El Ministerio de Cultura ha publicado una carta de compromiso referida al tratamiento de los restos humanos en los espacios museísticos. Aunque esta norma se encuentra limitada por el momento a los museos estatales adscritos y gestionados por la Dirección General de Patrimonio Cultural y Bellas Artes del Ministerio de Cultura, se ha planteado el debate sobre hasta dónde podría llegar la deontología en materia museística.
El texto señala la evolución que se ha producido a lo largo de las décadas referida a la conceptualización y tratamiento de los restos humanos, que ha trascendido su consideración exclusiva como objetos, de manera que en la actualidad «se reconocen por tratarse de vestigios de personas fallecidas que fueron separadas de su contexto funerario, sagrado o doméstico», según refiere la carta. El código deontológico publicado por el Consejo Internacional de Museos, publicado en 1986 y revisado posteriormente en 2001 y 2004, incluye las colecciones de restos humanos entre los materiales culturales delicados, que deben ser tratados con respeto y dignidad, y de conformidad con los intereses y creencias de las comunidades y grupos étnicos o religiosos de origen. Teniendo en cuenta estas consideraciones desde la mirada ética actual, el Ministerio de Cultura ha señalado «la necesidad de implementar -en los museos de titularidad y gestión estatal adscritos a la Dirección General de Patrimonio Cultural y Bellas Artes del Ministerio de Cultura-, un compromiso de tratamiento acorde a los mismos».
Cuenca cuenta con un amplio patrimonio cultural. Los museos locales, regionales así como los pertenecientes a fundaciones y a la iglesia han dejado una nutrida oferta de visitas. Si bien es cierto que la provincia cuenta con un extraordinario patrimonio no son tantos los museos que, en caso de que esta recomendación ampliara su área de aplicación verían afectada su colección expuesta.
Si sería el caso del Museo de Cuenca, un espacio que cuenta una inhumación de una herida infantil, de la edad de bronce, de la zona de Tébar. El director del Museo de Cuenca, Miguel Contreras ha referido sobre la posibilidad de que se extendiera esta medida a otros museos que «habría que analizar caso por caso cuál es el mensaje que se transmite en cada uno de los museos con este tipo de recursos». Contreras ha señalado que en el Museo de Cuenca se trata con el mismo respeto y dedicación todos los recursos museográficos y que con este tipo de piezas quieren «enseñar al público a través de una serie de recursos como enterraban, como en este caso de la inhumación».
Sobre cuánto podría llegar a afectar el retiro de este recurso del museo en caso de que la medida del Ministerio se extendiera a otros museos, el director ha señalado que «no me crearía ningún problema ni exponerlos ni dejar de exponerlos». En la necesidad o no de utilizar restos humanos para contar a las civilizaciones precursoras, Contreras ha apuntado que «con otros recursos como fotografías o impresiones 3D en ciertos casos la información podría ser la misma». Sin embargo apunta que este tipo de soluciones «en un museo que expone una sala entera dedicada a la muerte, por ejemplo, utilizar toda la sala de réplicas, pues va un poco en detrimento de lo que es la propia exposición».
La forma de explicar los restos es otro de los puntos que Miguel Contreras ha referido: «en los museos llevamos muchos tiempos inmersos en cambiar nuestros discursos, transmitimos un mensaje y el mensaje tiene que estar acorde con lo que la sociedad nos pide».
Por otro lado y revisando los acuerdos que la Iglesia ha mantenido con el Estado en materia cultural, es necesario remitirse al artículo 46 de la Constitución Española , que garantiza la conservación y enriquecimiento del patrimonio histórico, cultural y artístico, junto con los intereses de las confesiones religiosas protegidos por la libertad religiosa (art. 16CE). En este sentido, el patrimonio cultural, cuya titularidad pertenece a las confesiones religiosas, en este caso a la Iglesia católica, reúne de forma simultánea dos extremos, por un lado, el valor cultural que tiene y por otro, el reconocimiento como lugares de culto, ambos aspectos son inescindibles.
Las reliquias serían el bien más controvertido en el caso del patrimonio cultural eclesiástico tomando como referencia la carta de compromiso del Ministerio de Cultura. En Cuenca son muchos los retablos y piezas artísticas que cuentan con reliquias insertas en partes del propio retablo o situadas bajo estas piezas. En el caso de que estos restos sagrados tuvieran que retirarse de los espacios eclesiásticos debería valorarse qué se haría con los vestigios de santos que formaran parte de otras piezas artísticas y si prevalecería ese «tratamiento ético» frente a la preservación del patrimonio, que se alteraría para retirar los restos.
Otro de los puntos decisivos en esa pugna llegado el caso sería evaluar qué derecho prevalece, si el tratamiento ético de restos humanos o el derecho a la libertad religiosa, ya que los vestigios humanos no se exponen en base a criterios didácticos, si no desde la fe como piezas sagradas que los fieles visitan por motivos religiosos.