Estuvieron y están en primera línea. 1.256 farmacias de Castilla-La Mancha. Más de 2.900 farmacéuticos colegiados. Fueron el primer eslabón al que acudieron muchos castellano-manchegos durante la emergencia sanitaria, y los farmacéuticos, desbordados y sin casi medidas de autoprotección ni tampoco mascarillas, guantes y geles desinfectantes que ofrecer a sus asustados clientes, les ayudaron en todo momento. Su atención y asesoría constante ha sido clave para que miles de castellano-manchegos tomaran las medidas de prevención necesarias.
Seis farmacéuticos de Castilla-La Mancha nos hablan de cómo abordaron estos meses, y siguen haciéndolo. Lo deja claro Mónica Albana desde Cuenca, al asegurar que “hemos sido soldados que nos enfrentamos a una situación desconocida, con falta de material de protección. Hemos visto profesionales contagiados, cierres temporales y fallecidos. Pero hemos salido airosos, aunque no se reconozca nuestra labor por la Autoridad Sanitaria. Esta crisis sanitaria supone un antes y un después para los más de 2.100 farmacéuticos comunitarios en CLM, y su personal auxiliar, que combatimos en primera línea”.
“La comunicación con los Centros de Salud también ha salido reforzada, con otros sanitarios, ha sido más cercana y accesible, dice Javier Quintanar desde Pedro Muñoz en Ciudad Real, quien cree que a partir de ahora, tras la pandemia, “vamos a ser más capaces de ponernos en la piel del paciente”. Quizá por eso, los farmacéuticos “debemos centrarnos en el paciente que toma medicamentos y no tanto en el medicamento. O sea incidir más en los servicios profesionales que se han visto afectados esta pandemia, en persona, por teléfono o por Internet”, dice Luis García Moreno, desde su farmacia de Munera Albacete. En el hospital, las principales dificultades fueron “la saturación del sistema, las oleadas de pacientes y que se agotaran todos los recursos tanto materiales como humanos. Destacar, en el plano positivo, la entrega y el gran trabajo de muchos profesionales”, dice Gregorio Romero del Hospital de Hellín. Y si en algo coinciden todos es en el reconocimiento. “Las primeras semanas fueron estresantes, pero, la necesidad de dar solución a cada una de las dificultades que iban apareciendo, nos motivó para resolverlas en tiempo record. Y sin duda, lo más positivo ha sido la satisfacción del trabajo muy bien hecho, reconforta que, tras tanto esfuerzo y trabajo, sean los propios pacientes los que te den las gracias por estar ahí, por no haberles fallado”, dice la guadalajareña Silvia Díaz, y asiente Aída Gómez-Moreno: Lo positivo de esta pandemia, la valoración de nuestra profesión por parte de los ciudadanos y la solidaridad de mucha gente.
Mónica Albana Collada González. Farmacéutica adjunta en Farmacia Escamilla. Cuenca
La atención a la población ha variado sobre lo habitual antes de la pandemia. Entre las numerosas consultas, hemos desmentido bulos que iban circulando. Lo más complicado era cuando había que derivar a Atención Primaria y cuanto menos lo hiciésemos mejor, dentro de nuestro conocimiento. Otra labor era tranquilizar a la población, insistiendo en las medidas de seguridad: distancia, lavado frecuente de manos, limpieza de superficies y sobre todo, permanecer en casa.
Desde que empezó el estado de alarma, la farmacia era un servicio esencial y debíamos seguir prestando asistencia a la población, algo que hacemos con la profesionalidad habitual. Al cerrar Centros de Salud, éramos el único establecimiento sanitario próximo a los pacientes y accesible. Los farmacéuticos comunitarios hemos seguido atendiendo a la población perfectamente, y, a pesar de nuestra buena disposición, hay que admitir que no estábamos preparados para esto, por eso espero que las lecciones recibidas sirvan para algo.
Tuvimos claros desabastecimientos de productos COVID: Mascarillas, geles hidroalcohólicos, guantes, termómetros, alcohol…no había forma de conseguirlos, y, sobre todo, la sensación de impotencia nos superaba. No teníamos ni para el personal de la oficina de farmacia. Nos hemos protegido como hemos podido: mamparas, señalización, mascarillas, etc, siempre resaltando el apoyo de los Colegios y la Distribución, cuya labor ha sido muy importante.
Hemos sido soldados que nos enfrentamos a una situación desconocida, con falta de material de protección. Hemos visto varios profesionales contagiados, cierres temporales y fallecidos. Pero hemos salido airosos, aunque no se reconozca nuestra labor. Esta crisis sanitaria supone un antes y un después para los más de 2.100 farmacéuticos comunitarios en CLM, y su personal auxiliar, que combatimos en primera línea. Más que hemos demostrado que si hay un profesional sanitario cercano al paciente, ese es el Farmacéutico Comunitario.
