Continúa el abandono del Monte Ardal de Albendea por la Junta de Comunidades

Antonio Matea

Ya denunciamos hace unos años el abandono que sufría el Monte Ardal de Albendea por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, un abandono que continúa en la actualidad, sin que se haya tomado ninguna medida desde entonces para revertir la situación. El Gobierno regional de Emiliano García-Page, a requerimiento del Ayuntamiento de Albendea, restauró el área recreativa de Cueva Tomás, un espacio situado junto al río Guadiela, en el límite noroccidental del monte, con bancos, mesas y barbacoas cubiertas en un edificio ruinoso que amenazaba con venirse abajo. Incluso la Junta de Comunidades compactó el camino de tierra que va desde esta área recreativa a la cercana playa fluvial, uno de los espacios autorizados de baño de la región. Pero la pista forestal que desde la carretera CM-2023 Salmeroncillos-Priego se dirige a esta área recreativa, se halla completamente deteriorada, con numerosos socavones, que hacen intransitable el paso de vehículos.

En 2012, gobernando nuestra comunidad autónoma María Dolores de Cospedal con el Partido Popular, se clausuró el Vivero forestal y el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre, que daban empleo a varias personas de la comarca. El centro de recuperación atendía a más de 600 animales al año, muchos de los cuales conseguía poner de nuevo en libertad. Esta medida de cierre fue duramente criticada por el Partido Socialista de la región, que sin embargo dejó las cosas como estaban cuando llegó al poder tres años después. Los edificios de este centro de fauna siguen deteriorándose, aunque podrían recuperarse y darles el uso que tenían de centro de cura y rehabilitación de especies silvestres, en lugar de construir nuevos centros, como hemos visto recientemente en los medios de información. Rehabilitar este centro clausurado, que cuenta con salas de recepción, cura y rehabilitación de animales para ponerlos en libertad, sería más rápido y menos costoso que edificar nuevos edificios en otras áreas de la provincia. Hay que tener en cuenta también la cercanía de la Serranía de Cuenca, con una gran diversidad faunística de especies protegidas, especialmente aves rapaces, que sufren accidentes o agresiones humanas que precisan la atención veterinaria para su recuperación.

Existen otros edificios, como la Casa Forestal y la Casa del Guarda, que se encuentran también desatendidos por completo, con una pista que los une y los recorre con su firme totalmente destrozado. Estos inmuebles, con pequeñas reformas, se podrían rehabilitar y darles diferentes usos, como aulas de naturaleza o centros de concienciación medioambiental o de interpretación, que podrían generar puestos de trabajo y atraer al turismo a esta zona desolada de La Alcarria conquense. Se habla de una España vaciada, cada vez más vacía, de implantar medidas para retener el empleo y evitar el descenso de la población, pero aunque nuestros políticos se llenan la boca de palabras vacías de contenido, las infraestructuras rurales, como éstas de Albendea, se desmantelan o quedan sin uso, destruyendo a la vez la escasa riqueza y el poco trabajo que existe.

El Monte Ardal, con una extensión de 669 hectáreas, es el gran pulmón verde de Albendea y de la comarca, gestionado por la Junta de Comunidades desde su transferencia por el Estado. Pero la Administración regional no sólo ha dejado de explotar los recursos naturales de este monte, con una dejadez total, sino que tampoco atiende la solicitud de gestión del Ayuntamiento de Albendea, lo que podría suponer una mejor administración de sus recursos naturales y una puesta en valor de todo este espacio arbóreo, que redundaría sin duda en la creación de puestos de trabajo en esta comarca alcarreña y en la mejora de las condiciones de vida de sus habitantes, contribuyendo con ello a frenar el descenso de la población, el más importante capital con el que cuentan nuestros pequeños pueblos.