La mano en el corazón, los ojos humedecidos y la mirada al cielo. Si hay una imagen que resuma el acto de entrega de los Premios Princesa de Asturias de este viernes es la de Teresa López Pernía en el escenario del Hotel Reconquista de Oviedo. La madre de Sara Bravo –médica de familia en Mota del Cuervo y otros pueblos de La Mancha conquense que falleció en marzo con 28 años por coronavirus– supo sintetizar con su lenguaje no verbal la entrega y el dolor de los profesionales sanitarios españoles ante la pandemia. El gremio, reconocido en su conjunto en la categoría de Concordia, estuvo representado por ella y por otras 14 personas: dos neumólogos, una farmacéutica, una especialista en medicina interna, un enfermero en una residencia de ancianos, una trabajadora de la UCI del Hospital Central de Asturias y la directora de Enfermería del mismo centro, un técnico en emergencias sanitarias, un auxiliar de enfermería, un técnico de imagen para el diagnóstico, una limpiadora, un MIR y el jefe de la UCI del Hospital Gregorio Marañón de Madrid y del Grupo HM, José Eugenio Guerrero.
Recordó especialmente a los que, como la doctora Bravo, perdieron la vida, «hombres y mujeres que llevaron su generosidad y compromiso hasta el extremo» y parafraseó a Unamuno para destacar que el premio es «de todos y de cada uno de nosotros, los que construimos la vida diaria anónimamente, sin que el nombre aparezca en ningún sitio, pero son o somos los verdaderos protagonistas de la historia».
«La historia del año 2020 estará marcada por la peor crisis sanitaria a la que el mundo se ha enfrentado en el siglo XXI. Una pandemia que ha cambiado nuestra forma de vida y que nos obliga a afrontar un futuro incierto. Pero que también nos ha enseñado lecciones importantes y nos ha hecho recuperar valores esenciales», continuó.
Guerrero destacó que «los terribles días de esta primavera los hemos vivido trabajando juntos y los hemos superado gracias a la unión de los diferentes estamentos de la sanidad, con la conjunción de esfuerzos tanto de los recursos públicos como privados, con la colaboración altruista de muchas empresas y organizaciones facilitando material, el apoyo de los sectores esenciales, así como la colaboración de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado».
Reconoció que «hubo desaliento, cansancio infinito, lágrimas, miedo» pero que siempre volvieron a levantarse «porque rendirse no era una opción». Añadió que nunca fueron héroes aunque hicieron su trabajo lo mejor que supieron y pudieron, conscientes de que compartían un destino común con toda la sociedad.
Discurso del rey
En una edición de estos premios tan marcada por la pandemia, el rey Felipe VI manifestó en su discurso que “durante esta crisis la inmensa mayoría del pueblo español está dando pruebas inequívocas de resistencia y entereza. Su ejemplo no puede ser un esfuerzo estéril ni caer en el olvido. Y ese ejemplo nos exige a todas las instituciones estar siempre -y ahora más que nunca- al lado y al servicio de los ciudadanos; requiere conducirnos con sentido del deber, con la mayor responsabilidad, y con la máxima integridad y rectitud, para que el interés nacional prevalezca y los intereses generales de los españoles sean nuestro norte y guía”.
“Quizá es este un momento en el que, de forma más necesaria, precisamos valor y esperanza. Esta ceremonia, las circunstancias en las que se celebra, la experiencia de los últimos meses, son la prueba de que nada ha sido fácil. La prueba de que hemos estado y seguimos estando sometidos -la Humanidad entera- a una presión y una tensión muy duras.”, dijo el monarca.
En su discurso, señaló que “esta crisis sanitaria ha puesto a prueba las capacidades de los Estados; ha mostrado sus debilidades y carencias como también sus fortalezas; e igualmente la trascendencia de los altos valores que deben regir la vida democrática; la importancia que, para todos, sin distinción alguna, tienen la solidaridad, la unión, en definitiva, el afecto. El valor de estrechar la mano, de un abrazo, de una caricia… Un afecto que entre todos hemos cultivado a lo largo del tiempo y que nos enlaza y nos atraviesa, dándonos vida.
Antes del rey intervino Leonor de Borbón, princesa de Asturias, que explicó que “tengo casi quince años. Sigo muy de cerca, como muchos niños y jóvenes de mi edad, lo que sucede en nuestro país. Y después de haber estado meses sin ir al colegio, la vuelta a clase nos demostró que tenemos que adaptarnos a estas nuevas circunstancias, siempre con la esperanza de que todo mejore».
“Pero si hay algo que mi hermana Sofía y yo hemos aprendido es el sentido de la responsabilidad. Nuestros padres nos lo han enseñado siempre. Y creo que los jóvenes de mi generación también son conscientes de ello. Un sentido de la responsabilidad que pasa por no olvidarnos nunca de las personas que nos rodean, que nos quieren y a quienes queremos.”, ha afirmado la princesa, quien ha agregado que “también hemos comprobado la importancia de la solidaridad gracias a personas que, como las premiadas, son un ejemplo de cómo enfrentarse a las dificultades. Con vuestro extraordinario trabajo y talento, nos marcáis el camino».
Premiados
En esta edición, además del premio de Concordia para los sanitarios españoles en primera línea contra la COVID-19; se han entregado a Ennio Morricone y John Williams el Premio Princesa de Asturias de las Artes; a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara y Hay Festival of Literature & Arts, el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades; a Dani Rodrik, el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales; a Carlos Sainz Cenamor, el Premio Princesa de Asturias de los Deportes; a Anne Carson, el Premio Princesa de Asturias de las Letras; a Yves Meyer, Ingrid Daubechies, Terence Tao y Emmanuel Candès, el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica; y a Gavi, the Vaccine Alliance, el Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional.