El 67% de los casos confirmados de coronavirus en la provincia de Cuenca no eran contactos de contagiados ya conocidos. O dicho de otra manera: casi siete de cada diez afectados por la COVID-19 no pueden decir con certeza quién les pasó la enfermedad. Es una de las revelaciones que incluye el informe con el que el Ministerio de Sanidad autorizó el paso del territorio conquense a la Fase III de la desescalada y que el organismo gubernamental ha colgado recientemente en su página web.
El documento está fechado el 5 de junio y, como los dos previos que permitieron el cambio a las Fases I y II, está firmado por la directora general de Salud Pública, Pilar Aparicio. A pesar de que haya transcurrido más de un mes, período en el que se ha levantado el estado de alarma, da algunas claves sobre cómo se ha comportado la pandemia en Cuenca y explica porque el ritmo de desconfinamiento estuvo entre los más acelerados del país.
Entre otros índice, y a pesar de advertir del bajo grado de conocimiento del origen de los contagios, se destaca que aquel momento se identificaban ya el 95% de los contactos de los positivos en Cuenca y se establecía cuarentena para todos ellos.
Elogiaba también el Ministerio que, según la información facilitada desde Castilla-La Mancha, el tiempo transcurrido entre la consulta y el diagnóstico era de 24 horas. La mediana de tiempo entre fecha de inicio de síntomas y consulta y diagnóstico se mantenía en el rango entre 24-48 horas.
La mediana de tiempo entre fecha de inicio de síntomas y consulta es de 1 día y de 0 días entre consulta y aislamiento, «lo que muestra un aislamiento inmediato tras el contacto con los servicios sanitarios», resaltaba el informe.
También daba cuenta de un descenso en la incidencia acumulada a lo largo de la Fase II,, que bajaba de 16 a 15 casos confirmados en los últimos días por cada 100.000 habitantes. Y la tasa de hospitalización diaria, en los últimos 7 días, en Cuenca era de 0,22 por 100.000 habitantes.
En el anterior informe se pedía al Gobierno autonómico que mejorase el porcentaje de pruebas PCR en Atención Primaria a posibles casos, que en esta evaluación se había incrementado hasta el 77,2% desde el 38% de origen. En el hospital el índice subía hasta el 96,5% de los sospechosos.
Y un dato interesante por desconocido ya que en su parte diario la Consejería de Sanidad informa únicamente del número absoluto de positivos, sin ponerlo en relación con los test realizados: el grado de positividad. Es decir, cuantas de las pruebas acaban en positivo: eran un 13,6% en atención primaria y un 50% en el Hospital, lo que también da una pista de cómo los pacientes estaban usando los recursos sanitarios.
El informe sirve también para dejar constancia negro sobre blanco de más detalles sobre el «brote de Cuenca» del que habló sin apenas más información el ministro de Sanidad, Salvador Illa, en dos comparecencias públicas. Como ya contó Voces de Cuenca se produjo en una empresa. La directora general de Salud Pública especifica que fue en un matadero «de un municipio de Cuenca», que desde las administración autonómica «se monitorizaba estrechamente» y que no habñia casos nuevos con fecha de inicio de síntomas posterior al 11 de mayo.
En sus recomendaciones finales, además de insistir en perfeccionar la capacidad diagnóstica, pide que se vigile estrechamente el brote y se comuniquen de modo urgente tanto las variaciones que tengan lugar, como cualquier otro brote que se produzca.
Se pide asimismo reforzar las medidas de seguridad en residencias ante una posible apertura de visitas (que a pesar del alivio de la normativa estatal no se produciría luego en Castilla-La Mancha hasta el 22 de junio ), señalando en ese sentido que en la última semana se habían dado casos en cinco residencias conquenses.
