Jorge Fresneda
Hace unos días, leía el anuncio del consejero de Desarrollo Sostenible, donde con gran bombo se anunciaba el gasto de casi 80 millones de euros para el refuerzo aéreo del plan de extinción de incendios forestales (Plan Infocam).
El titular es prometedor, pero hay que entrar en los pormenores y sobre todo en la raíz de este asunto. El quid de la extinción de los incendios forestales es la prevención, está más que demostrado, que los incendios se apagan en invierno (con limpieza de monte, podas, clareos, cortafuegos, apertura de pistas forestales…), de nada sirve adquirir más medios, si por no mantener el monte de manera adecuada, el incendio va a superar con creces la capacidad de esos medios (incendios de sexta generación).
Con esto, no critico el refuerzo aéreo anunciado, solamente hago notar que es necesario un compromiso entre la adquisición de medios y el mantenimiento y limpieza del monte, para que, y me reitero, en el desgraciado caso de un incendio, este no sea tan grande que sobrepase la capacidad de los medios. Aunque a veces nos digan que se gasta en mantenimiento y limpieza, sólo hace falta darse una vuelta para ver que no es así, los grandes incendios que por desgracia asolan cada año España lo confirman. De hecho, pocos titulares anunciando grandes partidas presupuestarias para la limpieza y mantenimiento de montes, previniendo de esa manera incendios, podemos encontrar. ¿Por qué no dividir esas partidas presupuestarias en ambas cosas?
También me gustaría puntualizar el uso que vemos de esos medios llegado el fatídico incendio. En no pocas ocasiones (todos los veranos leemos alguna noticia de ello), cuando el incendio es un conato o un pequeño frente detectado por un vigilante o un aviso al 112, se mandan los medios mínimos, generalmente tan mínimos, que están por debajo de la fuerza del incendio, el cual se propaga y sube de nivel. La única explicación que encuentro a este hecho, cuando no hay otros incendios ocupando los medios, es que no los envían para ahorrar dinero. Esos inicios de incendio terminan cogiendo cuerpo, haciendo un frente de kilómetros, y entonces hay que mandar a todos los medios disponibles, gastando más que si se hubieran enviado desde el principio, y siendo menos eficaces, ya que el frente suele ser tan grande que no lo pueden controlar en días, quedando calcinadas muchas hectáreas. Parece más económico tanto monetariamente, como medioambientalmente, donde el coste de la perdida de hectáreas de flora y fauna es prácticamente incalculable, poner todos los medios al principio, cuando es sofocable, que esperar para terminar poniéndolos más adelante, cuando la capacidad de extinción es superada abrumadoramente por el tamaño del incendio.
No me gustaría terminar estas líneas, sin recordar que todos somos parte de la prevención de incendios, y debemos mantenernos activos y vigilantes. En verano, no haciendo fuegos ni cualquier hecho o actividad que pueda provocar un incendio o avisando al 112 si vemos humo. Ahora en invierno, los que tengan terrenos (cosa habitual en la provincia), limpiándolos y manteniéndolos de manera adecuada para que, llegada la época estival, sea lo más seguro posible, ya que los grandes incendios, se apagan en invierno.