Justo empate entre REBI Cuenca y Valladolid en un partido al que le sobraron cinco minutos (30-30)

Los conquenses iban ganando de tres poco antes del minuto 55, pero no supieron gestionar el final con una defensa muy abierta. Barceló fue el mejor de los locales y Mach aportó en portería en la segunda mitad

Con la igualdad que está caracterizando esta edición de la Liga Asobal el fiel de la balanza para inclinar cualquier partido -o prácticamente cualquier partido- puede ser apenas un detalle o una escueta colección de ellos. Un balón que iba dentro y se desvía en el poste, una pase impreciso, un lanzamiento apresurado o un despiste en defensa. Aquí hubo muchos de esos a uno y otro lado -también buenos ejemplos de balonmano y mucho pundonor- y al final las tablas a 30 fueron el resultado en el partido disputado entre REBI Cuenca y el Recoletas Valladolid. ¿Justo? Sí, porque todo el minutaje cuenta y al equipo local le sobraron los últimos cinco minutos para validar que fue superior.

Una lograda parada de Tonicher y una rápida contra finalizada con un gol de Barceló inauguraron el partido en El Sargal e invitaban al optimismo. Lo primero, la actuación, del guardameta, fue una de sus escasas aportaciones en la segunda parte si bien lo segundo fue más profético: el hispanoargentino fue uno de los hombres claves del REBI, combinando eficacia, poesía y, sobre todo, oportunidad, marcando varios momentos cruciales de la cita.

Los primeros minutos se caracterizaron por un ritmo frenético, en el que cada posesión se traducía en gol sin demasiado esfuerzo aparente o, al menos, sin que se demorasen demasiado los ataques. En apenas dos minutos lucía 2-2 en los marcadores.

El ritmo se fue serenando, ya fuera por errores en ataque o defensas más entonadas. Un nuevo escenario que favoreció al Valladolid, que consiguió ponerse por primera vez por delante rozando los cinco minutos e incluso agrandó la brecha a un 5-7 en el minuto 8. Los pucelanos estaban sabiendo abrir el cerrojo de la defensa 6-0 de los conquenses, metiendo muchos balones al pivote, y, además, sacaban rédito de imprecisiones en fallos o tiros de su rival.

Una exclusión de José Toledo relativamente bien aprovechada permitió al Cuenca recomponerse e igualar otra vez pasados los diez minutos (8-8) e incluso tuvo la oportunidad de ir por delante, pero la reacción no se asentó y otra vez los visitantes se pusieron dos arriba. 

Fue otra vez un exclusión del Valladolid la que coincidió con otra igualada, a 12 en el minuto 20. Sirvió de aldabonazo para que el Cuenca recuperase sus señas de identidad defensiva, intensificara la presión y mostrase alguno de sus momentos brillantes. Lástima que no acompañase la portería. 

En cualquier caso, el partido había cogido otro tono, y el REBI fue capaz de ponerse arriba (14-13) a cinco minutos para el descanso. Aunque pudo ser mayor, fue precisamente esa distancia, la de un gol, la que tras varios méritos y deméritos, errores y aciertos, la que se fijó al descanso, con 17-16 que dejaba todo abierto.

Apuesta por Mach en la reanudación

En la reanudación, Lidio Jiménez apostó por David Mach en la portería. La decisión fue acertada porque sí que fue más solvente que su homólogo, aportó más y mejor.

Lo que pasa es que lo que se ganaba por atrás, se perdía arriba. Ya fuera por discutibles decisiones arbitrales, por prisas o desconcentración, el Cuenca encadenó varias faltas en ataque, errores en tiros desde los seis y siete metros o pases perdidos… Y los visitantes, sin hacer un partidazo, supieron rentabilizarlos, dándole la vuelta al luminoso y yéndose incluso tres arriba 19-22 en el minuto 38.

Reaccionó a trompicones, fajándose mucho, el Cuenca hasta el minuto 22 mientras el partido se iba abroncando. Sergio López protagonizó varias jugadas polémicas mientras la grada se iba enfadando cada vez más con los árbitros y volcando toda su presión sobre la pista

Pitos, bombos y gritos hicieron mella en los visitantes, que se volvieron más fallones en sus ataques mientras el Rebi, con luces y sombras, aprovechaba mejor sus ocasiones. 

El 25-24 en el ecuador de la segunda mitad reflejaba muy bien el clima que reinaba en El Sargal demasiados goles, muchos nervios y todo podía pasar a quince minutos del final.

David Pisonero optó por una defensa mucho más adelantada y abierta, con mixtas sobre Tchitombi, Neves y todo el que se moviera. No funcionó mal del todo porque por momentos el partido parecía más que de baloncesto que balonmano, pero los balones conseguidos por esa estrategia luego no se transformaban en goles en la meta rival. Y el cronómetro corría.

A ocho minutos para el final el REBI Cuenca ganaba por 27-25 y contaba con uno más sobre la pista. Tuvo suerte, o supo buscarla, para manejar adecuadamente la coyuntura, con goles que entraron con un ¡ay! desde el extremo o el centro del campo. 

A falta de poco más de cinco minutos para el último pitido y con 29-26 en  el marcador el que fue excluido fue Pozzer y el asunto se complicó con un parcial de 0-2 para los de la Submeseta Norte. Llegó a 0-4 porque falló Barceló un penalti a falta de tres minutos y tampoco materializó el rechace Sergio López y a la jugada siguiente Toledo puso el empate a 29. Después, dobles, y reacción pucelana con un gol más. 

Con un crédito ya de escasos 47 segundos pidió Lidio Jiménez tiempo muerto para dar las directrices con las que gestionar el complicado final. Un golazo de Barceló devolvió el empate al marcador y, tras una parada, incluso Sergio López la tuvo para la victoria. Su balón fue fuerte y centrado, pero se estampó en las manos del guardameta. 30-30. 

Antes de comenzar el encuentro, el exjugador y entrenador Rafa López recibió un reconocimiento a manos de Isidoro Gómez Cavero, quien sigue recuperándose de su delicada operación: ambos recibieron una gran ovación del público congregado y la peña Furia Conquense no dudó en corear el nombre y apellidos del presidente.

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