Más de 98.000 mujeres están actualmente censadas en la provincia de Cuenca, cada una tiene una historia y lucha propias que se une a las reivindicaciones que se realizan el Día de la Mujer. Cada una de ellas es un espejo en el que reflejarse, una realidad que representa a la que tantas otras viven y que muestra la realidad como un canto a la esperanza y a la vida.
Diversas, variadas, heterogéneas, pero todas mujeres. En un día en el que concienciar, empoderar, proteger los derechos y garantizar que las féminas puedan alcanzar todo su potencial sin techo de cristal o desigualdad. La reivindicación tiene rostro femenino y se personaliza con historias que llevan nombres y apellidos
Virginia Lozano: “He demostrado por mi misma que puedo hacer las cosas de las que otros no me creen capaz”

Virginia vive la vida al máximo y pone el corazón en todo lo que hace. La espina bífida es solo una característica más como persona, pero no define sus limitaciones ni hasta donde puede llegar. Lozano afirma que, como mujer y persona con discapacidad se enfrenta a una “doble discriminación”. Virginia sentencia que “se ve antes a mi silla o a mi discapacidad que a mí como persona”. Sin embargo su entorno cercano ha sido clave en su confianza y en la concepción de lo que podía o no hacer porque “siempre me han apoyado en las decisiones que he tomado, sin sobreprotegerme, me han animado a hacer las cosas que quiero, que me gustan, y han puesto los medios para ello”. Virginia ha librado su propia batalla “he demostrado por mi misma que puedo hacer las cosas de las que otros no me creen capaz”. Lozano reclama no tener que demostrar su validez ante nadie porque “al final las cosas se demuestran para uno mismo, lo que consigues debe de ser un mérito personal que luego aporte valor a la sociedad, pero principalmente debe ser por ti”. Además, insiste, “el hecho de que tengamos que estar demostrando cosas por simplemente tener discapacidad o por ser mujer es absurdo”.
Madre Inmaculada: “Lo más importante es estar feliz con quién es uno mismo, ese es el secreto para tener una vida plena»

Inmaculada es un ejemplo de vocación, de vida de servicio por elección propia y de trabajar desde el amor cada día de su vida. Ella es la Madre Superiora de las hermanas Concepcionistas de Cuenca y asegura que «cualquier persona, por el hecho de serlo, tiene una voz propia y se representa a sí misma a través de sus acciones y palabras». La religiosa señala que no se siente reprimida o inferior como mujer en la Iglesia, «todo lo contrario, para mi las mujeres en la religión tenemos papeles esenciales». Inmaculada comenta que «aunque las religiosas no podemos dar la absolución, muchas personas vienen a confesarse con nosotras» y afirma que «la evangelización, que es el objetivo fundamental de la Iglesia, lo ha llevado la mujer para delante desde que la Iglesia es Iglesia”. La superiora refiere que en el caso de la confesión cristiana «mujer y hombre son igualmente relevantes para transmitir el mensaje de Cristo, ocupamos papeles diferentes pero en todos los casos son papeles principales». Sobre los estigmas que tradicionalmente se asocian a las religiosas, la Madre señala que «yo soy muy feliz con quien soy y eso es lo más importante, estar feliz con quién es uno mismo porque ese es el secreto para tener una vida plena».
Rosa Cantos: “Todas las mujeres deben seguir sus pasiones, no tener miedo de asumir los desafíos que puedan surgir”

Rosa es una mujer divertida, alegre y chispeante. Se dedica a la terapia ocupacional con mayores y refiere que “las mujeres en todas las profesiones, incluso las menos visibles, merecen ser reconocidas y valoradas”. Ella afirma que “el concepto de mujer triunfadora está muy influenciado por estereotipos sociales que se basan en logros externos, y, a menudo, no reflejan el impacto real y profundo de lo que muchas mujeres hacen en su día a día”. Cantos señala que “a menudo se nos deja fuera del debate porque el trabajo que realizamos no refleja esos estándares tradicionales de éxito”, sin embargo, apunta la importancia de estas labores que son “una pieza clave” en la vida de los mayores. La terapeuta defiende que “este tipo de profesiones aportamos al debate por la igualdad de manera clave porque desempeñamos un papel fundamental en la promoción de la dignidad y la autonomía de las personas mayores, un grupo que a menudo está invisibilizado y cuya voz no siempre es escuchada”. Cantos defiende que “todas las mujeres deben seguir sus pasiones, no tener miedo de asumir los desafíos que puedan surgir”.
María Palacio: “Es una pena que aún a día de hoy continúe siendo un tabú que paremos y que no lo hagamos por nuestros hijos o por el trabajo si no por nosotras mismas”

María tomó la decisión de ser madre soltera, es una mujer con gran éxito en su carrera profesional, pero cuenta que “el trabajo de ser madre es el que más alegrías y disgustos me ha dado”. Sobre la dualidad madre/mujer en la que el imaginario social hace escoger entre una u otra Palacio comenta que “ahora con 54 años me siento tan mujer o más que cuando tenía 20”. María cuenta como ante el trabajo de ser madre “es muy importante saber que tiene que haber tiempo para todo y encontrar espacio para ti, para viajar o para pasar tiempo con tus amigas y por hacer todas esas cosas no dejas de ser madre”. Sobre el estigma de superwoman como la mujer que tiene que llegar a todo María señala que “es una pena que aún a día de hoy continúe siendo un tabú que paremos y que no lo hagamos por nuestros hijos o por el trabajo si no por nosotras mismas”. María apunta que “mi maternidad fue meditada y responsable y yo decidí que quería una calidad de vida, que quería tener tiempo para mi trabajo, para mis hijos y para mi” y sostiene que “la crianza es un regalo enorme para mi, estoy criando a mis hijos disfrutando al máximo porque es una etapa que se pasa muy deprisa”. Sobre la relación entre el trabajo y la maternidad Palacio señala que “cada mujer y cada vida es diferente, al final es poner en una balanza y tomar decisiones con las que tú te sientas feliz”.
Alba Espejo: “El gran reto de las mujeres jóvenes es tener la valentía de encajar y hacerlo en espacios, lugares y profesiones que han estado tradicionalmente masculinizados”

