Pedro J. García Hidalgo.
Ex concejal del PP
El socialista Tierno Galván afirmó que «las promesas electorales están para no cumplirse».
Cualquiera que haya trabajado en una campaña electoral y se haya implicado en la redacción de un programa electoral, sabe que muchas de las promesas que se dejan escritas, tendrán muy difícil su cumplimiento. Sobre todo aquéllas que dependen de la participación de otras instituciones. Y por eso los electores no suelen leer los programas electorales, porque saben que, normalmente, son palabras que, en buena parte, se llevará el viento.
Sin embargo, hay promesas que la gente tiende a creer, porque parece que solo dependen de quien las hace. Y de este tipo es la promesa que Dolz y su equipo hicieron en campaña, relativa al servicio de autobús.
«Dolz remodelará el bus urbano de Cuenca con cuatro líneas circulares y lanzaderas a AVE y polígonos«, titulaban los distintos medios el 22 de mayo de 2019 en plena campaña electoral de las pasadas municipales.
Cuando el entonces candidato socialista, y hoy alcalde de Cuenca, lanzó esa promesa, lo hacía a sabiendas de que no podía cumplirla. Quizá el voluntarioso concejal que realizó la propuesta técnica y el resto de la candidatura pudieron creérselo, dada la bisoñez política que atesoraban en esos momentos. Pero repito: Dolz sabía que no podía cumplir esa promesa, si no rescindía el actual contrato con la empresa concesionaria y licitaba uno nuevo.
Fue el propio Dolz, como primer teniente de alcalde de Juan Ávila, el que diseñó y negoció el actual contrato. Un contrato que en su primera licitación quedó desierto – por 400.000 euros ninguna empresa estaba dispuesta a realizar el servicio- y que después se adjudicó, rebajando las pretensiones municipales iniciales, por el procedimiento negociado.
Fue el propio Dolz el que hizo que la empresa realizase más kilómetros. de los establecidos en el contrato, generando una importante deuda para el ayuntamiento.
Fue el propio Dolz el que, nada más adjudicar el contrato, comenzó a incumplirlo.
Alguien, de manera bienintencionada, podría decir: ¿Y por qué no puede el ayuntamiento modificar ese contrato para poner esas lanzaderas y esas líneas circulares?
En primer lugar porque le ley de contratos lo impide, y solo lo permite en casos muy tasados y en un porcentaje no mayor de un 10% del precio de licitación.
¿Y por qué la ley parece que impide lo que podría ser una mejora de un servicio público?
Lo explicaré con un ejemplo: Imaginemos que yo, alcalde, tengo un cuñado que tiene una empresa de autobuses y que quiero adjudicarle ese servicio. Pues bien, lanzo un concurso con un precio muy bajo para que nadie se presente, excepto mi cuñado, al que ya le he dicho que en cuanto le adjudiquemos el contrato, lo modificaremos al alza. Mi cuñado se presenta, gana el concurso y el ayuntamiento modifica el contrato al alza. Después, de ese incremento, yo me quedo un tanto por ciento. Como veis, esto es la madre de todas las corrupciones.
Por eso Dolz sabía que no podría cumplir su promesa cuando la hizo. Por eso este incumplimiento es mucho más sangrante que tantos otros que podremos ir comprobando con el paso del tiempo de esta legislatura.