En pleno siglo XXI todavía hay un largo debate entre académicos y literarios sobre quién es el autor del Lazarillo de Tormes, una de las obras más importantes de la literatura española en el Siglo de Oro y con el que se inició un nuevo género literario, la novela picaresca.
Han sido muchos, numerosos, los autores que se han propuesto para ser el verdadero escritor de este libro. Pero ninguno de ellos ha calado entre los intelectuales para ser declarado como tal. Ahora, un catedrático de Literatura Española en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid ha dado los argumentos necesarios para demostrar que el escritor conquense Juan de Valdés es el verdadero autor del Lazarillo de Tormes.
José María Martínez explica que «hay razones de tipo biográfico, literario, lingüístico y editorial». Después de haber realizado una investigación durante casi dos años, «a mi ya no me queda ninguna duda». Y es que cuando este profesor daba las clases sobre el libro, tenía que explicar la lista de 10 o 12 candidatos a la autoría «y no me convencía ninguno». Hasta que leyó un libro que explicaba mejor la candidatura de Juan de Valdés. «Me empezaron a encajar muchas cosas de esa lectura. Hablé con Mariano Calvo, el autor de este libro, y me empezó a dar datos históricos y literarios y fue cuando me metí más a fondo». El problema llega cuando hay que documentar esa teoría con documentos del siglo XVI, «porque muchos se han perdido».
Martínez incluso da las razones por las que se diferencia a este autor de otro que también ha sido candidato a la autoría: Alfonso de Valdés, hermano del propio Juan. La más refutada es la teoría de la sintaxis. «Lo que se refiere a las oraciones, son idénticas las de Juan de Valdés con las del Lazarillo, porque son frases hechas con muchas subordinadas, bastante complejas, también con faltas de concordancia (lo que se llama «anacolutos»). Juan hablaba de esa forma natural, y su referencia era escribir según se hablaba. En cambio, Alfonso de Valdés tenía un estilo más formal, organizado y latinizado, ya que era el secretario de las cartas latinas de Carlos V».
El catedrático también hace referencia a las expresiones típicas de Juan de Valdés que aparecen en el Lazarillo y no las utilizaba Alfonso, como son por ejemplo los diminutivos terminados en -ico o en -ete; la expresión «y así», que «Juan utilizaba mucho cuando comenzaba sus cartas y sus textos, pero no aparecen en las obras de Alfonso».
Asimismo, José María Martínez destaca que «hay muchas expresiones que demuestran que el autor del Lazarillo era de Cuenca, por ejemplo el uso del posesivo «mi» delante de sustantivos que algunos son de parentescos y otros no; la aspiración de la «s»; la adicción de la «a» en muchos verbos de la primera conjugación, como por ejemplo «abajar» o «abastar»». Este puede ser un argumento que podría también valer para referenciar a Alfonso, pero el catedrático lo descarta porque también intervienen otras razones lingüísticas que las obras de Alfonso no las refleja.
Entre ellas, la combinación de registros como por ejemplo cultismos, latinismos, italianismos, «pero también muchos vulgarismos», algo que con Alfonso de Valdés no se da, según Martínez. «En el Lazarillo es muy curioso ver que los personajes con menos educación, como el ciego o el calderero, tiene un estilo propio de los estratos más bajos, en cambio personajes más cultos como pueden ser el narrador o el propio Lázaro a veces tienen unos diálogos con vocablos cultos y mucho más sofisticados. Esa distinción del doble registro es muy propia de Juan, que es de lo que habla continuamente en otra de sus obras, el ‘Dialogo de la Lengua'».
Otra de las razones que resalta Martínez es la orientación religiosa del Lazarillo de Tormes, «que encaja también con la obra de Juan de Valdés, como en el ‘Dialogo de la doctrina cristiana’, ‘El catecismo cristiano’… Tiene más obras de contenido religioso. Con Alfonso de Valdés no ocurre eso».
También da un argumento de tipo editorial. «Si lees la candidatura de Alfonso, el libro no se sabe cómo llegó a ser impreso en España, es una explicación muy rara. En cambio, con Juan de Valdés tenemos la seguridad de que él publicó su primer libro , ‘Diálogo de doctrina cristiana’, con la misma editorial que luego publicó las primeras ediciones del Lazarillo en 1554».
«La consolidación de la filosofía» de Boecio, clave para su conclusión
José María Martínez asegura que de todas las evidencias que ha ido descubriendo para determinar que el autor conquense es el original del Lazarillo de Tormes, la que más fuerte encontró fue «cuando me leí «El Diálogo de la Lengua», donde Juan hacía menciones a todas las lecturas que había hecho. Entre ellas el libro ‘La consolidación de la filosofía’ del filósofo romano Boecio. Leí ese libro en la traducción precisa que cita Juan de Valdés y encontré muchos de los esquemas y argumentos claves del Lazarillo, y eso no ha ocurrido con ningún otro libro sobre lo que se ha escrito de esta novela. Esa referencia es única y yo creo que la más importante».
Según el catedrático, esas referencias que menciona son el título «Fortunas y adversidades»; los «buenos» que son el grupo de la gente con honra; y lo que se llama en el Lazarillo como «caso», que algunos lo entienden como la situación de adulterio entre Lázaro, su mujer y el arcipreste, «pero en realidad se refiere al poder del destino para dirigir la conducta humana. Es muy difícil contradecir tantos datos al final».
Martínez señala que cuando empezó con la investigación se fijó de primeras en las parte lingüística, «y encontrar la parte de los diminutivos comunes entre el Lazarillo y Juan de Valdés ya me sirvió como algo de cimiento firme para empezar a investigar más cosas». Asimismo, otra parte que le resultaba común entre ambas partes era la ideológica, ya que «aunque Juan de Valdés era erasmista, tenía una parte adicional que era del grupo de los alumbrados de Escalona, porque él pasó mucho tiempo allí y en ese lugar ocurren muchas de las aventuras del Lazarillo».
José María Martínez ya ha presentado su propuesta en algún congreso y lo propondrá en otro, pero es un proceso largo, dice, porque «en estos debates académicos lo tienen que aceptar la mayoría de los especialistas y tienen que hacer sus filtros, sus propias conclusiones, algunas matizaciones». Sin embargo, este catedrático no tiene ya ninguna duda y para él está claro que Juan de Valdés es el verdadero autor del Lazarillo de Tormes.