El Colegio de Médicos pide que el doctor Izquierdo, fallecido por Covid-19, sea reconocido como Hijo Predilecto de Cuenca

Solicita valorar también la posibilidad de dar su nombre a una calle de Cuenca y solicitar a la Junta de Castilla-La Mancha poner su nombre al Centro de Salud Cuenca I

El Ilustre Colegio de Médicos de Cuenca (ICOMCU) ha solicitado al Ayuntamiento que el doctor José Ramón Izquierdo, fallecido a consecuencia de la Covid-19, sea reconocido como hijo predilecto de Cuenca a título póstumo en el aniversario de su fallecimiento, el 31 de marzo.

Asimismo, el ICOMCU solicita valorar también la posibilidad de dar su nombre a una calle de Cuenca y solicitar a la Junta de Castilla-La Mancha poner su nombre al Centro de Salud Cuenca I.

El Dr. Izquierdo «nació, creció y ejerció la profesión médica en la ciudad de Cuenca. Fue miembro activo de la sociedad civil en múltiples actividades relacionadas con su ciudad, se contagió como consecuencia de su trabajo en el Centro de Salud Cuenca I atendiendo a pacientes conquenses y falleció el Hospital Virgen de la Luz de la ciudad conquense. Su familia, viuda, hijos, hermanos siguen entregados a esta ciudad en su trabajo y en la sociedad civil».

Es por ello que a juicio del Colegio de Médicos, «el Dr. Izquierdo reúne todos los requisitos para que el Título de Hijo Predilecto le sea concedido, puesto que Cuenca ha sido su ciudad natal y ha destacado de forma extraordinaria por las dichas cualidades, méritos y servicios prestados a la ciudad».

Biografía

José Ramón Izquierdo Sanz, nació el 7 de septiembre de 1958, en Cuenca. Era médico como su padre y dos de sus cuatro hermanos. Su vida transcurrió en Cuenca y sus veranos en Suzana (Burgos), rodeado de su familia y amigos.

De costumbres y aficiones comunes y sanas y de trato afable y cercano, perteneció a la generación de los Baby Boomer, aquellos que nacieron en la década a finales de los 40 y principios de los 60. Los protagonistas de la transición española. Los que han cuidado de sus padres y de sus hijos a la vez. Ese contexto forjó el carácter de nuestro fallecido médico.

José Ramón Izquierdo como su padre, uno de los más famosos y prestigiosos otorrinolaringólogo de Cuenca, cumplió con sus enfermos hasta que el Coronavirus llegó a Cuenca y asedió su cuerpo.

De joven disfrutaba de sus amigos, de las tardes en el parque del Vivero, del voleibol, y momentos memorables como la Semana Santa, Las Turbas y ‘La Vaquilla’.

A los 33 años conoció a Fina, de Huesca. Se casaron el 23 de octubre de 1993, establecieron su residencia en Cuenca y compartieron una vida feliz desde entonces. Tuvo dos hijos, Andrés, de 24 años, que hizo Ingeniería de Organización Industrial y Carlos, de 21, que estudia medicina, como su padre.

Disfrutaba de aficiones familiares como coger setas, ir de baño a los pantanos, el ciclismo, el pádel, paseos en la playa y senderismo por la Sierra de Cuenca. El verano se reservaba para sus viajes a El Grado, donde disfrutaba de excursiones por el Pirineo. Era feliz en el Salvaguardia. ¡A los 60 años logró un 3000!

José Ramón Izquierdo era deportista nato, amado en la región y un gran aficionado al pádel y, a pesar de una lesión de rodilla, nunca dejó de jugar el campeonato del Colegio de Médicos. Regañaba a los que no se cuidaban la salud. Él había dejado de fumar desde hacía veinte años, y no, no presentaba ninguna patología previa. El doctor Izquierdo tenía una salud de roble, un espíritu arrollador y un carácter nada polémico, todo le parecía bien. Era el médico de la sonrisa eterna, la paciencia infinita, la bonhomía, la campechanería con sus paisanos, especialmente con los mayores, que tan duramente han sido castigados por el virus. Quién le iba a decir a él que también se cebaría en su cuerpo. El médico al que muchos compañeros médicos elegimos como nuestro médico de cabecera, trabajó como médico de Atención Primaria en los pueblos de Caracenilla, Villar de Cañas y Cañaveras. Alcanzó el destino definitivo en el Centro de Salud Cuenca I.

Querido por sus compañeros y amigos, y también por sus pacientes por el trato amable, próximo y certero hasta que el coronavirus llegó a su vida. A primeros de marzo empezó a encontrarse mal. En el centro de salud donde trabajaba atendió paciente tras paciente con patologías respiratorias muy extrañas, desconocidos y graves desde finales de febrero. No tenía medidas de protección, las autoridades sanitarias no habían dado ninguna orden, de hecho, en España no había peligro y así lo dejaban claro desde el Ministerio de Sanidad.

Mientras tanto, José Ramón, hijo de una saga familiar de médicos conquenses de la posguerra, seguía derivando a sus pacientes al hospital. Estaba receloso, algo no andaba bien. La gente llegaba muy enferma. Él mismo empezó a sentirse mal en casa, algo no iba bien, aunque no imaginara que lo que le estaba pasando era lo mismo que él estaba viendo en sus pacientes.

Un día, cuando la saturación de oxígeno de su sangre había bajado de forma preocupante, avisó a su inseparable Fina para decirle que marchaba a urgencias y ese día quedó ingresado con una neumonía de las que él mismo había estado auscultando en su consulta.

El 13 de marzo ingresó en la UCI del hospital de Cuenca. Más de dos semanas estuvo luchando por su vida nuestro carismático doctor nacido en la España del 58. Tuvo un duro combate, 17 días sin descanso en la UCI. Los riñones le fallaron, le pusieron diálisis, pero el resto de órganos no respondió a los esfuerzos de sus compañeros.

El doctor Izquierdo estuvo tratando a pacientes con Covid-19 sin saber ni ellos ni él que eran huéspedes forzosos del maldito virus. El 31 de marzo la familia recibió la fatídica llamada del hospital de Cuenca. Eran las cinco de la tarde de un martes, José Ramón partió para siempre.

El doctor Izquierdo es «uno más entre los numerosos médicos que están muriendo sin protección y exponiendo su vida en Centros de Salud y hospitales de España. Son las caras de la tragedia entre tantos miles de españoles que están cayendo. Vaya por ellos y por José Ramón Izquierdo Sanz este homenaje. No serán un número, no serán una cifra. Gracias, doctor, gracias, compañero y descansa en paz».

«Con estas palabras obtenidas de testimonios de familiares, amigos, compañeros y pacientes, y de la Junta Directiva del Ilustre Colegio de Médicos de Cuenca el ICOMCU solicita al Excelentísimo Señor Alcalde de Cuenca, D. Darío Dolz, que el Dr. Izquierdo sea reconocido hijo predilecto de Cuenca a título póstumo en el aniversario de su fallecimiento, 31 de marzo, y valoren la posibilidad de dar su nombre a una calle de Cuenca, además de dar traslado de la solicitud a la Junta de CLM para que autorice dar su nombre al Centro de Salud Cuenca I».