Puntual, a las 20:00 horas, se ha abierto la puerta de la iglesia del Cristo del Amparo, permitiendo así la salida de la imagen del crucificado con el que comparte nombre. Tras las rejas del patio esperaban decenas de fieles, que han continuado la procesión desde cerca.
En este domingo en el que se celebra la Ascensión, el pequeño cristo rodeado de flores y espejos ha ascendido por las calles de Los Tiradores Bajos, escoltado por los jóvenes de la corte de honor de las fiestas del barrio, cuatro manolas y una nutrida representación consistorial (encabezada por la también pregonera de estas fiestas, Saray Portillo).
Abría el cortejo, junto al guion del Cristo del Amparo, la cabecera de la Hermandad del Cristo del Perdón (la Exaltación), con la que está hermanada y comparte vínculos históricos. Por otro lado, lo cerraba la Banda de Música de Cuenca, que ha acompañado con sus marchas bajo las órdenes de Juan Carlos Aguilar como sólo ellos saben hacer.
Tras recorrer la estrecha calle del Padre Ricardo Rábanos, por la que en tres ocasiones han llovido pétalos sobre la imagen, el Cristo ha bajado por las escaleras junto a la Casa de las Rejas, que unen el barrio con la calle de Las Torres.
Desde ahí, en solitario, pues un año más no han desfilado la Virgen de La Milagrosa ni del Niño Jesús, ha llegado hasta la Diputación Provincial para volver por, prácticamente, el mismo camino.
El momento más emotivo del recorrido ha sido al llegar frente al convento de la Concepción Franciscana. El Cristo del Amparo se ha girado frente a su puerta, cubierta con una lona debido a los daños causados por el incendio de hace pocas semanas, y las monjas de clausura han respondido haciendo sonar las campanas.
Desde ahí, la procesión ha vuelto a su templo de origen donde le han cantado el Mayo, completando la procesión en algo más de una hora.