Europa Press
El exvicepresidente de Coca-Cola Marcos de Quinto ha apuntado que los acusados de ‘escrache’ en el día de boda tenían como «objetivo» boicotearla y lo «consiguieron». «Parecía una manifestación para atacarme en lo personal, no para pedir sus derechos», ha aseverado.
Tanto él como su mujer, que ha admitido que se sintió agredida en un ambiente de «odio» en ese día, han reclamado la cantidad de 6.000 euros –«una cantidad simbólica»– en concepto de los daños causados y de los cambios que tuvieron que realizar en la ceremonia a causa de los hechos.
En la sesión que se celebra este miércoles en el Juzgado de lo Penal número 1 de Cuenca, los tres acusados, trabajadores de Coca-Cola, que se han limitado a responder a las preguntas de la Fiscalía y sus abogados, han admitido que se encontraban en la protesta de ese día en la Plaza Mayor pero que desconocían si se estaba celebrando una boda. Han negado que profirieran los insultos que se detallan en el escrito de la Fiscalía hacia los novios, que increparan su coche y que colocaron pegatinas.
Asimismo, han hecho alusión a que la protesta estaba autorizada por la Subdelegación del Gobierno en Cuenca y estaba motivada por que no se estaban cumpliendo las sentencias de readmisión de trabajadores que se encontraban en un Expediente de Regulación de Empleo.
En la misma línea, han expresado que en los momentos de la protesta no hubo ninguna sanción ni comunicación por parte de la Policía por estar cometiendo irregularidad alguna.
«Era todo tan perturbador»
Por su parte, la mujer de Marcos de Quinto ha afirmado que se sintió «agredida» e «intimidada». «Cuando salimos, estando en el coche, se nos acercó la gente y nos dijeron que nos iban a joder la boda», ha relatado.
Ha descrito que como sorpresa tenía una canción preparada porque es cantante de ópera, pero se le olvidaron «muchas letras» por el ambiente de odio generado con la protesta. «Había tanto odio,
tanto jaleo, era todo tan perturbador».
Asimismo, ha precisado que empezó a escuchar todas las consignas de la protesta «desde por la mañana», porque se estaba preparando para la ceremonia en el Parador de Cuenca.
«De Quinto»
De Quinto ha indicado que reconoce a los tres acusados, aunque hayan cambiado su peinado. Llegó a las 18.30 horas a la Catedral con su madre y su hermana, vio un grupo de gente con camisetas rojas insultándole –«de hijo de puta a todo tipos de insultos»–, que «llevaban megáfonos», y cree también un «amplificador de conciertos». También añade que a la novia le dijeron expresiones como «la brasileña tiene nuez».
«Durante toda la duración de la ceremonia, desde dentro de la Catedral se escuchaba perfectamente todo con esos amplificadores que llevaron», ha precisado, añadiendo que no pudieron tirarles el arroz porque «fue increíble».
Aunque la Policía les indicó que podían salir por la puerta lateral de la Catedral, salieron por la principal. «Rompieron el cordón cuando salimos, y nos estuvieron pegando puñetazos en la ventanilla y diciéndonos de todo. Estábamos asustados. Durante 10 minutos estuvimos bloqueados, no pudimos salir, porque los manifestantes nos bloquearon el coche», ha afirmado.
En este momento concreto del coche «había mucha gente alrededor» y solo reconoció a A.T.G, «que estaba pegando golpes en la ventanilla».
Acusados
I.A.S, que ha declarado el último, ha afirmado que los trabajadores estaban convocados porque había «un acontecimiento con altos cargos, entre ellos De Quinto», pero desconocían el acontecimiento que se iba a celebrar. «No fuimos en contra de él, sino porque no se cumplía una sentencia para readmitirnos», ha aseverado.
Admite que sí vio a los otros dos acusados –A.T.G y D.M.B –, que cogió el megáfono, pero no para increpar a De Quinto ni a los invitados –en ningún momento–, sino para explicar la situación de los trabajadores. «No impedimos que los invitados entraran de forma tranquila. Con el cordón policía era imposible. Lo que pasaba es que paraban esos autobuses con invitados y entonces se entorpecía todo el tráfico».
Respecto a su posición en la protesta, no estuvo «todo el rato» en la plaza, porque cuando acabó la ceremonia ya se había marchado con su pareja. «No increpamos a los novios, nosotros no, pero gente de Cuenca sí. No recuerdo que nos sancionaran ni nos comentaron nada por saltarnos el cordón, interrumpir el tráfico ni nada de lo que se nos acusa».
De su lado, A.T.G no vio cuando salieron los novios, ha negado que viera a los otros dos acusados, pero imagina que se encontraban en el lugar de la protesta y les conoce «porque son compañeros de trabajo».
Ha desmentido que hiciera uso de un megáfono –pues empleó su propia voz– y que viera a De Quintos, ya que estaba «en una zona alejada de la Catedral, más cerca de la entrada de la Plaza Mayor que de la puerta» del templo.
Por su parte, D.M.B, que, según afirma, estaba ubicado en la Plaza Mayor, al lado derecho al fondo, no vio a los novios salir de la Catedral ni sabe cuando entraron, porque se estuvo desplazando por la ciudad «porque no la conocía». «No estuve pendiente de los novios, sino de cuando vinieron los directivos de Coca-Cola, que es lo que influye en el incumplimiento de la sentencia».
Ha descrito cómo existía una carretera entre la Catedral y el cordón policial, y vio cómo los coches «fluían con normalidad», añadiendo que el propio inspector de la Policía les felicitó al finalizar la manifestación por su buen comportamiento.
Niega que rebasaran el cordón, ni «nadie de la iglesia» salió para decir que molestara la megafonía. «Si la música hubiera molestado, creo que el inspector de Policía nos habría dicho algo», ha asegurado.