Javier Quintanar. Farmacia Javier Quintanar. Pedro Muñoz, Ciudad Real
Durante la primera etapa del estado de alarma, aun con Centro de Salud en nuestro pueblo, vivimos momentos de auténtico agobio. Por una parte, desarrollando nuestro trabajo en dimensiones superiores a la de otra cualquier época del año; y, por otra, resolviendo dudas que hasta cierto punto podían ser nuevas para todos: sobre síntomas de la enfermedad por coronavirus, sobre actuación en determinadas circunstancias del confinamiento, apoyo psicológico a pacientes que llamaban a la farmacia, etc.
Conforme fue avanzando el proceso, hubo más información sobre qué hacer pero también más dudas por los continuos cambios. Lo que la gente hacía era buscar siempre los mismos tipos de productos: Mascarillas, guantes, gel hidroalcohólico, y mucho paracetamol. La principal dificultad fue asimilar la dimensión de esta enfermedad. No habíamos vivido nunca una pandemia y no fuimos capaces ni nosotros, ni el sistema, ni los proveedores, de anticiparnos mínimamente para poder dar un servicio mejor de lo que hemos conseguido dar, aunque (no es por echarnos flores) creo que hemos estado todo el gremio a la altura. Quizá eché en falta algo de información por parte de las autoridades sanitarias para poder transmitir a la población.
Destacar que la comunicación con los otros integrantes del sistema sanitario, principalmente del Centro de Salud, ha sido mucho más cercana y accesible de lo que en circunstancias normales hemos sido capaces. Y creo que a partir de ahora, tras la pandemia, vamos a ser más capaces de ponernos en la piel del paciente.
Cuando tratas con gente que realmente tiene miedo de lo que les puede suceder, y te das cuenta de que a ti te puede pasar lo mismo, enfocas la situación desde otro punto de vista. Hemos salido reforzados sobre la opinión que tienen los pacientes de sus farmacéuticos y he comprobado que es una herramienta muy útil cuando las circunstancias están un poco fuera de control. Imaginémonos lo que podemos hacer con una estandarización de protocolos y un camino de la mano de la administración.
Aída Gómez-Caro Andrés. Farmacia Gómez-Caro. Toledo.
Tuvimos que organizar la nueva forma de trabajo con las medidas de seguridad adecuadas para trabajadores y pacientes (mamparas, aforo..), y la entrega de medicación a domicilio a pacientes en cuarentena y de riesgo. En el estado de Alarma, no pudimos ofrecer la AF a la que estamos acostumbradas debido a las colas que se formaban en la calle. Y crecieron las consultas telefónicas.
Lo más demandado: productos de higiene y seguridad (mascarillas, geles hidroalcohólicos, guantes, termómetros, pulsioxímetros…), información sobre desinfección de superficies, ropa, mascarillas y sobre el virus en sí, contagio, síntomas, etc, ya que la comunicación por parte de las autoridades creaba dudas entre los ciudadanos y a nosotros mismos.
La mayor dificultad al principio era no saber cómo actuar, improvisar día a día hasta tener un protocolo adecuado; la falta de medios de protección: mascarillas, guantes, tanto para nosotros como para la población, y los precios a los que nos los ofrecían, un abuso. Encontrar proveedores fiables a precios razonables era misión imposible. Por otro lado, nos tuvimos que enfrentar a la falta de medicación en pacientes crónicos, concienciar a la población para cumplir las medidas de seguridad y calmar miedos y dudas, aún estando nosotras en la misma situación.
Lo positivo de esta pandemia, la valoración de nuestra profesión por parte de los ciudadanos y la solidaridad de mucha gente. Creo que después de esta emergencia sanitaria, la Atención Farmacéutica cambiará sobre todo, en las medidas de seguridad y desinfección de la farmacia, y quizás aumentarán las consultas telefónicas.
Silvia Díaz Ruiz. Farmacia Las Castillas. Guadalajara
Mi labor durante este periodo ha sido la misma desde que empecé, aunque se ha centrado mucho en el consejo farmacéutico, en escuchar al paciente, en orientarle sobre posibles síntomas, en aclararle cómo utilizar los diferentes elementos de protección, en resolver cualquier imprevisto de su medicación, en asistirle cuando lo ha necesitado o incluso en animarle a quitarse el miedo con el que ha convivido.
