Paiporta es una de las localidades de la Comunidad Valenciana que ha sido más afectada por el paso de la DANA la semana pasada, pues es considerada la zona cero de la lluvias torrenciales y las riadas que han destruido parte de esa región. Allí se han desplazados miles de personas voluntarias desde todos los puntos del país para ayudar a su población. Uno de ellos es Carlos Checa, un conquense que está estos días para echar una mano a la farmacia que regenta su cuñado.
Cuenta que por suerte no tiene familiares afectados por la riada, pero el negocio de su cuñado sí que inundó, llegando el agua a alcanzar los 1,40 metros de altura, pues además está al lado del barranco del Poyo «donde se originó toda la odisea». Señala a Voces de Cuenca que la farmacia «está saliendo a flote, aunque la ciudad va a tardar un poco más, se necesita mucha ayuda».
Él y su mujer han ido esta semana a Paiporta ya que antes no les dejaban pasar. Señala que actualmente se puede acceder en coche, «aunque la entrada es difícil porque está muy embarrada». Sin embargo, estos días previos la ciudadanía tenía que pasar andando. «Lo que hace mucha gente es que va hasta el límite de la ciudad de Valencia en autobús y desde allí venir andando, que son unos 45 minutos o una hora. Es lo que hice yo ayer y un montón de voluntarios, sobre todo gente joven, que invierte las mañanas en venir a echar una mano. Aquí suspendieron la universidad y hay mucha gente que viene a ayudar», afirma el conquense. Estos días atrás, asegura, «cada vez que intentabas pasar en coche te pedían como una especie de justificante, hasta hoy que ya no nos han pedido nada».
Asegura que «impresiona mucho» ver al municipio valenciano cómo ha quedado tras las lluvias. «De lo que ves en la tele te llevas una imagen bastante certera de lo que hay, pero ver en vivo y en directo cómo una población esta totalmente colapsada por el barro y todos los bajos de las casas y los negocios están anegados, impresiona», cuenta Checa, que compara esas calles como «un escenario de guerra». Lo peor de todo, incide, es ver a la gente «que realmente lo está pasando mal», pues cuenta que en su caso es un negocio lo que están salvando, «pero aquí hay personas que han perdido casas y familiares».
Paiporta, «igual» que una semana y media atrás
Carlos Checa resalta que lo más llamativo que está viendo es que tras más de una semana de la tragedia «hay gente que sigue pasando hambre y te viene pidiendo cosas», después de toda la ayuda que se ha donado desde todos los lugares de España. «Me choca porque hay muchos voluntarios aquí y no todo el mundo tiene acceso a esos recursos». Aun así, cuenta que lo mejor es la solidaridad y el cómo se están ayudando unos a otros. «No hay palabras de agradecimiento para la gente que dona su tiempo y su dinero para ayudar al prójimo».
Asimismo, el conquense destaca que la zona «todavía está impracticable». «El caudal del barranco ya está bajo, pero el resto del pueblo hasta que se limpie todo va a pasar tiempo». Sobre la farmacia de su cuñado, cuenta que este jueves es el primer día que abre para ese servicio, pues estos días atrás lo hacían para repartir alimentación y bebidas. Ahora, ya dispensa medicamentos, «la primera que puede hacerlo ahora en Paiporta», señala Checa.
Insiste en que lo que más hace falta es limpiar las calles y la basura que se esta acumulando en los arcenes de despejar las carreteras y las vías principales. «Y que no se olvide la gente de que esto es cosa de un día, esto va a necesitar mucho tiempo para recuperar la zona», ha concluido.