En el mes de julio un equipo de Cáritas Diocesana de Cuenca ha viajado a la República de Benín para visitar el trabajo realizado por las Hermanas Terciarias Capuchinas (TC) con las que se lleva trabajando, “hombro con hombro”, desde hace casi 20 años.
“Un viaje para profundizar en el conocimiento de las culturas locales, enfocado a compartir experiencias con la población autóctona con el fin de obtener un conocimiento para poder dar soluciones más eficaces y mejor adaptadas a las necesidades de las poblaciones a través de un análisis in situ de las circunstancias particulares de cada localidad y cada ámbito de trabajo (educación, salud, promoción de la mujer), fundamental a la hora de establecer unas pautas de trabajo correctas para un trabajo conjunto futuro”, comenta Sonia Matas, responsable de Cooperación de la entidad católica en Cuenca.
Actualmente, Benín disfruta de una situación política estable con sucesivas alternancias democráticas. Sin embargo, Benín se enfrenta al peligro de verse afectado por la propagación del conflicto en el Sahel central. Pese a la tensión que viven los países vecinos, especialmente Nigeria, Benín se presenta como un país de convivencia interreligiosa y sin conflictos. Pero las familias beninesas se enfrentan a otras realidades dramáticas: alta tasa de desnutrición infantil y de analfabetismo o precarias infraestructuras, entre otras.
Benín sigue siendo uno de los países más pobres del planeta, casi la mitad de la población vive por debajo del umbral de pobreza con menos de 50 euros al mes. Más de un millón de personas padecen hambre; en particular y paradójicamente las familias activas en la agricultura.
Cáritas Cuenca no es ajena a esta situación y, en materia sanitaria y de educación, han podido constatar las grandes desigualdades en el acceso a los servicios de salud y la inaccesibilidad de una gran parte de la población a la protección social sanitaria ya que en su estancia han realizado el seguimiento del Proyecto “Atención sanitaria a la población vulnerable en los centros de salud: Santa María de Los Ángeles – Cotonou y Nuestra Señora de África – Glo-Djigbé en Benín” que actualmente está en ejecución gracias a la subvención de Cooperación Internacional del 2023 concedida por la Excma. Diputación de Cuenca. A través de este proyecto las Hermanas TC siguen trabajando para garantizar un derecho fundamental a los más vulnerables de la zona de Cotonou y Glo-Djigbé, atención sanitaria primaria. En los dos Centros de salud las Hermanas TC no sólo realizan una atención directa y diagnósticos clínicos, sino también prevención de enfermedades como la malnutrición, malaria, tuberculosis, paludismo, diabetes o hepatitis a través de analíticas y formación específica en cuidado de enfermos una vez se les diagnostica alguna enfermedad.
En Benín la necesidad de la prevención, como una herramienta fundamental para reducir el riesgo de padecer enfermedades, es fundamental, “Los enfermos que atendemos llegan a los Centros Sanitarios después de haberse automedicado, haber ido a los curanderos tradicionales y tomado tizanas varias que en muchas ocasiones lo único que produce es aumentar la gravedad de la enfermedad” nos menciona la Hermana Diana Isabel Granja (coordinadora de Proyectos y ecónoma de la Congregación en África).
En materia de educación se han podido visitar y conocer el funcionamiento de los dos Centros educativos en Glo-djibé y Nikki donde se ofrece a las jóvenes formación académica para que alcancen el nivel básico de estudios y accedan a una formación profesional. Un ámbito que desde Cáritas Cuenca se lleva apoyando hace muchos años a través de becas de formación gracias a la contribución económica de los ciudadanos conquenses.
Ana Mª Cueva, voluntaria de Cáritas Cuenca y profesora de lengua inglesa trasmite cómo en su viaje ha podido ver que “Gracias a este proyecto educativo, las chicas aprenden un oficio además de destrezas básicas como lectoescritura, cálculo o francés, que es la lengua oficial del país (la lengua materna suele ser alguna indígena como el fon o la baribá). Esto les proporcionará las competencias necesarias para ser autónomas y poder participar como ciudadanas de pleno derecho dentro de la sociedad beninesa”.
Este viaje ha estado lleno de «amor y fraternidad» Sonia y Ana cuentan cómo han podido vivir la caridad, con su dinamismo universal, a través de la cooperación fraterna entre comunidades y pueblos, y como gracias a este trabajo conjunto se puede contribuir a crear un mundo más igualitario, porque es la mejor manera de lograr caminos eficaces de desarrollo para todos, como menciona el Papa Francisco en Fratelli Tutti “El amor social es una fuerza capaz de suscitar vías nuevas para afrontar los problemas del mundo de hoy”. ¡No nos paramos aquí! Seguiremos por este camino, aseguran desde Cáritas Cuenca.