Al montaraz Antonio Virtudes
Los vientos milenarios duermen en el glaciar,
burbujas congeladas con tiempo de otra edad:
polen en suspensión, su flora y sus insectos,
y las dietas de los depredadores;
el clima montañés y su mudanza;
mecánica celeste de otro tiempo.
Quisiera respirar ese aire de aquel día,
el vendaval helado del grito transparente,
por ver si el viento ya cantaba en el valle
las mismas letanías que escuchan hoy los ciervos;
si ascendiendo, a su modo, por paredes de hielo,
sin piolets ni crampones,
al humano, también, de aquella era,
la montaña llamaba
como al eco el abismo,
como a nieve el nevero,
como el ventisquero a la tormenta.