Alba es una mujer joven, decidida y trabajadora. Tiene claros sus objetivos y está trabajando duro para llegar a ellos. Su temprana edad no es un impedimento para haber desarrollado una enorme conciencia social. Espejo comenta que “las mujeres jóvenes no están incluidas en el debate como se debería”. Para la joven esto sucede porque “nos consideran inexpertas en la lucha de la mujer, pero nosotras estamos viviendo nuestras propias experiencias que también son un camino que falta por recorrer”. Dentro de ese camino por recorrer Alba señala que, para ella “el gran reto de las mujeres jóvenes es tener la valentía de encajar y hacerlo en espacios, lugares y profesiones que han estado tradicionalmente masculinizados”. Alba mantiene que su generación tiene mucho que aportar “y aunque la gente crea que estamos desinformadas o que no sentimos interés no es así”, Espejo sostiene que “nosotras venimos a andar un nuevo camino que aún queda por recorrer y a avanzar, nuestro propio camino para las generaciones siguientes”.
Fabiola Castro: “Cualquier mujer es capaz de realizar cualquier trabajo, es capaz de brillar por sí misma e incluso aportar ese brillo a los demás”

Fabiola era optometrista y trabajadora social liderando un departamento en Nicaragua, su país de origen. Fabiola tuvo que emigrar por la situación política de su país, en busca de una vida estable y sin peligro para su hijo. Ella es una luchadora con una enorme fuerza vital que está deseando dar lo mejor de sí misma. “Cuando trabaja la mujer tiene dos empleos a jornada completa, al que se dedica profesionalmente y el que suele realizar en su hogar, que muchas veces es tan duro o más que el otro”, sostiene Castro. Esta mujer comenta como “desde que me quedé desempleada me volví invisible, se me atribuyó que debía ocupar un lugar de silencio”. Fabiola Castro afirma que “las mujeres desempleadas tienen como reto seguir luchando por la igualdad “para que se asuma que podemos realizar los mismos trabajos que un hombre y que contamos con una cierta sensibilidad y capacidades diferentes a las masculinas que pueden ser óptimas para ciertos puestos”. Castro sentencia que “cualquier mujer es capaz de realizar cualquier trabajo, es capaz de brillar por sí misma e incluso aportar ese brillo a los demás”.
María Losa: “Los estigmas de marujas, incultas y conformistas se han visto superados por una generación de mujeres que tienen intereses, que se informan, realizan diferentes actividades y tienen muy claro cuáles son sus derechos”

María dedicidió ser ama de casa a tiempo completo, es una mujer culta, con cientos de inquietudes que siempre está buscando un reto para conquistar o algo sobre lo que aprender. Losa apunta que “tradicionalmente se ha pensado el ama de casa como una mujer que se dedicaba a las labores del hogar, alguien que no tenía ni inquietudes ni cultura, pero eso no es así”. María ocupa actualmente la presidencia de la Asociación de Amas de Casa, Usuarios y Consumidores ‘Luzán’ de Cuenca, una organización que ha sido un punto de encuentro para estas mujeres. Ella señala que “en lo que a la corresponsabilidad se refiere es muy importante quien tengas al lado porque, aunque afortunadamente ya no es tan común como antes, continúa habiendo hombres que consideran que la mujer que es ama de casa no puede salir de su hogar”. Losa apunta que “los estigmas de marujas, incultas y conformistas se han visto superados por una generación de mujeres que tienen intereses, que se informan, realizan diferentes actividades y tienen muy claro cuáles son sus derechos”. Además refiere que “no hay un tipo de ama de casa único, hay tantos tipos como mujeres, desde personas que deciden realizar estas labores a tiempo completo hasta amas de casa trabajadoras pasando por todas las tipologías que puedas imaginar”.
Adoración Nielfa: “Aunque en la sociedad no se le da un papel relevante tanto al voluntariado en general como a las mujeres voluntarias yo me siento muy valorada por la gente a la que ayudo”

Adoración era maestra y, tras su jubilación decidió dar un paso adelante y dedicar tiempo a otras personas, en particular a las que más lo necesitan. Nielfa cuenta que “en cierto momento de mi vida tuve la necesidad de hacer algo más, de dedicar tiempo a los demás y acudí a Cáritas para ejercer como voluntaria”. Adoración sostiene que “desde lo más pequeño, todo lo que se hace en este tipo de asociaciones es importante y yo ayudo haciendo lo que más me gusta, que es coser”. La voluntaria apunta que “aunque en la sociedad no se le da un papel relevante tanto al voluntariado en general, como a las mujeres voluntarias yo me siento muy valorada por la gente a la que ayudo”; a este respecto, Nielfa refiere que “el apoyo constante que brindan las asociaciones hace que nos sintamos valoradas y consideradas por ese trabajo que es estamos haciendo”. Por otro lado, Nielfa señala que quizá ahí está el gran reto para el futuro de las voluntarias “en darle a este acto altruista el valor que merece”. Adoración comenta que “no se realiza distinción entre hombres y mujeres, todos somos voluntarios exactamente igual realizando una labor indistinta y dando cada uno su personalidad y lo que mejor sabe hacer”.