El comercio tradicional en la ciudad de Cuenca no atraviesa en la actualidad por sus mejores momentos. En los últimos meses han sido varios los establecimientos veteranos, algunos históricos (Deportes Aguaiti, Muebles Evangelio, Pequeños Sueños, Bar Choco, Entrecosturas…) que han echado la persiana poniendo fin a una actividad que han mantenido durante décadas y entrando a formar parte de los recuerdos emocionados de los ciudadanos de la capital.
Tintorería Azul es uno de ellos, figura entre de los negocios más antiguos de la actual calle Carretería, tradicional eje comercial. En este caso, Jesús, su propietario, echa el cierre por jubilación «pero, independientemente de eso, es que las cosas no funcionan bien. Sinceramente, porque somos propietarios y se puede mantener pero si no, prácticamente es inviable. Pagando un alquiler es inviable. En Carretería los alquileres son bastante altos pero han bajado mucho, porque hay muchos locales vacíos».
La tintorería lleva abierta al público 55 años en su actual emplazamiento, en pleno centro urbano. «Antes estaba en la Avenida de Castilla-La Mancha, antigua calle División Azul. Por eso se llama Azul. Mis padres le pusieron el nombre Tintorería Azul muy bueno y luego nos trasladamos a Carretería. Tenía 4 o 5 años cuando vine aquí con mis padres y como propietario llevo 39 años».
Jesús asegura que las perspectivas actuales para el comercio son muy complicadas. «Lo que pasa es que la ropa ha bajado mucho de precio porque la ropa ya no es de la calidad que era. Muchas veces vale más la prenda que llevarla a la limpieza porque como hay prendas baratísimas, y bueno, al comercio también le hace mucho daño la venta online, es lo que más daño está haciendo. No puedo competir contra esa gente. Por eso, en Cuenca los locales ya ves como están. Y la calle Colón, que da pena. Somos la resistencia». Tintorería Azul seguirá abierta hasta al 30 de septiembre y dedicará el mes de octubre para entregar los últimos pedidos a sus clientes.
«Muy agradecida por todos estos años»
Otro de los comercios históricos que ha echado el cierre ha sido la tienda de deportes Aguaiti, ubicada en la calle Alicantes, tras más de treinta años aportando ropa y complementos técnics y de calidad. Annie, el rostro que ha estado detrás del mostrador durante todos estos años, se muestra «muy agradecida a la gente de Cuenca por todos estos años. En un principio, no pensábamos vivir en Cuenca muchos años pero, al final, uno se queda donde le dan de comer. Ha sido una pena cerrar pero llegó el momento por lo que pasa en Cuenca. Que no había ambiente, los niños, los jóvenes se van y la ciudad no coge fuerza. Espero que la coja otra vez pero,de momento, es lo que hay». Recuerda que «abrimos una tienda pequeñita, luego otra de motos, la pequeña la pasamos a un local más grande enfocada sobre todo a montaña, que es el que se conoce como Aguaiti, y luego abrimos otra de caza y pesca. En fin tuvimos pues eso caza, pesca, motos y deportes en general más enfocados en montaña».
Recuerda con nostalgia que «en estos años hemos hecho muchas amistades. Me di cuenta al cerrar de que, realmente, a la gente le dolía que cerráramos y que nos fuéramos pero es que, desgraciadamente Cuenca no crece. No merece la pena seguir. Tenemos otras cosas pero llega un momento que no hay negocio. Y un negocio, o ganas dinero o lo pierdes y no lo puedes tener abierto». En cuanto a los motivos aue han llevado tomar la decisión de cerrar, Annie apunta a las ventas por internet, el cliente sale a Madrid y a Valencia… «Yo no me he querido subir al carro de la venta por internet aunque tenía muchos clientes de fuera que nos pedían y les enviaba. Pero no me he subido al carro este porque no lo tenía claro».
