La Facultad de Trabajo Social de Cuenca ha puesto en marcha el programa «Dale otra vida. Existimos», una iniciativa con la cual ciudadanos anónimos donan libros con una dedicatoria a la población reclusa del centro penitenciario de Cuenca.
Manuel Jesús Maldonado Lozano, profesor de Trabajo Social y uno de los impulsores del proyecto, apunta que «llevamos entrando en prisión ya dos años con un club de lectura de cómics. Encontré una experiencia muy bonita que estaban haciendo un colectivo en Madrid con el módulo de mujeres, que se llama Las Olvidadas, e hicimos como la réplica aquí centrados no sólo en el módulo de mujeres sino para toda la prisión».
El programa parte de la base de que la finalidad del centro penitenciario es la reinserción de quienes están recluidos por haber cometido un delito. «Hay que buscar su reinserción y, aparte, el derecho a la educación y la cultura no se puede vulnerar. Además, los fondos de la biblioteca de la prisión puede ser bastante lamentables. Así que vimos que la recogida de libros con dedicatoria es como un abrazo para ellos porque es un contacto que tienen con gente del exterior y los libros tienen algún mensaje que les puede ayudar para afrontar esa situación tan dura como es estar privado de libertad».
«Lo más importante, la dedicatoria»
Hasta el momento ya han llevado ocho libros al centro penitenciario y esperan poder aumentar los donantes con su presencia en la próxima Feria del Libro de Cuenca donde dispondrán de un espacio para informar a la ciudadanía. Los interesados en participar en esta iniciativa y donar libros dedicados pueden hacerlo llevándolos a la biblioteca pública Fermín Caballero, a la propia Facultad de Trabajo Social o también a través de sus cuentas en las redes sociales. De momento, está previsto mantener este proyecto hasta fin de curso y continuar el próximo. Maldonado asegura que la acogida entre la población reclusa ha sido muy positiva. «Cualquier cosa que se haga y que les saque de su rutina lo acogen muy bien. En el club de lectura de cómics que tenemos van unas 20 personas privadas de libertad de una población de 100».
Claudia Elena García es una de las alumnas de Trabajo Social que participa en el proyecto junto a Irene Lucas, María Isabel San Juan, Nora Baida y Ester Descalzo. «De momento, estamos muy contentas porque está funcionando muy bien. El nombre, de hecho, fue puesto por los propios reclusos con toda la intención por dar otra vida y dar visibilidad. Para ellos lo más importante creo que es la dedicatoria porque libros puedes donar, siempre hay alguno que no te importa sacar de casa. Pero el mensaje que te ha transmitido una persona, de su puño y letra, eso es muy importante».