El Colegio de Médicos desea mostrar su pesar a la familia, amigos y compañeros de la doctora Sara Bravo López, una joven de 28 años que hacía refuerzos como médico de familia en el centro de salud de Mota del Cuervo, y que ha fallecido a causa del coronavirus en el hospital Mancha Centro de Alcázar de San Juan (Ciudad Real).
Sus compañeros del Área Integrada de Alcázar de San Juan, gerencia a la que pertenece el centro de salud de Mota del Cuervo, destacan que “se ganó el afecto y consideración de vecinos y compañeros por sus valores humanos y por su encomiable entrega y actitud profesional de servicio a sus pacientes”.
El Colegio de Médicos insiste en la urgente necesidad de garantizar unas condiciones de trabajo adecuadas y dotar a los profesionales sanitarios de la provincia de los equipos necesarios de autoprotección individual. Asimismo, debe someterse a los profesionales sanitarios a la realización de los test de forma periódica e inmediata independientemente de los síntomas o la exposición a casos sospechosos o confirmados.
A través de un mensaje en sus redes sociales, el alcalde de Mota del Cuervo, Jacobo Medianero, ha lamentado su fallecimiento con un mensaje en el que dice «que la tierra le sea leve. Nos sobrepondremos a todo. Saldremos adelante». El Ayuntamiento de El Pedernoso, donde también pasó consulta, ha emitido un comunicado donde ha destacado de ella que era «una médica encantadora que atendía con alegría y profesionalidad a los pedernoseños en las salidas de guardia o vacaciones de nuestro doctor titular. Una pérdida que nos llena de tristeza y pena. Mandamos un fuerte abrazo a su familia y a todo el personal del centro de salud de Mota».
El municipio zamorano de Santa Cristina de la Polvorosa, del que es su madre y al que estaba muy ligada, ha lamentado la muerte de la joven médica y ha colocado las banderas del Ayuntamiento a media asta en señal de duelo. El sindicato médico de Castilla-La Mancha CESM también ha emitido un comunicado donde reflexiona sobre que «cuando esto termine y nadie nos aplauda en los balcones, tan solo nos quedará el abrazo de nuestros familiares que conocen la envergadura de nuestros esfuerzos, y el gesto de complicidad de los compañeros que compartieron codo con codo los peores momentos, nuestras zozobras y nuestras victorias. Solo un médico sabe lo que sufre otro médico. Por favor cuidaos, porque queremos vernos juntos de nuevo cuando, por fin, todo esto termine».