Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, ha asegurado este miércoles que su Gobierno no va a «endurecer las medidas» contra el coronavirus «salvo que nos lo indiquen claramente los datos». En un discurso durante el encuentro que ha mantenido en Villalba de la Sierra para presentar a empresarios conquenses los Fondos Europeos Next Generation, el dirigente autonómico ha criticado que no espere a ver el resultado de las limitaciones ya vigentes antes de reclamar que se eleven de grado, en una referencia implícita a las demandas de confinamiento domiciliario.
«Después de tomar muchas medidas como estamos tomando, nos podemos permitir ir graduando”, ha señalado pero ha advertido que “no descartamos como Gobierno tomar las medidas más extremas”. Page ha destacado que restricciones como las de Nivel 3 que se están aplicando en Cuenca capital «tienen sentido y están dando efecto» y ha insistido en evaluar antes de cambiar de estrategia.
En esa misma línea, ha enfatizado que «sabemos que el principal problema de contagios no está en los restaurantes» y ha defendido que, salvo excepciones, los establecimientos de hostelería están cumpliendo con las medidas de prevención frente a la COVID-19. Más preocupante es para Page el fenómeno de aquellos ciudadanos que se dedican irregularmente «a alquilar pisos y casas» para que acoger fiestas. Unas declaraciones que llegan un día después de que Castilla y León haya anunciado el cierre de este tipo de locales.
También ha reivindicado los colegios como «los espacios más seguros que existen, porque siempre lo han sido» y prueba de ello para el presidente «es que ningún padre dejaría a sus hijos durante hora en un lugar que resultase peligroso para él».
El dirigente ha aseverado que no antepone «la economía a la salud pero que tampoco las contrapone y aboga por ponderar el peso de ambos aspectos en las normativas que se vayan fijando.
El presidente regional ha comparado la situación actual con la de marzo afirmando que lo «que nos llegó de Madrid entonces no fue una ola sino un tsunami y lo repito aunque haya a quien le moleste que le diga». Ahora, ha dicho, «gracias al trabajo intenso de cientos de personas como los rastreadores y mi propio consejero de Sanidad se está consiguiendo mitigar el problema, aunque se pueda resolver completamente».