Los productos más demandados durante la pandemia han sido guantes, geles desinfectantes, mascarillas, termómetros, alcohol 96º y paracetamol. Al principio del estado de alarma se amontonaron las llamadas telefónicas y crecían las colas a la puerta de la farmacia, porque el Consultorio médico había cerrado sus puertas a cal y canto, y los pacientes necesitaban resolver sus dudas respecto a los síntomas de la enfermedad, medidas preventivas a tomar o incluso la posibilidad de llevar a sus domicilios su medicación habitual (sobre todo pacientes de avanzada edad y grupos de riesgo). Inicialmente resultó difícil la gestión de todo ello: cada día se iba renovando la información que se tenía del virus, los protocolos de actuación se modificaban de un día para otro y a esto hay que añadir la imposibilidad de dispensar los productos demandados. Esas primeras semanas fueron estresantes, pero, la necesidad de dar solución a cada una de las dificultades que iban apareciendo, nos motivó para resolverlas en tiempo record.
Sin duda, lo más positivo ha sido la satisfacción del trabajo muy bien hecho. Es muy reconfortante que tras tantas semanas de esfuerzo y trabajo, sean los propios pacientes los que te den las gracias por estar ahí, por no haberles fallado y por haberles resuelto cada uno de los problemas con que han venido a la farmacia a lo largo de este periodo.
Ojalá cambie de cara a la Administración. La farmacia es el primer nexo sanitario con el paciente, como así ha quedado demostrado durante la pandemia, nuestra labor es fundamental y necesitamos ser reconocidos como profesionales sanitarios que somos. Durante este periodo y desde la oficina de farmacia se han estrechado las relaciones con los médicos y enfermeros, dedicados al triaje telefónico desde sus Centros de salud. Estos binomios son básicos y quizás el futuro más inmediato de la Atención Farmacéutica pase por aquí.
Luis García Moreno. Farmacia García Moreno. Munera, Albacete.
Como farmacéutico de servicios profesionales, se ha multiplicado nuestra labor, puesto que hemos asumido competencias en patologías menores consensuadas con los médicos y profesionales de la enfermería de atención primaria, para así poder repartir la labor asistencial. Además hemos tenido jornadas maratonianas de consultas telefónicas, en muchos casos para tranquilizar e informar de la situación a una población que se encontraba sobre-informada pero a la vez con mucha incertidumbre y vulnerabilidad. Hemos estado pendientes de los pacientes más vulnerables realizando atención domiciliaria con la gran ayuda de Cruz Roja y Policía Local. Ha habido que reorganizar la receta electrónica para evitar visitas a los Centros de salud. Y por último hemos tenido que crear protocolos de seguridad en tiempo record para adaptarnos a la situación. El Colegio profesional y la sociedad científica han desarrollado una gran labor formativa e informativa.
Lo más demandado también han sido los equipos de protección individual como geles hidroalcohólicos o mascarillas, siendo esto lo que más ha transcendido a nivel mediático por su escasez. La mayor dificultad, gestionar la demanda de la población y adaptar tanto el equipo de la farmacia como las medidas de seguridad del local a la pandemia, hemos trabajado con la inseguridad de no saber si podíamos contagiar a nuestros pacientes y familiares, lo que supone una preocupación y estrés añadido al trabajo diario.
Lo más positivo sin duda la actitud de la población, como se han movilizado en el caso de Munera, que es donde ejerzo, creando una red de voluntarias que han elaborado Equipos de Protección Individual (batas impermeables, mascarillas, pantallas, calzas y gorros) para los sanitarios. Además de la actitud responsable de cumplir las normas que les transmitíamos,
Tras el COVID, creo que va a variar la implementación de los protocolos de seguridad en todos los servicios farmacéuticos prestados en la farmacia comunitaria. En mi caso la apuesta por los servicios profesionales farmacéuticos es total, porque debemos centrarnos en el paciente que toma medicamentos y no tanto en el medicamento. Todos los servicios profesionales farmacéuticos se han visto afectados, especialmente los de control cardiovascular y de diabetes puesto que no se han podido realizar los controles oportunos. Los servicios de cesación tabáquica y de nutrición, los he continuado de forma telefónica resolviendo dudas o enviado documentación oportuna (dietas en el caso del servicio de nutrición) por correo electrónico. Tengo la percepción que los pacientes han valorado mucho nuestro esfuerzo.
Gregorio Romero Candel. Farmacéutico en Hospital de Hellín, Albacete
En esta emergencia sanitaria, nuestra labor se dirigió fundamentalmente a la gestión de medicamentos necesarios para el COVID. En el Hospital, lo mas demandado fueron tratamientos para la UCI, tratamiento de soporte, sobre todo sedantes.
Las principales dificultades fueron la saturación del sistema, las oleadas de pacientes y que se agotaran todos los recursos tanto materiales como humanos. Destacar, en el plano positivo, la entrega y el gran trabajo de muchos profesionales. En cuanto a los tratamientos más demandados durante esta emergencia, destaca sobre todo antibioticoterapia, sedación y paliativos.
Pienso que va a cambiar la Atención Farmacéutica después de esta pandemia. Se va a orientar mucho hacia la Telemedicina y los envios domiciliarios, la Atención Farmacéutica será en muchos casos telefónica.