El alcalde de Cuenca, Darío Dolz, ha acudido este miércoles a la inauguración del nuevo Economato Solidario Emaús de Cáritas, que ha reabierto sus puertas en las antiguas viviendas parroquiales de la Plaza de San José Obrero; unas instalaciones más accesibles cedidas por el Ayuntamiento de Cuenca que se han rehabilitado para este fin.
Este servicio es un pequeño supermercado con productos básicos de alimentación, limpieza e higiene personal a un precio inferior al del mercado, pues el usuario aporta el 25% del coste total de la compra mientras que el 75% restante lo abona Cáritas a través de fondos propios o de los apadrinamientos. Es así “una apuesta para ofrecer una atención digna e integral a las personas en riesgo de exclusión sociolaboral”, ha señalado el director de Cáritas Arciprestal, David Martínez.
El primer edil ha destacado por su parte el trabajo de la entidad solidaria por los colectivos más vulnerables, “máxime con la situación tan complicada en la que nos encontramos por la pandemia sanitaria, que está agravando aún más la situación de las familias desfavorecidas”. Dolz ha destacado además que el convenio que regula la aportación municipal a Cáritas se ha ampliado a más de 74.000 euros, a lo que se suman los 12.500 euros específicos dentro del Fondo Covid-19 para los gastos extraordinarios derivados de la crisis sanitaria.
El acto de inauguración ha sido dirigido por el obispo de Cuenca, José María Yanguas, y en él han estado también presentes el director de Cáritas, José Martín; la delegada provincial de la Junta de Comunidades, M. Ángeles Martínez; la concejala de Servicios Sociales y Cooperación, Esther Barrios; y la diputada provincial de Servicios Sociales, Lorena Cantarero.
Los responsables de Cáritas han destacado que las nuevas instalaciones del Economato Emaús mejoran en autonomía y en atención, puesto que amplía en días su horario de apertura. Desde su inauguración en las antiguas instalaciones, este recurso ha atendido a 380 familias y 1.200 personas de la capital, y durante el confinamiento, en que el servicio ha estado cerrado, se ha atendido desde las parroquias apoyados por el voluntariado y los trabajadores de Cáritas.