Daniel Mora Huerta
El “farol” que Page manda a Ayuso (por su supuesto paraíso fiscal en la Comunidad de Madrid), resulta ser la solución de Castilla La Mancha. Crear pueblos sin prácticamente impuestos autonómicos, como consecuencia (o más bien, como contrarresto) de la –según Page- competencia fiscal desleal autonómica.
Esta medida de Page resulta ser pionera en toda España. Si nos abstraemos un poco y miramos esta medida desde fuera podemos ver hasta cierto punto cómico, pues se trata de un miembro del partido socialista hablando de “mini-paraísos” fiscales rurales. Desde luego, si alguien del PSOE es capaz de hacerlo, es Page.
Castilla La Mancha es, desgraciadamente, una de las regiones más afectadas y que más problemas tiene en cuanto a crecimiento demográfico y despoblación. Una de las soluciones (para mí, la principal) para luchar contra la “España vaciada” es precisamente un régimen fiscal atractivo. No tiene ningún sentido que las regiones que más sufren esta despoblación, sean a la vez las que mayor presión fiscal contengan. ¿Quién va a querer instalarse en un sitio donde no hay apenas población o la que hay está cada vez más envejecida y encima pagas más impuestos que en la de al lado que te triplica –en el mejor de los casos- en población y en oportunidades de negocio? Las políticas tienen que ir en la dirección opuesta. Se tienen que crear incentivos y políticas fiscales atractivas si quieres que alguien se instale en tu pueblo, en tu ciudad pequeña, en tu provincia “vaciada”.
Si se crea un régimen fiscal atractivo, algunas empresas de regiones adláteres o incluso de otros países, pueden plantearse la instalación o la deslocalización en tu región. En vez de señalar a Madrid, hay que competir con Madrid. Crea entornos atractivos, y empresas de Madrid se irán a Castilla La Mancha, pues la vida es probablemente más económica y bastante más tranquila. La despoblación no se va a frenar por arte de magia (de hecho, hay indicios de que el decrecimiento cada vez es mayor).
Y no se trata de rebajar el nivel y la calidad de los bienes y servicios públicos. Se trata de optimizar al máximo cada euro y ser más eficiente que tu comunidad, que tu país vecino. Es cuestión de llevar una buena gestión del presupuesto y un comportamiento responsable del gasto.
Estoy seguro de que una desgravación de un 25% del tramo del IRPF correspondiente a la Comunidad Autónoma (además de un 10% adicional en el caso en el que se decida comprar una vivienda en la región) atraería a muchísimas empresas e inversionistas, y que en un corto plazo, se empezarían a ver los primeros resultados en cuanto a crecimiento poblacional.