El Cristo de la Vera Cruz ya descansa en la Catedral de Cuenca, listo para procesionar en la noche del Lunes Santo. Este domingo se ha realizado su Solemne traslado desde la iglesia de San Pedro, donde se encuentra el resto del año.
Antes de comenzar el traslado, los hermanos de la Vera Cruz han rezado por Jesús Saiz, representante de la Hermandad de San Pedro recientemente fallecido, y han colocado un ramo en las andas de la imagen que procesiona el Miércoles Santo.
Puntual, a las 17:00 horas, ha salido la cabecera de esta comitiva, seguida por dos incensarios, los hermanos mayores y decenas de hermanos de la Vera Cruz. Todos vestidos de negro, como si fuese Lunes Santo.
Pero, en vez de por la noche, ha sido a media tarde, iluminando al Cristo de la Vera Cruz la luz del Sol, algo que las calles de Cuenca no están acostumbradas a ver. A hombros de sus hermanos, que en esta ocasión no podían llamarse banceros, pues los únicos maderos eran los de la cruz, ha comenzado la bajada por la calle de San Pedro, variando el habitual recorrido de este traslado debido a unas obras en la calle paralela.
Aún así, la bajada por el túnel desde esta calle hacia el mirador de Florencio Cañas ha ofrecido una estrechez y una penumbra que han enmudecido al público. En esto sí se parecía a la procesión del Lunes Santo, pues la campanilla avisaba de la cercanía de la comitiva y, en cuanto se veía la cruz de guía, el silencio inundaba la calle.
A lo largo del recorrido se han realizado cinco paradas, una por cada llaga que sufrió Cristo en la Cruz. En cada una, un rezo encomendándose a estas heridas. Así, cuando ni siquiera se había cumplido una hora desde la salida, el Cristo de la Vera Cruz llegaba a la Plaza Mayor desde la ronda de Julián Romero.
Rodeado de decenas de fieles, ha entrado en la Catedral, donde sus hermanos han procedido a realizar la puesta en andas.