Este sábado, 21 de septiembre, la capital celebra su día grande, el día de San Mateo en el que, según la tradición, el rey Alfonso VIII ganó la ciudad de Cuenca a los musulmanes para la Cristiandad y el Reino de Castilla. Una jornada que ha comenzado con la amenaza de lluvia y el cielo encapotado de nubes, motivo por el que no han sacado a la calle a los tradicionales Gigantes y Cabezudos en su desfile desde la Puerta de Valencia hasta la Plaza Mayor. Eso sí, los que no han faltado han sido los dulzaineros de la Asociación Musical Tiruraina para hacer el recorrido con música y algunos que otros madrugadores, que les han acompañado hasta la Catedral con algún baile a primera hora de la mañana.
Después del tradicional traslado del pendón de vuelta a la seo y la Santa Misa de la festividad de San Mateo, no ha faltado tampoco la ofrenda floral a la estatua de Alfonso VIII por parte del alcalde de Cuenca, Darío Dolz; el presidente de la Asociación de Peñas Mateas, Mario Pinós; y la pregonera de las fiestas de este año, Laura García Melero. El resto de la Corporación municipal, otras autoridades y representantes de las peñas les han acompañado con el ambiente musical protagonizado por la Banda de Música Municipal.
Una mañana en la que, según han ido pasando las horas, el cielo se ha ido despejando y ha permitido que la suelta de reses matutina se pudiera celebrar con normalidad. Previamente, los peñistas han aprovechado para coger fuerzas y almorzar en mientras esperaban el comienzo. Pasadas las 12 horas, el cohete ha salido disparado del balcón del Ayuntamiento para anunciar el comienzo del festejo taurino. Mientras, los maromeros se preparaban para la penúltima suelta, que ha congregado a decenas de conquenses y visitantes alrededor de la Plaza Mayor para ver a las vaquillas correr en el turno de mañana.