Aguati fue un establecimiento innovador en un material deportivo que no estaba a la venta en esta ciudad, circunstancia que tambiñen ha provocado curiosas anécdotas. «Nosotros nos hemos dedicado al deporte desde pequeños, Enrique y yo. Con dos años empezamos a hacer vela. Imagínate en Cuenca la vela. En el embalse de Valverde de Júcar estuvimos trabajando súper bien. Traíamos material que nunca se había visto, como tablas de windsurf. Fuimos los primeros en introducir los patines en línea. En el 92 no había patines en línea en España, prácticamente en ningún sitio, eran los primeros.Trajimos los primeros forros polares que se hicieron en el mundo que se utilizaban en nautica de la marca Moby Dick. Hice natación de pequeña y no concebía una tienda de deporte sin material de baño. Entonces compré cajas de gorros de baño y gafas… pero no me había enterado de que en Cuenca no había piscina cubierta….Estuvieron un año sin venderse y, de repente, abren la piscina municipal y vendí cientos de gorros en una semana». En la actualidad, Annie y Enrique se encuentran volcados en la actividad enólógica con la bodega Viña Memorias en Requena.
El comercio online, decisivo
Muebles Evangelio también hecho el cierre recientemente tras casi cincuenta años de actividad en la ciudad de Cuenca. Jose Ignacio Evangelio, su último gerente, remomora que «mi padre abrió en febrero de 1977, después de la pandemia seguí unos años y ahora mantengo cierta actividad relacionada con el sector para alojamientos turísticos. En la última etapa ya no podía con el local, dos personas…».
La decisión de cerrar vino motivada porque «antes de la pandemia bajaron mucho las ventas, vino la crisis…pero sobre todo lo que se ha notado es que Cuenca ha pegado mucho bajón, la gente se ha tirado de cabeza al comercio online…y la ciudad lo nota. Entre el Ikea, Amazon…y que Cuenca se ha ido quedando sin gente joven. La gente termina de estudiar y no vuelve. El panorama es complicado, no hay ayudas…». Actualmente, ha sido necesario cambiar de sector y tras la amplia experiencia profesional acumulada desarrolla su actividad en el Grupo JM de Distribuciones y Representaciones, una gran empresa al servicio de la hostelería y restauración en Cuenca y provincia.
«El comercio tradicional aguanta por el cliente de toda la vida»
El presidente de la Asociación Provincial de Comercio de Cuenca, José Miguel Bermejo, ha indicado que «en muchos de estos casos, se trata de jubilaciones, es decir, personas que han dedicado toda su vida a su negocio y que no encuentran su relevo generacional por diversos motivos y entonces pues cierran su negocio. Estamos en un momento en el que el comercio tradicional tiene muchas incertidumbres porque el comercio electrónico le ha ganado mucho terreno y hace cada vez más complicado tener un espacio rentable».
Bermejo destaca que «el comercio tradicional como tal aguanta por el cliente de toda la vida, que sabe que tiene su servicio asegurado y que siempre seguirá yendo a su negocio de referencia a por este servicio, pero también es cierto que este cliente también va cogiendo años y los jóvenes quizá tienen más desapego de estas fórmulas tradicionales y entonces el relevo no se produce y cuesta más que perduren los negocios. Estamos hablando de que muchas empresas, de cualquier sector, muchas veces mueren en la tercera generación, pues el comercio, y más con las dificultades que suponen el comercio electrónico y la inflación, pues este hecho se complica más.
En cuanto al poco tiempo que duran buena parte de los comercios que abren nuevo, ha señalado que «son empresas como cualquier otra, al final es una cuestión de rentabilidad y de conseguir un hueco en el mercado. Si estamos hablando de que el cliente suele ser tradicional, y por lo tanto tarda unos meses en llegar, pero quizá por la competencia del comercio electrónico y la inflación no se producen las condiciones para poder aguantar estos meses y consolidar el negocio».