Un vistazo superficial es suficiente para comprobar el deterioro que sufre el edificio del mercado municipal. La falta de mantenimiento e inversiones ha provocado un listado cada vez más numeroso de desperfectos que ha empujado al inmueble a un punto de no retorno. El abandono ha supuesto que cada vez más negocios hayan echado el cierre, y a esta situación estructural muy grave ha venido a poner la puntilla la pandemia. Actualmente la lista de establecimientos abiertos se reduce a cuatro: frutería, carnicería, floristería y la churrería.
Es por eso que el actual Equipo de Gobierno municipal, coincidiendo con su predecesor, ve imposible la rehabilitación y ha optado por poner encima de la mesa una solución que pasa por derribar el inmueble y construir uno completamente nuevo. La previsión inicial es empezar las obras hacia el segundo trimestre del próximo año.
Así se lo trasladó el Ayuntamiento a los vecinos la semana pasada, en una reunión en la que explicó una propuesta que plantea un edificio de cuatro plantas, de las que dos serán para oficinas municipales, dos para mercado y espacio de restauración y un aparcamiento bajo tierra. Un cambio radical que, según avanzaban en dicho encuentro el alcalde, Darío Dolz, y la concejala de Urbanismo, Nelia Valverde, vendrá a regenerar el entorno del edificio, es decir, las plazas de España y de los Carros y la calle Corralejo.
Los comerciantes del mercado municipal ven con incertidumbre este avance, dado que según han indicado a Voces de Cuenca, no es la primera vez que el asunto sale a la palestra para terminar olvidado en un cajón. Además, afirman que nadie desde el Ayuntamiento se ha puesto en contacto con ellos para darles la noticia y resolverles las dudas que genera una operación de una magnitud como la que se plantea.
Dudas de los comerciantes
La principal que ronda entre las cabezas de los autónomos que tienen su puesto en el mercado municipal es precisamente saber si van a poder continuar con sus negocios cuando abra el nuevo edificio y dónde van a poder establecerse mientras duran las obras. Sobre este último punto también quieren conocer si van a disponer de condiciones para mantener los productos, porque por ejemplo en la carnicería necesitan una cámara frigorífica para poder conservar los alimentos.
Los comerciantes que permanecen en el edificio aseveran que son los primeros interesados en que este recupere la vida que había antiguamente, y por ello solicitan al Consistorio que en lugar de poner trabas dé facilidades a los emprendedores para que puedan establecer sus negocios en el nuevo inmueble.
Uno de los puntos incluidos en las previsiones es la construcción de un aparcamiento subterráneo bajo el edificio. Cuestión que los comerciantes agradecen, dado que vendría a compensar una medida que había anunciado anteriormente el Equipo de Gobierno y que a su juicio les perjudicaba, como es la conversión de aparcamiento de zona azul a zona verde en la calle Fray Luis de León. Además, temen que la transformación también venga a eliminar aparcamiento en superficie en la plaza de los Carros, por lo que este parking bajo tierra permitiría que vecinos del resto de la ciudad pudieran acudir a hacer sus compras.
Optimismo entre los clientes
El declive del mercado municipal y el cierre generalizado de negocios no ha hecho que los clientes dejen de ir. Pese a la cantidad de persianas bajadas se puede ver una gran cantidad de habituales, en su mayoría vecinos del centro de la capital, que varias veces a la semana acuden a llenar su cesta de la compra. El optimismo ante este anuncio es la tónica general entre los clientes.
Antonio Gallego asiste un par de veces a la semana para comprar tanto en la carnicería como en la frutería, y manifiesta que este derribo y construcción de un nuevo mercado «llega tarde. Lo tendrían que haber hecho hace muchísimo tiempo porque las instalaciones que hay actualmente no son presentables para una ciudad como Cuenca. Con el sitio en el que está, tiene muchas más posibilidades de las que han estado utilizándolo hasta ahora».
«Estoy seguro que cuando el edificio reúna las condiciones que tiene que reunir, si lo hacen con un mínimo de decoro y salubridad, se va a llenar, porque el sitio en el que está es especial. Ahora hay que tener mucho ánimo para venir a comprar, con todas las puertas abiertas y sin calefacción, limpieza y aseos», sentencia.
Concepción Cabañero asevera que lleva «toda la vida» acudiendo prácticamente todas las semanas a hacer la compra y lamenta que «la situación es muy mala porque no hay ya casi nada abierto». «Que hagan lo que les dé la gana, pero que lo hagan porque las palabras se las lleva el viento», subraya.
Juan José Medrano es otro de los fieles clientes de la frutería y la carnicería, a las que lleva acudiendo «desde hace muchos años». Lamenta que el edificio «está desmantelado del todo» y afirma que le parece «bien» que pongan «un mercado central» para el que pide que tenga «un buen aparcamiento y que lo muevan un poco, porque tal está hecho una ruina».
Rosa Martínez, por su parte también es clienta habitual del mercado municipal. En su caso, considera necesaria una remodelación de la plaza de España «y que hagan un edificio bonito que no suba muchas plantas, dos como máximo». «Ya que lo tiran y lo hacen nuevo, que lo dejen todo bien», incide pidiendo que se tome ejemplo de otros mercados como hay en Madrid, Valencia o Pamplona. «No me gusta como está ahora mismo ni por fuera ni por dentro. Hace falta tirarlo y hacer un edificio nuevo», concluye.