como en cualquier colectivo. La comunidad gitana, actualmente, está formada cada vez en mayor medida por personas que valoran la educación porque los medios para ganarse la vida que han tenido sus padres han cambiado y ya no funcionan. La gente tiene que buscarse la vida, ganarse el pan. Y a través de la formación tiene posibilidad de acceder a un empleo y ganarte la vida. Cada vez más gitanos llegan a la Universidad, terminan la etapa de educación obligatoria y continúan progresando en los estudios. Este es un dato muy positivo porque, a la larga, tendremos un futuro mejor para la comunidad gitana. Tenemos claro que es un esfuerzo conjunto de toda la sociedad, que gitanos y payos queramos cambiar y tener una sociedad más justa. Para eso estamos trabajando».
El cambio de la legislación y el endurecimiento ante los comportamientos racistas y discriminatorios puede suponer un cambio significativo. «Ahora, por suerte, tenemos tres diputados en el Congreso y están luchando para que haya una ley que castigue los delitos de odio hacia la comunidad gitana porque actualmente no están penados y no hay nada que lo castigue. En cuanto las leyes nos apoyen, la situación cambiará favorablemente. Ahora no hay siquiera sanciones administrativas. Ha habido casos en los que no se ha permitido la entrada a gitanos a discotecas, se han llevado a juicio y…nada. O gente que conocemos que han ido a restaurantes y no les han dejado sentarse, o se les ha perseguido en los centros comerciales…suponemos que cuando la ley nos respalde un poco se podrá luchar por esa igualdad real y efectiva», señala el coordinador de la Fundación.